Entrevista | Escritor
Javier Alandes: «Goya era un genio en su arte, pero en algunos aspectos era un monstruo como persona»
El escritor valenciano presenta La última mirada de Goya, una novela que el pintor se muestra como un «anciano, lleno de arrepentimiento y en busca de la redención antes de su inminente muerte»
El escritor Javier Alandes (Valencia, 1974) se declara un apasionado incondicional de las novelas de aventuras y bajo esta premisa presenta su última obra, La última mirada de Goya. Una novela, en palabras del autor, que nos sumerge en una intrigante trama de investigación siguiendo el estilo de grandes maestros como Arthur Conan Doyle o Agatha Christie. Con esta nueva obra, Alandes acrecienta su trayectoria como novelista después de éxitos como Las tres vidas del pintor de la luz y Los guardianes del Prado. Una historia en torno al misterio que envuelve la desaparición del cráneo de Goya, que cautiva nuevamente al lector por su habilidad para entretejer tramas de ficción con hechos verídicos, personajes reales y escenarios históricos.
–Javier, ¿qué le impulsó a escribir una novela basada en la misteriosa desaparición del cráneo de Goya?
–La idea surge a partir de la anécdota real que cuenta que cuando se abrió la cripta donde reposan los restos de Goya, seis décadas después de su fallecimiento, se descubrió que su cabeza no estaba. Este hecho peculiar e históricamente verificable desencadenó en mí dos intrigantes preguntas: ¿Qué sucedió con la cabeza de Goya y dónde podría encontrarse? A partir de este singular y auténtico suceso, es donde arranca mi novela. El hecho resulta innegable que es un acontecimiento peculiar que involucra a una figura fundamental de la historia del arte español. Goya, un artista de renombre que dedicó seis décadas de su vida al servicio de cuatro monarcas, atravesó notables etapas en su estilo artístico debido a cambios en su personalidad, su sordera y su transformación desde un estado de ánimo casi alegre hasta la total oscuridad.
Investigo la vida de Goya, su obra, el reinado de Fernando VII, la Guerra de Independencia, la restauración absolutista y la represión de los afrancesados
–La trama se desarrolla en la España del siglo XIX con la figura de Fernando VII. ¿Qué investigaciones históricas ha realizado para retratar, con precisión, este período y sus personajes?
–En el caso de esta novela histórica que se centra en responder a la pregunta sobre el paradero del cráneo de Goya mi proceso de documentación se divide en tres niveles. Primero, el contexto histórico y político donde me sumerjo en la época de 1828 y en los últimos meses de la vida de Goya marcados por un complot para asesinarlo por una venganza personal. Investigo la vida de Goya, su obra, el reinado de Fernando VII, la Guerra de Independencia, la restauración absolutista y la represión de los afrancesados, entre otros. En segundo lugar, cabe tener en cuenta el contexto social y, para ello, había que conocer y comprender el vestuario de la época, la estructura de las casas y la iluminación nocturna y lo he hecho a través de numerosas películas y series que retratan la época. Y, finalmente, había que tener en cuenta el contexto geográfico y urbanístico puesto que la novela se desarrolla en Burdeos y había que imaginar, con detalle, el entorno en el que se desarrollaron los acontecimientos.
–¿Cómo se consigue el equilibrio entre realidad y ficción?
–Todos tenemos un rico depósito de experiencias cinematográficas y literarias en nuestra mente que influyen en nuestros gustos. Cada persona tiene preferencias por géneros específicos y, en mi caso, me apasionan las aventuras. Entender los elementos que conforman una aventura como es el detonante, la emoción y el peligro me hace sentir muy cómodo al narrar historias de aventuras. Es importante destacar que me enfoco en aventuras basadas en hechos reales y no en ucronías, por lo que los eventos verídicos son intocables, la historia es como sucedió. La diversión radica en tejer una trama de ficción que encaje perfectamente con estos hechos, en los personajes, en las fechas y en los lugares. Aunque diseñar este telar puede ser complicado, es una complicación sumamente entretenida.
–¿Estamos ante una novela histórica, una novela de aventuras, un thriller?
–El término «novela histórica» no abarca completamente lo que busco en una obra. En mi opinión, una novela no puede limitarse únicamente a la historia en su sentido más amplio, ya que este enfoque se presta más a tratados o ensayos históricos. Para mí, lo esencial en una novela es una trama sólida respaldada por personajes, emociones y sus interacciones en un contexto histórico. Me gusta definirla como una «novela histórica de aventuras». Este es mi homenaje y tributo a lo que me ha proporcionado alegría a lo largo de mis 49 años de vida como lector: aquellas novelas de aventuras que nos enseñan sobre el alma humana y cómo las personas enfrentan diversas situaciones emocionantes.
El lector, en su papel de detective, extrae información de ambas tramas, conectando los puntos y resolviendo el misterio al relacionar los datos de 1888 con los de 1828
–¿Cómo consigue trabajar con tantos géneros a la vez?
–En 1828 se desarrolla una emocionante trama en la que se forja un complot para asesinar a Goya con el requisito de presentar una prueba de su muerte. En contraste, la trama de 1888 se enfoca en la búsqueda del cráneo, adoptando un tono de pura investigación. Estas dos tramas avanzan de manera paralela, aunque, como lectores, anticipamos que eventualmente se entrelazarán. La razón de esta división de géneros es que las tramas siguen caminos distintos: una se adentra en aventuras llenas de tiroteos y persecuciones, mientras que la otra se centra en seguir pistas e investigar al estilo de Conan Doyle o Agatha Christie. El lector, en su papel de detective, extrae información de ambas tramas, conectando los puntos y resolviendo el misterio al relacionar los datos de 1888 con los de 1828. La división es necesaria para mí, ya que estas dos tramas se presentan como una novela de aventuras y una trama de investigación por separado.
