Las Casas Homar en Horta, en Barcelona.

Las Casas Homar en Horta, en Barcelona.INMA SANTOS

Un rincón del tiempo: las residencias modernistas que resisten en Horta

Datadas de 1913, estas residencias forman un conjunto arquitectónico concebido como un todo inseparable pese a funcionar como hogares independientes

El patrimonio arquitectónico de Barcelona va más allá de las obras emblemáticas del centro. En los barrios periféricos, lejos del bullicio turístico, sobreviven testimonios discretos pero valiosos de la explosión creativa que transformó la ciudad a principios del siglo pasado.

En el corazón de Horta, adosadas y casi camufladas entre construcciones más recientes, se alzan dos viviendas en los números 36 y 36B de la calle Salses que constituyen un ejemplo notable de la expansión del modernismo hacia zonas que entonces eran consideradas de veraneo.

Datadas de 1913, estas residencias forman un conjunto arquitectónico concebido como un todo inseparable pese a funcionar como hogares independientes. El proyecto surgió bajo el patrocinio de un burgués de la época, Andreu Serra Bonvehí, y fue ejecutado por el constructor Josep Masdeu, quien plasmó en ellas el espíritu decorativo de la corriente artística que revolucionaba Europa.

Lo que capta la atención del paseante es la fusión de texturas en su exterior: superficies enlucidas que contrastan con secciones de ladrillo expuesto. El toque distintivo lo aportan aplicaciones verdes realizadas mediante fragmentos cerámicos, creando un efecto cromático que rompe la monotonía del blanco predominante.

Particularmente curiosos resultan los vanos circulares de la planta baja, elementos que evidencian la fascinación occidental por Oriente característica de aquella época. Estas aperturas redondeadas, que recuerdan a motivos decorativos de culturas asiáticas, incorporan conceptos simbólicos como plenitud y bienestar tan apreciados en los círculos artísticos europeos de principios del XX.

El detalle ornamental se completa con elementos florales que conectan la obra con otras expresiones del Art Nouveau internacional. La parte superior presenta un acabado rectangular con huecos centrales y remates dentados en ladrillo visto que definen su silueta contra el cielo.

Estas construcciones son vestigios de una época en que la burguesía barcelonesa descubrió en Horta un refugio para escapar de la intensidad urbana. El barrio experimentó entonces una transformación con la llegada de familias acomodadas que edificaron segundas residencias, generalmente de una o dos alturas y rodeadas de jardines, donde aplicaban las tendencias estéticas en boga.

No todas estas expresiones arquitectónicas han sobrevivido al paso del tiempo. En la misma calle, una construcción aún más impresionante promovida también por Serra cayó víctima de la piqueta en la década de 1970. La conocida como Can Salvà ocupaba los números 30-34 y destacaba por su exuberante decoración con mosaicos y formas orgánicas. En su lugar se erige hoy un anónimo bloque de pisos, recordatorio silencioso de un legado arquitectónico que no supimos conservar.

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