Aspecto habitual en el entorno de la plaza Sant Agustí

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Ciudad

La pelea con catana en el Raval reactiva la alerta sobre la inseguridad en el centro de Barcelona

Las imágenes han corrido como la pólvora. Cuatro personas implicadas en una pelea en plaza Sant Agustí de Barcelona, en pleno barrio del Raval. Una de ellas lleva un cuchillo de grandes dimensiones, una catana. Todo ello se produce a plena luz del día, con gente paseando por las calles e incluso un agente de los Mossos de Esquadra está muy cerca y va tras los protagonistas de la pelea. No constan detenciones, aunque se requisó el arma blanca y la persona que la llevaba acabó con un acta administrativa abierta y una sanción.

Según los últimos datos sobre criminalidad en Barcelona, en la capital catalana bajaron los hurtos y los robos con violencia, un 5 y un 8% respectivamente, durante el primer semestre de este año. Los delitos contra la salud pública han subido un 10,3 % (de 887, a 978), un crecimiento que, atribuyen desde el consistorio, al incremento de la actividad policial con operativos específicos destinados a combatir el tráfico de sustancias estupefacientes. Se han desactivado 84 puntos de venta, se han recuperado 48 domicilios y se ha detenido a 84 personas.

En este ámbito, hay que destacar la situación de los narcopisos que, según el Ayuntamiento, se encuentra «en fase de control» y actualmente solo constan ocho puntos de venta activos, todos en el distrito de Ciutat Vella, precisamente. Una cifra que se considera «residual», porque desde 2017 hasta ahora se han desarticulado más de 340.

Pero los vecinos no tienen la sensación de que la situación esté mejorando en Ciutat Vella, y especialmente en El Raval. Sobre todo en los alrededores de la Sala Baluard, donde se permite a los toxicómanos consumir drogas de forma «más segura y controlada», dicen desde la Agencia de Salud Pública. Y el otro punto conflictivo es la plaza de Sant Agustí.

Juan vive en cerca de esta plaza. Asegura que el «barrio está perdido» y que es muy difícil poder recuperarlo de tanta degradación. Por la noche, nos explica, es una pasarela por la que desfilan «travestis, prostitutas, camellos y drogadictos». Y, por el día, se dan cita sobre todo ladrones que tienen como objetivo los turistas de la ciudad, y toxicómanos. «Son lo mejor de cada casa y a veces se pelean entre ellos. Por eso se ven peleas, cuchillos volando, y llega un momento en que los vecinos no podemos más».

«Bueno, no solo se pelean entre ellos, ¿eh? A veces reciben inocentes», precisa Alfonso, que recuerda que hace solo unas semanas, en Ciutat Vella, un magrebí apuñaló a un turista danés con el objetivo de robarle el reloj de gama alta, un Rolex. Pero en los alrededores de la plaza se montan «campamentos», sus «tenderetes», dice, para pasar la noche. Y no solo eso, sino que «montan fiestas», ponen música a todo volumen, venden drogas, bicicletas que roban y tienen al barrio como un «urinario público».

María nos explica que lleva viviendo en el barrio toda la vida. Recuerda lo «bonito que lo pusieron para las Olimpiadas de Barcelona», pero fue acabar ese acontecimiento deportivo, y olvidarse del Raval y «dejar que se fuera muriendo poco a poco». Dice que tiene nietos y «bajo ningún concepto» deja que vaya solos por la calle. «Se ve de todo a todas horas. En según qué sitios deambulan los toxicómanos, que parecen zombis». «Y no les digas nada, que encima te amenazan». Se refiere María a que, estando en el balcón de su casa, reprochó a unos jóvenes «actitudes incívicas» y empezaron a lanzarle de todo, además de amenazarla.

«Es que no respetan nada ni a nadie», apunta Alfonso, que nos ha explicado que si son capaces de vandalizar los coches de los Mossos de Esquadra que se encuentran en la comisaría de Ciutat Vella, «qué no van a ser capaces de hacer con los demás». Él, como otros vecinos, espera que el Ayuntamiento reaccione y se ponga freno «a tanta degradación que ha convertido en el Raval en un festival de robos, agresiones y venta de droga a gogó».

Plan de choque

Precisamente, hace un mes el Ayuntamiento de Barcelona, con los votos favorables de PP, Vox y Junts y el voto contrario del equipo de gobierno municipal, del PSC, aprobó un plan de choque para el Raval, dotado de 50 millones de euros anuales para dotar al barrio de más seguridad, para erradicar los narcos y fomentar «la actividad cultural y comercial del barrio».

La propuesta, del Partido Popular, incluye diez medidas: reforzar la plantilla de la Guardia Urbana, destinar 25 nuevos agentes de los Mossos, instalar cámaras de videovigilancia en las calles y plazas más conflictivas, tomar medidas urgentes para acabar con los narcopisos y medidas para evitar la sobreocupación de las viviendas y las okupaciones ilegales. El plan también incluye habilitar un fondo para la rehabilitación de las viviendas degradadas, incrementar la limpieza y la iluminación de las calles, fomentar la apertura de nuevos comercios y potenciar la actividad cultural y económica del Raval.

Los socialistas se opusieron al plan porque, aseguran, muchas de las medidas que contempla el plan se están aplicando, pero desde el PP recuerdan que «es más que evidente que, o no se ponen en práctica, o no se ponen los recursos necesarios para hacerlo».

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