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Míriam Nogueras, flanqueada por Albert Batet (derecha) y Jordi Turull

La portavoz de Junts en el Congreso Míriam Nogueras, junto al secretario general del partido, Jordi Turull (izquierda)EFE

Rehenes de sus siete votos

El PSOE renuncia a intentar descifrar a Junts y se resigna a seguir sufriendo sus embestidas

Los socialistas se duelen del golpe que el partido de Puigdemont les propinó el jueves, solo dos días después de cerrar el reparto de menores y cuando se suponía que estaban en un buen momento

El diputado del PSC José Zaragoza sangraba por la herida este viernes, en una entrevista en TVE. Zaragoza acusó a Junts de responder con un «ajuste de cuentas», en alusión a el alineamiento de los de Carles Puigdemont con el PP en el Pleno del jueves para abortar la creación de la Agencia Estatal de Salud Pública. Contra pronóstico, porque tanto el PP como Junts habían votado a favor una semana antes en la Comisión de Sanidad del Congreso.

La explicación es que, en ese mismo Pleno, el PSOE y Sumar utilizaron su mayoría en la Mesa de la Cámara Baja para impedir el debate de varias enmiendas del PP, Junts y ERC a la ley de desperdicio alimentario procedentes del Senado. Y tampoco accedieron a cambiar el orden del día y posponer la aprobación de esa ley, como pedían esos grupos. Ello derivó en una enorme bronca entre bancadas.

La cuestión es que Junts volvió a enseñar el palo a los socialistas después de varias semanas de zanahorias. Primero, los independentistas catalanes accedieron a aprobar el segundo decreto ómnibus del Gobierno (tras haber tumbado el primero) a cambio de excluir de su articulado todas las medidas relativas a impuestos que contenía el primigenio. Después, Junts retiró la proposición no de ley instando a Pedro Sánchez a someterse a una cuestión de confianza.

Días más tarde, las partes anunciaron un acuerdo para la delegación a Cataluña de las competencias exclusivas del Estado en materia de inmigración y extranjería, a través de la presentación de una proposición de ley conjunta en el Congreso. Y, por último, este martes cerraron el trato para el reparto obligatorio de menores extranjeros, a través de un decreto ley del Consejo de Ministro que el grupo de Míriam Nogueras apoyará en la Cámara Baja para que sea convalidado. A cambio de que Cataluña reciba a un número mínimo, puesto que los criterios pactados entre socialistas e independentistas están pensados para favorecer a Cataluña.

«No cabe mayor irresponsabilidad por parte de la derecha: dejar a los españoles sin la herramienta necesaria para prevenir las enfermedades y las muertes que ocasionan las epidemias, y solo por fastidiar al Gobierno», se quejaba ayer en X el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Rafael Simancas, que últimamente cuenta plenos por derrotas. De hecho, el PSOE ya roza el centenar en esta legislatura.

Simancas culpaba sobre todo al PP, pero también a Junts. Un partido que sigue siendo indescifrable para los socialistas. Porque cuando parecía que la relación entre ellos se había reconducido; cuando parecía que habían encontrado en José Luis Rodríguez Zapatero un nuevo mediador -sin recurrir al salvadoreño Francisco Galindo-; cuando parecía que Puigdemont podía abrirse incluso a rebajar sus condiciones para que el Gobierno pudiera aprobar una nueva senda de estabilidad y hasta los Presupuestos de nunca acabar… llegó Junts y volvió a ponerles los pies en el suelo.

Además, con la «chulería» -a decir de un diputado del PSOE- de la que acusan a Nogueras, la portavoz de Junts en el Congreso y eterna pesadilla de los socialistas (aunque ella no hace ningún movimiento sin el beneplácito de Puigdemont). «Ninguna agencia española está por encima de los agricultores y ganaderos de Cataluña», se jactó ésta el jueves, a la salida del hemiciclo.

Un día antes, en una entrevista en la SER, Nogueras había vuelto a recordar a Sánchez el gran asunto pendiente: «Tenemos esa amnistía que es importante poder resolver, no sólo judicialmente sino también políticamente». Porque el prófugo sigue esperando en Waterloo a que el Tribunal Constitucional de Cándido Conde-Pumpido enmiende la plana al Tribunal Supremo.

Pedro Sánchez y la portavoz de Junts, Míriam Nogueras, el pasado jueves en la Moncloa

Pedro Sánchez y la portavoz de Junts, Míriam Nogueras, el pasado jueves en la MoncloaFernando Calvo/ Moncloa

Con todo, a los de Sánchez no les queda más que el derecho a la pataleta y la resignación de ser rehenes de los siete votos de Puigdemont. Mientras, además, observan cómo cada vez el PP y Junts coinciden en más votaciones, en las que también está Vox. Se alinearon para hacer caer el gravamen temporal a las energéticas, el primer decreto ómnibus con la revalorización de las pensiones y la prórroga de las ayudas al transporte público, la reforma de la ley del suelo (a través de una proposición de ley del PNV apoyada por el PSOE) y la Agencia Estatal de Salud Pública. Recientemente, también han votado juntos en contra de una iniciativa para instar al Gobierno a la suspensión inmediata del comercio de armas con Israel y en otra -el jueves- a favor de sacar al lobo del sistema protección de especies.

Y lo que es un asunto personal para el presidente: los socialistas han tenido que meter en el congelador la conocida como ley Begoña porque Junts no está por la labor de apoyar siquiera su toma en consideración por el Pleno del Congreso, que es la votación que ha de superar en este punto para continuar su tramitación parlamentaria.

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