
Atentado de ETA en Santa Pola
La huella sangrienta que dejó ETA en la Comunidad Valenciana durante décadas de terror
La banda terrorista asesinó a 12 personas en la región, tanto miembros de las fuerzas de seguridad como civiles
La exdirigente de ETA Iratxe Sorzabal ha negado esta semana en la Audiencia Nacional su participación en la colocación de una bomba en el aeropuerto de Alicante-Elche en julio de 1995, un artefacto que fue hallado y desactivado sin causar daños. La Fiscalía solicita para ella seis años de prisión. Su juicio, que ha quedado visto para sentencia, reabre el recuerdo del terror que la banda sembró en la Comunidad Valenciana, donde la banda terrorista cometió doce asesinatos y perpetró numerosos atentados.
ETA dejó su rastro de sangre en la Comunidad Valenciana con la muerte de 12 personas. Seis de estos crímenes ocurrieron en la provincia de Valencia, cinco en Alicante y uno en Castellón. A lo largo de los años, la banda terrorista atacó tanto a miembros de las fuerzas de seguridad como a civiles, sembrando el miedo en la sociedad valenciana.
El atentado más devastador tuvo lugar el 4 de agosto de 2002 en localidad alicantina de Santa Pola. ETA hizo explotar un coche bomba frente a la casa cuartel de la Guardia Civil. La detonación mató a Silvia Martínez Santiago, una niña de seis años, e hirió a su primo de tres. También falleció Cecilio Gallego Alaminos, un hombre de 57 años que esperaba en una parada de autobús cercana. Hubo una treintena de heridos. Cinco días después, ETA llamó para alertar de otra bomba en la playa de Santa Pola. La Policía tardó 48 horas en encontrar el artefacto, que contenía ocho kilos de cloratita.
El 15 de enero de 1992, ETA asesinó al catedrático de Derecho Mercantil Manuel Broseta Pont en los jardines de la Universidad de Valencia. Dos miembros de la banda se acercaron, ordenaron a la alumna que lo acompañaba que se apartara y dispararon un tiro en la nuca al profesor. Al huir, los terroristas hicieron estallar un coche bomba que hirió gravemente a un agente de policía.
Atentado de ETA
El 16 de diciembre de 1995, Josefina Corresa Huerta murió en la explosión de una bomba colocada en los lavabos de la cafetería de El Corte Inglés en Valencia. La banda había distribuido siete explosivos en el edificio. La detonación también dejó ocho heridos, entre ellos la hija y el marido de la fallecida.
El atentado en Muchamiel
El 16 de septiembre de 1991, ETA puso un coche bomba frente a la casa cuartel de la Guardia Civil en la población alicantina de Muchamiel. Sin embargo, el vehículo parecía estar abandonado, por lo que fue trasladado por una grúa al depósito municipal de vehículos. Al estacionarlo a 300 metros, el artefacto estalló, matando al conductor Francisco Cebrián y a los policías locales José Luis Jiménez Vargas y Víctor Manuel Puertas Viera. Cerca de 30 personas resultaron heridas.
El asesinato de Clément Perret
El 16 de agosto de 1985, ETA asesinó a Clément Perret, un ciudadano francés vinculado, según algunos medios, a los GAL. Tres terroristas acudieron a la pizzería que regentaba en el aeroclub de Castellón y le dispararon 19 veces. Un camarero de 19 años resultó herido.
Explosiones sin víctimas mortales
ETA también atentó contra infraestructuras y zonas turísticas. En marzo de 2001, artificieros de la Policía explosionaron un coche bomba estacionado frente a un hotel en Gandía. Aunque no hubo víctimas, este tipo de atentados generaba un estado de terror constante en la sociedad. En 2002, explotó un artefacto en una hamburguesería de Torrevieja. En 2003, hicieron estallar dos bombas en hoteles de Alicante y Benidorm, hiriendo a trece personas. En 2005, la banda colocó una bomba en una residencia de empleados del BBVA en Villajoyosa.
Las fuerzas de seguridad lograron frustrar atentados y desarticular varios comandos. En 2005, detuvieron en Valencia a dos etarras con explosivos y armas. En 2010, la Guardia Civil halló un zulo con diez kilos de amonal en Confrides (Alicante), evitando otro posible ataque.