Subidos en los hombros de gigantesBernd Dietz

Lo que faltaba

«El guiño banal, el compadreo, el tópico con ínfulas, la simplona obviedad, quedan para roturar las antípodas»

Actualizada 05:05

Le dan el «Mariano de Cavia» al señor Manuel Jabois. Qué bien, reacciona uno con brío al enterarse, esto es fraternidad, superar la Guerra Civil, como cuando lo de Janli y Ansón, la tercera España de Nogales, el sexo fluido, ese no ser carne ni pescado, pasar la mano como en la universidad, degustar sin ascos la crema de gusano transversal. La próxima ola. Luego se escruta el hito y se advierte: ¡Pero si es una gracieta propia de boletín de alumnos, en cualquier instituto periférico! ¿Para eso molestar a los Reyes, malgastar tanto esmoquin, abaratarse sin medir consecuencias? Marcial Lafuente Estefanía se quedó sin ganar el Planeta, Corín Tellado no obtuvo el Cervantes, Massiel se quedó sin su Príncipe de Asturias. ¿No sufren acaso, en comparación, un agravio tangible?

Una buena columna debe albergar, con garbo discreto, jaez literario, lecturas implícitas, calibre moral, inteligencia intuitiva. También capacidad de elevar al lector, tras haberlo rendido. El guiño banal, el compadreo, el tópico con ínfulas, la simplona obviedad, quedan para roturar las antípodas. Con lo que fue el diario ABC. Incluso con lo que pudo haber sido y fue, por ráfagas, El País. ¡Triste, pueril posmodernidad de flato y embeleco!

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