–La novela también aborda la relación entre el arte y la redención. ¿Puede alguien redimirse a través de su trabajo?
–Mi obra no pretende ser una biografía ni una retrospectiva de la obra de Goya, ya que, en ese sentido, otros historiadores ya han hecho un excelente trabajo. Sin embargo, Goya merece un enfoque especial. Él es considerado el padre de la modernidad y su influencia persiste en el cine, en la fotografía y en la literatura actual. Goya era un genio en su arte, pero en algunos aspectos era un monstruo como persona. En la novela presento a un Goya anciano, lleno de arrepentimientos y en busca de la redención antes de su inminente muerte. Goya sobrevivió a siete de sus hijos, y, mientras su esposa sufrió abortos y pérdidas de bebés, él se involucraba con la duquesa de Alba. El Goya que retrato se muestra arrepentido por su comportamiento y profundamente dolido consigo mismo y su búsqueda de redención se enfoca en su última amante, Leocadia Zorrilla, y su hija Rosario, quien se rumorea que podría ser hija de Goya. Estas mujeres dependían de la pensión que Goya les proporcionaba y su muerte las dejaría en la indigencia. Todo esto refleja los demonios internos que todos podemos albergar, independientemente de quiénes seamos, y cómo, a pesar de nuestros arrepentimientos, siempre existe la posibilidad de mitigar o equilibrar esos demonios.
–¿Se debe separar la obra del autor de su personalidad o de su vida privada?
–En mi opinión, la separación entre la admiración por el trabajo artístico de Goya y su vida personal es fundamental. Aunque admiro profundamente su obra y visión artística, no necesariamente tengo que admirar su faceta personal. Es posible que haya personas a las que no admire personalmente, pero sí lo haga en su ámbito profesional. Creo que es beneficioso separar la admiración profesional de la faceta personal, pero es importante conocer ambas dimensiones.
–¿Cuál fue el mayor desafío al que se enfrentó a la hora de escribir esta novela?
–Los diálogos de un anciano Goya son el núcleo de mi novela. La trama de aventuras involucra a Goya de una manera única y si no fuera por el cráneo que se convirtió en su tumba, tal vez esta novela habría explorado la mirada final de Picasso, tejiendo una trama en torno a él y su cabeza. Sin embargo, en este caso, es el Goya anciano el que me atrae, el de su decadencia en Burdeos exiliado lejos de su único hijo, al que adora, pero que no quiere visitarlo debido a su desagrado por Leocadia, la amante de Goya. Cuando su esposa, Josefa Bayeu, fallece, sabiendo de las infidelidades de Goya, le exige que le done todo su patrimonio en vida a su hijo. Como resultado, Goya queda en una situación de pobreza en Burdeos, viviendo únicamente de la pensión real. Ponerme en la piel de alguien que una vez fue millonario y ahora vive con recursos limitados, orgulloso de su trabajo, pero arrepentido de ciertas acciones personales a lo largo de su vida, me permite explorar cómo persigue la inmortalidad hasta sus últimos días. Goya creía que Velázquez logró la inmortalidad a través de Las Meninas, pintándola cuatro años antes de su propia muerte.
–Para usted, ¿cuál es la obra que ha hecho de Goya un artista inmortal?
–Si consideramos lo que llevó a Goya a la inmortalidad, creo que se debe a sus Pinturas Negras en la Quinta del Sordo. Estas pinturas reflejan la soledad en El perro semihundido, la brutalidad en Duelo a garrotazos y la utilización de hijos en Saturno devorando a sus hijos. Es en estas obras donde Goya alcanza la inmortalidad al explorar temas profundos y oscuros.
Todos los personajes, incluso los más malvados, actúan impulsados por una necesidad de cariño y amor
–¿Y cuál debe ser el mensaje con el que deben quedarse los lectores de esta historia?
–Mi deseo sería que, al finalizar el libro, alguien diga: «He leído una de las mejores novelas históricas de aventuras del año; esta obra me ha marcado. Me emocioné, reí, lloré y aprendí más sobre Goya mientras me divertía». Lo que he descubierto a través de esta novela es que todas las historias, películas, novelas y series giran en torno a la búsqueda del amor. Mi novela es una historia sobre personajes que buscan el amor. Goya, al final de su vida, busca el perdón de su esposa y la redención a través de sus acciones. Leocadia solo desea cuidar a Goya hasta su último día e incluso Diego Girard, el guardaespaldas, está dispuesto a dar su vida por un hombre que le quedan solo tres semanas de vida. Todos los personajes, incluso los más malvados, actúan impulsados por una necesidad de cariño y amor.
–Acaba de publicar La última mirada de Goya, ¿trabaja ya en un nuevo proyecto?
–A medida que adquiero experiencia en el mundo literario, voy conociendo más sobre su interioridad y he aprendido que los tiempos editoriales son complejos. Escribir es una actividad solitaria, mientras que publicar implica un trabajo en equipo. Este desafío me ha permitido comenzar a trabajar en el siguiente proyecto mientras espero la publicación de la novela anterior y mi deseo es construir una carrera como novelista y publicar una novela cada dos años. En este momento, estoy finalizando una trilogía de novelas históricas centradas en pintores como Sorolla, Velázquez y Goya con obras como Las tres vidas del pintor de la Luz, Los guardianes del Prado y La última mirada de Goya, sin embargo, siento que aún hay muchas historias de aventuras relacionadas con el arte que hay que contar y estoy trabajando en una nueva novela que explorará este tema.