Parte I
Francotiradores: sigilosos, certeros y temibles
Una vez en la mirilla del profesional, no hay escapatoria. «Si huyes... tan sólo lograrás morir cansado»
Pocos gritos hay tan electrizantes como el de «¡francotiradores!». Quienes lo escuchan lo hacen después de haber oído un disparo y haber visto cómo caía malherido alguno de sus compañeros, a la vez que intuyen que un peligro mortal, invisible y momentáneamente inidentificable en su origen, les acecha paralizándoles de terror. Una vez en la mirilla del profesional, no hay escapatoria. «Si huyes... tan sólo lograrás morir cansado».
Los francotiradores se remontan a la Guerra de la Independencia norteamericana. Los tiradores especializados europeos acuñan el término sniper, cuando los ingleses denominan así a los que cazaban a unos pajarillos pequeños y ágiles, y en el siglo XVIII aparecen fusiles precisos de largo alcance.
Así nace como tal el francotirador con en francés franc tireur (tirador libre), usado durante la guerra franco-prusiana, cuando hostigaban a los teutones utilizando su fusil Chassepot de pólvora sin humo y de gran alcance. Gracias a estas características los disparos se podían hacer desde lejos y casi con total impunidad. Esta denominación resistió al paso del tiempo. El término es equiparable al británico de sniper.
El francotirador es un fusilero especialmente adiestrado y equipado, que hace fuego selectivo y preciso de largo alcance sobre el adversario. Deberá ser un excelente tirador, dotado de fortaleza física y psíquica que le permitan moverse por toda clase de terrenos y condiciones ambientales, resistir el aislamiento y ocultamiento durante largos periodos de tiempo, con iniciativa para seleccionar sus objetivos y decidir cambiar de posición o replegarse.
También dominará las técnicas de ocultación y camuflaje, orientación, observación, identificación y designación de objetivos, así como las técnicas de infiltración y salida, generalmente aislados con mayor iniciativa para elegir las posiciones de tiro y replegarse, infiltrarse o exfiltrarse, seleccionar el objetivo y disparar; hasta terminar en misiones típicas de Operaciones Especiales. Sus armas son más exclusivas y precisas.
Primera Guerra Mundial
En la guerra de trincheras, con las líneas de defensa situadas dentro del alcance eficaz del fusil, ambos bandos destacaron a los mejores tiradores en posiciones elegidas, para hacer fuego de hostigamiento.
Los fusiles con visor se emplearon por parte de todos los bandos, siendo los alemanes quienes destacaron en variedad, calidad y cantidad de material, pues ya su industria óptica era de las mejores del mundo. Sin embargo, a los reglamentarios Gewehr 98 habrían de sumarse multitud de rifles de caza que fueron requisados por necesidades de la guerra. Se diseñaron medidas y contramedidas frente a aquellos mortales y desmoralizadores disparos: escudos de cuero sujetos al casco del francotirador, maniquíes con el fin de engañar al enemigo y que descubriera su posición, etc.
Por ambos lados de la línea del frente se empiezan a adquirir fusiles de grueso calibre de famosas armerías: Lancaster, Holland and Holland, Churchill, Fraser, Atkin y Martin&Parker,; rifles express de calibre 600 encargando los cartuchos a Eley Brothers y Kynoch. También está documentada la utilización de otros fusiles de cerrojo en 375 H&H Magnum, Rigby en 416 y 505 Rigby, Jeffery en 404 y 333 Jeffery...
Segunda Guerra Mundial
En 1935, un planificado rearme alemán trajo el restablecimiento del servicio militar, ignorando las limitaciones impuestas por el Tratado de Versalles. Ese año entró en servicio el fusil Kar 98K (K de kurzt, corto). Hubo más versiones, pero no tan populares. A la par que la industria armamentística y la industria óptica desarrollaban visores que se harían míticos: Carl Zeiss, Swarovski, etc.
A lo largo de la Segunda Guerra Mundial los francotiradores tuvieron un gran desarrollo, tanto por la profusión de su empleo como por la especialización de sus fusiles, equipos y técnicas. Los británicos utilizaron para este cometido fusiles de alta precisión Lee Enfield P14 con alzas telescópicas Aldis. Los alemanes y los soviéticos emplearon francotiradores, que ante la Operación Barbarroja, Rusia constituyó un contingente bien instruido eficaz en sus operaciones, estableciendo los equipos de binomios que se complementaban. Los soviéticos emplearon el fusil Mosin Nagant dotado de visores ópticos Pu de 3,5 aumentos. Con calibre 7, 62 x 54. También se empleó el Samorzaryadnaya Vintonvka Tokarev (fusil semiautomático Tokarev-SVT), aunque su precisión no era como la de un fusil de cerrojo, tenía mayor cadencia de tiro y doble capacidad de munición.
En la Segunda Guerra Mundial sobresalieron distintos tiradores de élite: tres tiradores alemanes de la 3ª división de montaña: Matthias Hetzenauer, con 354 blancos anotados, Sepp Allerberger, con 257, y Helmut Wirnsberger, con 64. Allerberger y Wirnsberger daban en el objetivo a distancias máximas de 600 metros, mientras Hetzenauer acertaba a 700-800 metros, llegando a reclamar una «pieza» a 1.100 metros. Por parte británica: el cabo Francis Miller, del 5º regimiento de York oriental entre 1944 y 1945 con 17 confirmados y 6 probables. Vassili Zaitsev, cazador siberiano, recibió la Orden de Lenin y fue declarado «Héroe de la Unión Soviética». Se le atribuyen 400 bajas. Se ha llevado su vida al cine en la película Enemigo a las puertas.