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María Reig, periodista y escritora de novela históricaEDITORIAL ESPASA

Entrevista | Escritora

María Reig: «La idea de huir a través de un viaje solo funciona si no regresas»

La escritora y periodista presenta Sonó un violín en París, una novela ambientada en la Belle Époque, donde el arte, la música y los viajes se convierten en el eje de una historia de transformación personal y autodescubrimiento

María Reig (Barcelona, 1992) llega con una maleta en la mano, como si fuera una viajera más de su nueva novela, Sonó un violín en París. La entrevista tiene lugar en un ambiente que bien podría formar parte de su obra: un espacio de tránsito, donde las llegadas y las despedidas se difuminan con el vaivén de los huéspedes. Reig, periodista de formación y escritora de profesión, se ha consolidado en la novela histórica tras el éxito de Papel y tinta, título para el que diseñó su propio plan de comunicación. Ahora detiene su viaje para reflexionar sobre su nuevo libro, el peso de la historia en sus relatos y el equilibrio entre periodismo y literatura.

Sonó un violín en París nos transporta a la Europa de la belle Époque, ¿qué le llevó a ambientar su historia en este periodo?

–Realmente lo que me inspiró fue el conjunto de ingredientes de esta época. Es un momento bisagra entre modernidad y tradición: el ferrocarril ya conecta Europa, la electricidad comienza a expandirse, el arte se transforma con el impresionismo y el modernismo, pero al mismo tiempo, la sociedad sigue muy arraigada a estructuras del pasado. Por todo esto me parecía muy interesante explorarlo. Y elegí París como punto de partida porque es una ciudad que me encanta y un verdadero caldo de cultivo cultural, que a finales del siglo se perfilaba como capital de la cultura europea. En París todo puede pasar.

–¿Cómo ha sido el proceso de documentación para recoger toda esta información y trasladarla a la novela?

–Cargado, intenso, es el gran reto de la novela histórica. Como con casi todas mis novelas, empecé consultando manuales de historia. Sobre todo, me resultaron útiles las guías de viaje de finales del siglo XIX, las baedeker. Estas no solo me ayudaron a plasmar cómo se viajaba hace 130 años, sino también a reconstruir esa Europa. Además, en la parte musical, conté con el asesoramiento de un pianista y una violinista para pulir detalles de la interpretación musical, ya que es una parte fundamental en la novela. Igualmente consulté colecciones digitalizadas de diferentes museos que me aportaron detalles sobre la vestimenta y planos de ciudades.

–Comentaba que la música tiene una gran presencia en la obra, y el violín aparece incluso en el título. ¿Cómo influye en la narrativa y en la evolución de los personajes?

–La música es tan importante que incluso el lector cuenta con una playlist oficial en la que puede escuchar las canciones que se mencionan. Sin embargo, el violín es mucho más que un instrumento, especialmente para Clara Balaguer, que es violinista y forma parte del grupo de viajeros. Para ella, el violín tiene un doble significado: es su pasión, y por ello lo cuida y lo lleva consigo a lo largo de su recorrido por Europa, pero también es su tormento. De hecho, el propio instrumento representa una dualidad, pues es capaz de emitir un sonido bellísimo, pero también uno estridente si se toca de manera incorrecta. Esta característica lo convierte en una metáfora perfecta de los momentos de ansiedad y frustración que vive la protagonista, reflejando su lucha interna entre la perfección y la angustia que le provoca la música.

–Sin embargo, en la novela los personajes dejan París atrás para recorrer Europa. ¿Pueden los viajes ser una forma de huida?

–Creo que la idea de huir a través de un viaje solo funciona si no regresas, y aun así, las insatisfacciones te persiguen. Es difícil dejarlas atrás, por más lejos que vayas. Uno de los mensajes que quiero transmitir con Sonó un violín en París es que los viajes pueden servirnos como una oportunidad de introspección. Si conseguimos abstraernos de la rutina, pueden convertirse en un momento de análisis e incluso de epifanía. Nos ayuda a tener perspectiva y, en algunos casos, tomar las riendas y generar un cambio.

La novela histórica fusiona a la perfección el rigor periodístico en la reconstrucción del pasado con la libertad creativa que ofrece la ficción

–Como graduada en Periodismo, ¿cómo han influido sus estudios en su forma de escribir?

