Así nació el Parque de Castrelos: de símbolo de la nobleza a corazón verde de Vigo gracias a una donación
Este 2025 se cumplen cien años de aquel acto que convirtió el Pazo Quiñones de León y sus jardines en un espacio emblemático para la ciudad olívica.
Galicia es una tierra conocida por su abundancia de espacios verdes, desde las alamedas que adornan las villas y ciudades hasta los parques que combinan naturaleza y patrimonio.
Estos espacios ofrecen un respiro de la vida urbana, ya que invitan a la relajación, a disfrutar del aire libre y a conectar con la naturaleza. En ellos, es común ver a familias paseando, niños jugando, personas montando en bicicleta o simplemente disfrutando del día.
Entre estos espacios destaca el Parque de Castrelos en Vigo, un lugar emblemático que, además de su belleza paisajística, guarda una historia de generosidad que ha marcado su identidad al convertirse en uno de los símbolos de la ciudad olívica.
De residencia aristocrática a patrimonio
El 12 de diciembre de 1924, Fernando Quiñones de León, conocido como el Marqués de Alcedo, decidió ceder su pazo y sus jardines al municipio de Vigo. Pero para ello estableció dos condiciones: que el lugar se destinara al uso y disfrute público y que se creara un museo en sus instalaciones.
Este acto de generosidad, motivado en parte por la ausencia de descendencia, fue formalmente aceptado por el Ayuntamiento de Vigo en una sesión extraordinaria celebrada el 11 de marzo de 1925.
El Pazo Quiñones de León, una construcción del siglo XVII, dejó atrás su carácter privado para convertirse en el primer museo de la ciudad.
Aunque estaba previsto que abriera sus puertas en 1936, el estallido de la Guerra Civil retrasó su inauguración hasta 1937. Desde entonces, este espacio alberga valiosas colecciones que abarcan desde arqueología hasta arte gallego.
El conjunto histórico se ha logrado conservar con su disposición original. Pero en él, además del pazo, destacan los jardines que lo rodean. De entre todos ello, el jardín francés, destaca por su diseño geométrico y simétrico que recuerda a los icónicos jardines de Versalles.
A su lado, el jardín inglés, conocido como la pradera del té, y la rosaleda formada por arcos cubiertos de esta flor y con esculturas salpicadas por todo el paseo. Todos estos espacios están dispuestos en diferentes niveles.
Este 2025, se cumplen cien años de aquel acto que convirtió el Pazo Quiñones de León y sus jardines en un espacio emblemático para Vigo, convirtiendo lo que en su día fue un símbolo de la nobleza en el corazón verde de la ciudad.