Illa usa la Cruz de Sant Jordi para premiar a sus afines: de la SER al expresidente de ERC que pactó con ETA
Del republicano Josep Lluís Carod-Rovira se destaca su trayectoria como «defensor de la democracia», y obvia la reunión que tuvo con dirigentes de ETA para que la banda terrorista no atentara en Cataluña
El Govern ha decidido premiar con la Cruz de Sant Jordi a personalidades afines al socialismo. Destaca el galardón concedido a la periodista de la Cadena Ser, Àngels Barceló, o a Isidre Molas, a quien presentan como político y Catedrático de Derecho Constitucional, pero no hay que olvidar que fue presidente del PSC.
Y entre las personas que han recibido esta condecoración se encuentra el exlíder de ERC Josep Lluís Carod-Rovira, que si bien no ha militado en el PSC, sí formó parte de los tripartitos que gobernaron en Cataluña y que estuvieron encabezados por los socialistas Pasqual Maragall y José Montilla
De él se destaca su dedicación a los asuntos públicos, «como una figura fundamental dentro la vida cívica y política de Cataluña». También se pone de relieve que, desde bien joven, fue «un firme defensor de la democracia, la libertad y los derechos lingüísticos en el país», lo que le llevó, recuerdan, a la cárcel por su militancia antifranquista. También el Govern hace un repaso de la trayectoria política de Carod-Rovira, que fue consejero jefe y vicepresidente de la Generalitat en dos legislaturas.
Lo que no se menciona es que dimitió de su cargo en febrero en 2004. Lo hizo tras las repercusiones políticas que tuvo su reunión con dirigentes de ETA, con Josu Ternera y Mikel Antza en Perpiñán. Un encuentro que llevó a cabo sin conocimiento del entonces presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, que, además, en ese momento, se encontraba de viaje.
Y si inexplicable fueron las formas, también lo fue el fondo de la reunión: negoció con la cúpula etarra que la banda terrorista no atentara en Cataluña a cambio de una declaración que defendiera el derecho de autodeterminación de los pueblos. Carod no dijo nada de una tregua en el resto de España.
Por este motivo, Maragall reprochó al líder de ERC que, con estos movimientos, hubiera permitido «que algunos ciudadanos pudiesen interpretar equivocadamente que los catalanes no sentimos como nuestras a todas las víctimas del terrorismo. No era su intención, pero, involuntariamente, lo ha permitido».
Tras su salida del Govern, Carod-Rovira se presentó como cabeza de cartel de ERC en las elecciones al Congreso, aunque no recogió su acta de diputado. Volvió a presentarse a los comicios autonómicos de 2006, año en que se reeditó el tripartito, esta vez con José Montilla al frente. En esta segunda etapa fue consejero de la Vicepresidencia y, posteriormente, Vicepresidente.
Àngels Barceló
Otra de las personas que han recibido la Cruz de Sant Jordi 2024 es Àngels Barceló. De ella, el Govern destaca su «remarcable carrera periodística», convirtiéndose en una de las caras catalanas más reconocidas dentro del mundo de la comunicación. De ella se asegura que «nos ha acercado, con una gran profesionalidad y humanidad, la información sobre algunos de los momentos más importantes de la historia reciente». También se remarca su «capacidad para comunicar» y conectar con la sociedad y de «implicarse en causas políticas y sociales».
Y entre los reconocidos con este galardón destaca la figura de Isidre Molas, a quien el Govern presenta como político y catedrática en Derecho Constitucional. Se pone de relieve su «fuerte defensa de los valores democráticos y su importante tarea de investigación en el cambio de las ciencias políticas y sociales», así como su «gran implicación en la vida social y política del país, al ser una figura activa dentro del movimiento antifranquista».
De hecho, se le define como «demócrata convencido» y se hace referencia a su trayectoria académica, pero también política: fue diputado en el Parlament, donde llegó a ser vicepresidente de la cámara Catalana; y también fue senador. Eso sí, en ningún momento se explica que representó al PSC, partido que llego a presidir entre 2008 y 2011.
Y también destaca la contradicción que supone premiar al activista por la vida y enfermo de ELA, Jordi Sabaté, del que se remarca «su determinación e infatigable lucha por conseguir más visibilidad y recursos para los pacientes con ELA y la defensa del derecho a una vida digna».
Un reconocimiento que contrasta con una entidad que ha sido premiada con la Cruz de Sant Jordi: la Asociación Derecho a Morir Dignamente. Se trata de una entidad pro-eutanasia a la que se premia «por conseguir la aprobación de la Ley de regulación de la eutanasia y el reconocimiento de los derechos al final de la vida».