Ferrovial no se ha ido de España, ha sido expulsada
¿Cuál será la siguiente?
Esta semana es noticia la salida de España de la empresa Ferrovial, empresa cotizada en el IBEX 35 (índice bursátil de referencia en la bolsa española). Y más allá de que este hecho pueda representar o no un problema, más allá de que pueda significar el comienzo de un precedente que imiten otras tantas compañías, más allá de eso, me gustaría dejar claro que esto no es un tema actual, no es una problemática del presente, sino que pertenece a una vieja historia que se ha repetido una y otra vez en las economías donde se han aplicado las recetas que se están llevando acabo en nuestra economía, la española. ¿Y que recetas son esas? ¿Qué razones tiene Ferrovial para marcharse? ¿Le debe todo a España, es insolidaria esta empresa con los españoles?
El argumento del ejecutivo para criticar la salida de la empresa familiar de Rafael del Pino es que «le debe todo a España» ya que, asegura el gobierno, se ha beneficiado del dinero de los impuestos de los contribuyentes para obtener un crecimiento. ¿Pero esto es así? ¿Qué parte de verdad encierra esta afirmación? Es cierto que Ferrovial ha experimentado un crecimiento empresarial con adjudicaciones de obra pública en nuestro país, lo que significa que era la empresa que mejor servía los intereses de los contribuyentes y por eso y solamente eso, lograba ganar los concursos públicos a los que se ha presentado. Nadie le ha regalado nada, nadie. Ferrovial ha llevado a cabo obras como el metro de Sidney, la carretera interestelar que recorre de norte a sur EE. UU., la reforma del aeropuerto de Heathrow o el famoso túnel bajo el Támesis, por lo tanto, de deber a alguien, nada.
Para que cualquier persona entienda la decisión que ha llevado Ferrovial es importante recalcar lo siguiente;
• El 82% de los ingresos de 2022 de Ferrovial proceden del exterior (EE. UU., Canadá, Polonia y Reino Unido entre otros).
• El 90% del valor del capital lo tiene en el exterior, dato crucial.
• El 93% de los inversores de la propia empresa, sobre todo los institucionales, son del exterior.
• La mayor parte de los accionistas e inversores de Ferrovial no son españoles, pertenecen a los diferentes países donde se ubica esta empresa en el exterior. Y estos, invierten en base a un plan de negocio fiable y con perspectivas de futuro. Si dicho plan genera inseguridad jurídica y fiscal, gran parte éstos pueden decidir retirarse de la inversión lo que para la empresa puede resultar un golpe muy importante.
¿Podría suponer este hecho un precedente para algunas empresas del IBEX 35 que hayan barajado o estén barajado la posibilidad de marcharse al extranjero? Podría serlo, teniendo en cuenta que el 70% de las empresas del IBEX 35 facturan en el exterior y que, por ejemplo, empresas como Inditex, Celinex, Banco Santander o BBVA facturan en el exterior entre el 75-85% de sus ingresos. Es un hecho que las empresas multinacionales españolas llevan muchos años mirando al exterior intentando buscar nuevas oportunidades de negocio, sumadas a, la posibilidad de encontrar seguridad jurídica y fiscal, que en nuestro país brilla por su ausencia, pero ¿por qué digo esto? Lo digo por lo siguiente;
• En España el año pasado nació el impuesto a las grandes fortunas, otro impuesto más, por si fuese poco.
• Se incrementó el IRPF por encima de los 300.000 euros.
• Se incrementaron las Cotizaciones Sociales a máximos históricos.
• Se incrementó el Impuesto de Sociedades con un mínimo del 15% para 750 millones de euros.
• Además, se instauraron tres nuevos impuestos como son; Plásticos, Banca y Energéticas,
• En 2021, se modificó la exención de tributación de dividendos obtenidos en el extranjero, cosa que hizo que empresas como Ferrovial, con un 82% de su facturación fuera de España, tuviese que pagar 32 millones de euros en concepto de tributación doble. Una auténtica barbaridad.
Las empresas no se van de España, a las empresas las expulsan de España. Como comentaba al principio, este fenómeno no es cosa del presente, sino que pertenece a una vieja historia, la historia donde el poder político pretende que empresas con presencia internacional y potencias mundiales acepten instaurar las bases de sus negocios en entorno no competitivos, inseguros jurídicamente e infernales fiscalmente. La solidaridad nunca fue coactada, sino voluntaria. Y como siempre digo, lo que no son cuentas, son cuentos.