Cádiz
La queja de los empresarios tras la fuga de Maersk: «No podemos asumir un cambio de modelo que otros no hacen»
La Cámara de Comercio del Campo de Gibraltar recuerda que ya advirtieron en Bruselas que una decisión como la de la naviera danesa podía producirse cuando entrara en vigor el reglamento ETS
«La situación global del planeta exige de medidas de mayor protección. Pero no podemos asumir desde Europa el cambio de todo modelo cuando nadie más nos acompaña». Un día después de conocerse la decisión de Maersk de renunciar a hacer escala en Algeciras en beneficio del Puerto de Tánger, los empresarios del Campo de Gibraltar continúan lamiéndose las heridas.
Y es que, desde la entrada en vigor del reglamento ETS (Emission Trading Sytem), que supone un mayor control del dióxido de carbono emitido en la Unión Europea, es una situación que se veía venir, dicen desde la Cámara de Comercio, al tiempo que reclaman una revisión de dicho tratado. «Desde que en el último trimestre de 2021, cuando comenzaron los debates sobre la aplicación del 'Fit for 55' —el plan de la Comisión Europea para reducir las emisiones GEI en un 55 % para 2030—, hicimos una advertencia de que las navieras harían números y esto podría suceder», confiesa Carlos Fenoy, presidente de la Cámara Oficial de Comercio, Industria, Servicios y Navegación del Campo de Gibraltar a El Debate.
«Algeciras quedaba como el puerto europeo más expuesto por su proximidad a otros grandes puertos en continentes vecinos», argumenta, al tiempo que desvela que desde su entidad intentaron presionar, mediante el contacto con varios eurodiputados, para lograr una moratoria en la aplicación de dicha normativa. «O no lo vieron venir, o han estado más pendientes de otras cuestiones. La Unión Europea se ha comprometido a hacer una revisión del tratado ETS cada dos años, un tiempo que nos parece excesivo».
El despegue de Marruecos
Maersk ha decidido este cambio, seducida por la exención de unas obligaciones que Marruecos no aplica, así como otros factores como menores costes laborales. No en vano, tampoco hay que despreciar la gran apuesta que el país vecino está haciendo por tener unos grandes puertos marítimos, que parece estar ya dando sus frutos. «En palabras del propio presidente del Puerto de Algeciras, Gerardo Landaluce, se va a hacer una especie de paraíso fiscal en emisiones de CO₂ en zonas limítrofes a Europa, y el dióxido de carbono va a estar en la atmosfera igualmente, pare el barco en Algeciras o en Tánger».
Sin embargo, Fenoy tampoco quiere caer en el pesimismo, habida cuenta de la experiencia que tiene el puerto gaditano. «En Algeciras ya hemos vivido otros cambios de líneas que se van y después vuelven. Yo no soy de la opinión de que una línea que se pierde ya no se recupera».
Hay motivos, por tanto, para la esperanza. «La naviera ONE (Ocean Network Express) ha anunciado hoy mismo un nuevo servicio trasatlántico con Estados Unidos que hará escalas en Algeciras».
Pero también es momento de ponerse las pilas, desde la Junta de Andalucía, el Gobierno central y la Unión Europea para trabajar por hacer de los puertos españoles más competitivos en un mundo donde se recrudece la competitividad desde zonas que antes no suponían una amenaza. «Aquí estamos acostumbrados a vivir sobre el alambre», añade Fenoy. «Lo que cuenta es ser capaz de reaccionar, porque no todo puede ser el coste del ETS o de la mano de obra».
«Tánger-Med es la herramienta, pero de lo que hay que hablar es del grandísimo proyecto de Estado de un país como Marruecos en su apuesta por el desarrollo industrial de su zona norte, de ahí su despegue», dice.
«Nosotros denunciamos que cuando un contenedor llega a Marruecos para penetrar en el mercado, se encuentra con vías terrestres de alta capacidad y líneas ferroviarias adecuadas. Y nosotros seguimos en el Campo de Gibraltar con un tren decimonónico y carreteras que no se terminan. La desigualdad es grande».
Una legislación en el punto de mira
Entre otras, el reglamento buscaba abordar la situación del transporte marítimo, que hasta entonces operaba sin estar sujeto a objetivos para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
Como alternativas, se propone que este sector acoja al hidrógeno y al amoníaco sin emisiones de carbono, mediante una legislación que pretende fomentar el uso y la producción de combustibles alternativos.