Aunque no sea una playa de aglomeraciones, llegar temprano a la Pequeña Lulú sigue siendo un consejo a tener en cuenta

Aunque no sea una playa de aglomeraciones, llegar temprano a la Pequeña Lulú sigue siendo un consejo a tener en cuentaCedida

Cádiz

La Pequeña Lulú: una cala paradisíaca de Cádiz que no todos conocen

El arenal está enmarcado entre acantilados que dan paso a la entrada turquesa del mar

La cala, conocida entre los gaditanos como la Pequeña Lulú, es un enclave de ensueño situado en la playa de los Caños de Meca. Pese a la magnitud de la belleza de su entorno no es una playa concurrida por turistas.

La ubicación del paraje hace que su acceso se encuentre algo más escondido que el resto de las franjas costeras de la zona. Sin embargo, para los amantes de la naturaleza eso no es ningún tipo de impedimento para disfrutar de una jornada de sol y mar.

Al realizar la bajada hasta el arenal, el paisaje que se va descubriendo es digno de ser protagonista de un lienzo. Hay que andar con cuidado para no tropezar al bajar los escalones, que con el tiempo se han ido deteriorando por la climatología y el paso de los bañistas.

La cala no posee una gran extensión, pero es lo suficientemente amplia como para albergar a decenas de personas no tan pegadas unas de las otras. Además, al estar localizada entre formaciones rocosas, el viento no penetra de lleno. Una cuestión ideal para los días en los que azota el levante.

Para los amantes del buceo, es una zona ideal debido a la diversidad marina de sus aguas. No obstante, el oleaje es un factor a tener en cuenta para realizar esas inmersiones, ya que las corrientes suelen ser fuertes en la zona.

El agua es otro de los encantos que posee el arenal

Al estar localizada entre formaciones rocosas, el viento no penetra de llenoBelén Pérez

El agua es otro de los encantos que posee el arenal. Por mucho que te adentres en el mar, siempre podrás observar tus pies en el fondo del agua completamente cristalina. Aunque la temperatura de esta puede ser un impedimento para los más frioleros.

A pesar de no ser una playa de aglomeraciones, llegar temprano a la Pequeña Lulú sigue siendo un consejo a tener en cuenta. Esto se debe a que al subir la marea, la zona de arena se ve acotada. Una buena sugerencia es colocar el espacio de descanso desde un principio lo más pegado a la piedra posible, para que nada ni nadie pueda interrumpir una increíble jornada con olor a sal.

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