–La carrera me enseñó a escribir. Creo que se trata de un proceso de aprendizaje constante, en el que voy añadiendo nuevos elementos a mi mochila. Incluso de aquellas experiencias que crees que no te aportarán nada, terminas sacando provecho. En Periodismo aprendí a entender cómo funcionan las fuentes, los criterios para documentarse, y a valorar la importancia de la prensa y la investigación en la hemeroteca para conocer el pasado. Si hubiese estudiado otro grado no tendría todas estas herramientas, ya que me ha permitido ver la historia desde diferentes perspectivas y a través de los medios de comunicación. Por eso considero que la novela histórica fusiona a la perfección el rigor periodístico en la reconstrucción del pasado con la libertad creativa que ofrece la ficción para garantizar al lector tanto autenticidad como entretenimiento.

–En la novela, menciona el diario parisino Le Petit Journal.

–Sí, es otro de los grandes componentes de esta historia. Don Guillermo Garín, uno de los personajes, se da cuenta de que este periódico, con un millón de ejemplares diarios, comienza a publicar detalles sobre el grupo de viajeros poniendo en peligro su reputación. Le Petit Journal se asocia a una corriente estadounidense vinculada al amarillismo, bajando el nivel intelectual de sus contenidos en favor de titulares llamativos y sensacionalistas. Ese contexto de divulgación de asuntos morbosos para atraer al público es el que se refleja en la novela

–¿Ese sensacionalismo del que habla ha quedado en esa época o sigue vigente hoy?

–Pienso que, dependiendo del medio, es una corriente que sigue presente, en algunos momentos más y en otros menos. No obstante, es una corriente que apareció y llegó para quedarse.

–El periodismo se consolida como el «Cuarto Poder» por su capacidad de influir en la opinión pública, ¿puede la literatura tener un impacto similar?

–En menor medida, quizá puede impactar de una forma más discreta. En el caso de la novela histórica, nuestra aportación es generar interés por el pasado, ayudar al que el lector no lo vea como algo ajeno y le motive a seguir informándose. Todo lo que vivimos hoy tiene un origen, y rastrear esos motivos en la historia nos permite comprender mejor nuestra realidad. Es una contribución más sutil, menos evidente y a largo plazo, muy diferente del impacto inmediato que tienen los medios de comunicación actualmente.

–Para elaborar el plan de comunicación de su primera novela, Papel y tinta, recurrió a una campaña de crowdfunding, ¿cómo surgió la idea?

–Precisamente por mi formación fui muy consciente de que, si simplemente publicaba mi manuscrito en Amazon, nadie se daría cuenta de que estaba ahí. Tenía que hacer algo. Por eso diseñé un plan con una estrategia de acciones para dar visibilidad a mi trabajo. Algunas eran gratuitas o de bajo coste gracias a herramientas de Internet, pero otras requerían inversión, por lo que desarrollé una campaña de crowdfunding. Fue un proceso intenso, pero logré que la gente se interesara y participara. Su éxito me permitió financiar el lanzamiento y me abrió las puertas del mundo editorial.

No vale quedarse con los brazos cruzados

–¿Cree que el panorama editorial actual exige que los escritores sean sus propios promotores?

–Absolutamente. Ahora el escritor no se puede limitar a escribir y ya está. Hace falta que te impliques en la promoción, que intentes llegar al público de diversas formas. Actualmente hay muchos autores y muchos libros. Frente a esta competencia es necesario hacerse notar y procurar que los lectores te acompañen en el proceso. En este sentido ha cambiado bastante el mundo editorial. No vale quedarse con los brazos cruzados.

–Entonces, ¿qué recomendaría a aquellos que quieren abrirse camino en este mundo?

Siempre doy dos consejos que me han servido mucho. El primero es que, aunque suponga una inversión inicial, es recomendable contratar un informe de lectura. Muchas escuelas de escritura ofrecen este servicio y puede ayudar a saber si un manuscrito está listo para publicarse, con una visión externa y profesional. El segundo es aprovechar la creatividad no solo para escribir, sino también para encontrar formas de llamar la atención de editoriales o lectores. Es fundamental tener claro quién eres como autor y qué quieres ofrecer con tu novela. Lo importante es no rendirse.

–Finalmente, después de Sonó un violín en París, ¿qué viene?

Tengo claro que seguiré con la novela histórica. Ya tengo proyectos en mente, pero por ahora no puedo adelantar mucho… Solo diré que hay más historia por contar.

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