Málaga
La curiosa fiesta malagueña en la que la Divina Pastora sale en procesión rodeada de fuego
La talla, similar a la que se encuentra en la parroquia de Capuchinos de Málaga, tiene el nombre de Virgen de los Rondeles
Cada 12 de diciembre, víspera de Santa Lucía, la localidad malagueña de Casarabonela, ubicada en plena Sierra de las Nieves y a casi 50 kilómetros de la capital, se llena de fuego, humo y sombras en su día más importante del año, la Fiesta de la Virgen de los Rondeles, declarada de Interés Turístico Nacional en 2001.
Esta festividad, que, según la tradición, tiene un origen pagano, comenzó a celebrarse a principios del siglo XVIII, cuando el colectivo de molineros de aceite llevaba en procesión sus capachos de esparto ardiendo, en un simbólico acto de acción de gracias por la cosecha obtenida en el año.
Con una interrupción de los festejos tras la Guerra Civil, en los años 70 resurgió con algunas modificaciones y enfocada a honrar la imagen de la Divina Pastora. La talla que se encuentra en Casarabonela y que recorre las calles de la localidad está inspirada en la de Capuchinos de Málaga y fue bendecida por el Vicario de la zona en 1999 con el nombre de 'María Santísima, Virgen de los Rondeles', advocación con la que se conoce desde entonces a esta imagen.
La fiesta, capitaneada por la Asociación Amigos de los Rondeles, fundada en 1993, arranca a las 22:00 horas con la bendición del fuego que enciende los capachos impregnados en aceite. Antiguamente, los rondeles iban despegados, por lo que su combustión era mucho más rápida. Por ello, desde 1974 se llevan enrollados, para que el fuego permanezca intacto durante todo el recorrido.
Tras la bendición, los rondeleros inician su camino, partiendo desde la plaza aledaña a la Ermita de la Veracruz. Así, en su trayecto hacia la parte alta del pueblo, el fuego ilumina y purifica el camino por el que pasa la Divina Pastora a hombros de sus devotos, a través de calles estrechas y empinadas en una curiosa procesión donde las luces y las sombras crean una atmósfera muy peculiar.
Cerca de la medianoche, la procesión culmina su recorrido en la iglesia de Santiago, donde la Virgen hace su entrada en el templo, donde permanecerá varios días custodiada. El caño o fuente ubicado tras la parroquia es el destino último de los capachos que aún permanecen ardiendo, poniendo fin a la festividad religiosa y dando comienzo a la parte más lúdica.
Los rondeleros y el resto de vecinos acuden entonces a la Plaza de Casarabonela, donde disfrutan, no solo del calor del fuego, sino de chocolate, tostones con aceite y buñuelos de viento, el cierre perfecto para cualquier celebración que se precie.