Imagen de archivo de una cárcel catalana

Imagen de archivo de una cárcel catalanaEuropa Press

Cataluña

Cataluña revisará el programa de prevención de suicidios de las cárceles tras 11 muertes en un año

las próximas semanas se aplicarán una decena de medidas

Once reclusos se han suicidado este año en las prisiones catalanas, en una población de unos 8.000 internos. Al gobierno catalán le preocupa esta tasa alta de suicidios, y de ahí que las consejerías de Justicia y de Salud vayan a revisar el programa de prevención de suicidios en los centros penitenciarios de Cataluña. Aunque ya, en las próximas semanas, van a aplicar una decena de medidas para mejorar la prevención, la detección y la actuación ante este tipo de casos.

Hay que tener en cuenta que, en lo que va de año, se ha activado el protocolo de riesgo de suicidio 549 veces, la mayoría por nivel bajo o moderado. Esto incluye todos los presos que han estado en las cárceles catalanas, más de 10.000. Y, a alguno de ellos, se les ha tenido que aplicar el protocolo más de una vez. Dos de los once presos que se han suicidado este ño sí tenían el protocolo activado, mientras que, en el resto de casos, o lo tenían desactivado o nunca se les había activado.

Además, la directora general de Planificación del Departamento de Salud, Aina Plaza, ha precisado que Cataluña tiene una ratio de 1,5 psiquiatras por cada mil presos, cuando la media europea y la española son claramente más bajas, concretamente 1,3 y 0,2 respectivamente.

La primera medida de choque que se va a implantar es crear, en dos semanas, una mesa permanente en cada centro penitenciario para evaluar el riesgo de suicidio de los internos y las medidas a tomar. Se reunirá cada mes y trasladará inmediatamente sus recomendaciones y propuestas de soluciones.

También es creará un sistema de alerta sobre acontecimientos críticos que activará las medidas indicadas por un psicólogo o un psiquiatra, y se informará a la dirección del centro. Pero también se quiere implicar a los propios internos, y, para ello, se instalarán buzones de aviso de riesgo y se pondrá en marcha la figura del interno de apoyo. En este sentido, se crearán celdas conectadas a través de un vidrio para que el preso de confianza pueda vigilar al que tiene riesgo de suicidio.

Otra medida será monitorizar las activaciones del protocolo de riesgo, también habrá seguimiento médico cada dos meses en el caso de los reclusos con riesgo alto, y también se repasarán las detecciones y activaciones del protocolo, y se ampliará el periodo de seguimiento cuando se desactive.

Por otro lado, se hará una lista con herramientas peligrosas a las que los presos con riesgo de suicidio no podrán tener acceso. Pero también se cambiarán las sábanas o toallas de tela por otras menos resistentes para que no las pueden utilizar como instrumento para ahorcarse, se habilitarán celdas sin barrotes, solo con vidrios blindados y también se cambiarán los colchones.

Otra cuestión a tener en cuenta es que se hará una evaluación del riesgo de suicidio con perspectiva de género. Y es que, según un estudio reciente, de las cinco internas que se han suicidado en Cataluña durante los últimos años, a ninguna se le había detectado ningún tipo de riesgo.

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