Don Quijote de la Mancha, en un cuadro de José Moreno Carbonero

Don Quijote de la Mancha, en un cuadro de José Moreno Carbonero

Barcelona

¿Por qué Barcelona aún no le ha dedicado una estatua al Quijote, que la consideraba «patria de los valientes»?

Barcelona aún no ha saldado su deuda con Cervantes, autor que manifestó en varias ocasiones su estima por la Ciudad Condal

En su reciente cómic El president de Barcelona, el dibujante Òscar Sarramia y el guionista Ramon Pardina retratan sus vivencias en la Ciudad Condal, y en un momento recuerdan el pasaje del Quijote en el que el protagonista rememora su paso por la capital catalana. Se trata de un párrafo que puede encontrarse en el capítulo 72 de la segunda parte de la novela, en la conversación que mantiene con el morisco Álvaro Tarfe.

En ella, Don Quijote relata cómo evitó Zaragoza –advertido de que por allí había estado el falso Quijote de Avellaneda– y se dirigió «de claro» a Barcelona. Así es como lo relata el personaje:

«Me pasé de claro a Barcelona, archivo de la cortesía, albergue de los extranjeros, hospital de los pobres, patria de los valientes, venganza de los ofendidos y correspondencia grata de firmes amistades, y en sitio y en belleza, única; y aunque los sucesos que en ella me han sucedido no son de mucho gusto, sino de mucha pesadumbre, los llevo sin ella, solo por haberla visto»

No es esta, por cierto, la única vez que Miguel de Cervantes elogió a Barcelona, ciudad que debió visitar –según recoge la catedrática emérita de Filología Hispánica en la Universidad de Barcelona Rosa Navarro– en junio de 1610, cuando pretendía embarcarse con el conde de Lemos hacia Nápoles.

Así, en su novela ejemplar Las dos doncellas, escribe esto sobre la llegada de sus personajes a la urbe:

«Admiroles el hermoso sitio de la ciudad, y la estimaron por flor de las bellas ciudades del mundo, honra de España, temor y espanto de los circunvecinos y apartados enemigos, regalo y delicia de sus moradores, amparo de los extranjeros, escuela de la caballería, ejemplo de lealtad y satisfacción de todo aquello que de una grande, famosa, rica y bien fundada ciudad puede pedir un discreto y curioso lector»

Parece claro que Cervantes tenía en alta estima a Barcelona, pero ¿y viceversa? Lo cierto es que, al contrario que ciudades como Madrid, San Sebastián, Albacete o Toledo, no hay en Barcelona una estatua que conmemore al Manco de Lepanto ni a su personaje más célebre.

Un intento fallido

Cabe recordar que en noviembre de 2021 se intentó materializar: en aquel momento, el grupo municipal de Ciudadanos llevó a la Comisión de Derechos Sociales, Cultura y Deportes del Ayuntamiento de Barcelona una propuesta para erigir una escultura a Don Quijote y Sancho Panza en la Barceloneta, escenario del duelo con el Caballero de la Blanca Luna y clímax de la obra.

La iniciativa fue rechazada por el gobierno de Ada Colau: votaron en contra Barcelona en Comú, PSC y ERC, mientras que Junts se abstuvo y el PP y Barcelona pel Canvi votaron a favor. Fue el teniente de alcalde Jordi Martí –hoy en día Secretario de Estado de Cultura– quien se encargó de defender la posición del gobierno municipal, señalando que el mejor homenaje a Cervantes es leerle y no «plantarle una escultura».

Con todo, cabe reconocer que el gobierno municipal actual sí ha dado pasos para restaurar la relación entre la ciudad y el genio literario. En verano, el alcalde, Jaume Collboni, anunció el Premio Cervantes a la Investigación, un galardón dotado con 6.000 euros que reconocerá al mejor trabajo sobre la relación de Miguel de Cervantes con Barcelona y Cataluña.

'Don Quijote en la playa de Barcelona', de Augusto Ferrer-Dalmau

'Don Quijote en la playa de Barcelona', de Augusto Ferrer-Dalmau

Además, aunque no haya escultura pública, desde este verano el patio de esculturas del Ayuntamiento acoge la estatua Don Quijote de Julio González, entregada en depósito por el Museo Nacional de Arte de Cataluña.

Por último, dentro de poco menos de un mes, entre el 18 y el 19 de marzo, Barcelona será la sede de unas jornadas internacionales de la Red de ciudades cervantinas, una organización que incluye a 32 urbes de Europa e Hispanoamérica que tienen relación con el escritor.

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