Escasa feria taurina de 2025
«¿Faltan nombres? Si, pero principalmente faltan festejos»
Lagartijo el Grande preside el cartel de la feria taurina cordobesa de 2025, en conmemoración del 125 aniversario de su muerte. Si levantara la cabeza volvería a morirse, pensarán algunos, por el escaso número de festejos que se llevarán a cabo este año en Los Califas. Pero lo cierto es que en 1900, año de su fallecimiento, en Córdoba se celebraron los mismos festejos que anuncia el empresario para esta temporada, tres. A pesar de que ni los tiempos ni las medidas de las cosas son iguales y su comparación es relativa, tres paseíllos, tres, suponen un número muy, muy escaso, por mucho que el señor Garzón indicase en el acto de presentación que la plaza «es muy grande». En su contra habría que indicarle que lejos de suponer esta realidad un impedimento, es una oportunidad, máxime tratándose de una capital donde recalan más de dos millones de turistas anuales, con un mes de mayo mundialmente conocido, un ayuntamiento y una diputación que apoyan la fiesta taurina y una estación de AVE, que la conecta con buena parte de España, a menos de un kilómetro de distancia. Pero al cabo, el empresario es el que se juega dineros y reputación, por lo que en sus cuentas entra ganar o perder lo primero y lo segundo. Cuestión aparte es el incumplimiento de contrato con la propiedad, aunque este tema es asunto particular que deberán resolver las partes.
Así las cosas, superada la decepción inicial al descorrerse el telón que ocultaba las combinaciones de toros y toreros, la feria tiene elementos positivos. Por ejemplo, de los nueve puestos de actuantes, tres corresponden a toreros cordobeses. Bocanegra, Quintana y Román trenzarán paseíllo con lo mejor de la novillería y la torería del momento. Nadie duda de la calidad de Zulueta, Perera, de Justo, Jiménez, Ortega o Roca. ¿Podían haber sido otras las combinaciones? Sin duda. Cada cual hubiese hecho una feria distinta.
Con todo, también es importante indicar que se ha variado sensiblemente la rutina a la que la empresa nos tenía acostumbrados, repitiendo toros y toreros año tras año sin que los actuantes hubiesen conquistado su puesto para la feria venidera. Así, la novillada del 23 de mayo es muy interesante para comprobar el estado de la novillería cordobesa en relación con una de las máximas figuras del escalafón.
La siguiente combinación, la del día 24, mezcla madurez con juventud conformando una corrida de reivindicación para algunos y reafirmación de valías para otros. Perera y de Justo, en plenitud, tienen la oportunidad de justificar inclusiones y ausencias de otras ferias, en tanto que Borja Jiménez debe ratificar que su ascenso de la temporada anterior está fundamentado en una decisión firme por convertirse en figura.
Y por fin la alternativa de Román. Vértigo e incertidumbre en un cartel de lujo que, este sí, se justifica solo. Calidad y hondura en contraposición con el poderío abrumador del peruano que no deja pasar las oportunidades en vano. Para cordobés Román se antoja una apuesta a todo o nada. Esperemos que sea para bien. Cualidades tiene.
¿Faltan nombres? Si, pero principalmente faltan festejos. Si como dijo el empresario el público ha respondido los años anteriores, no se comprende no haber aumentado su número. Habría más combinaciones y más importancia para una plaza a cuya tradición taurina se recurre constantemente como mantra monocorde, pero cuyo futuro se manosea irresponsablemente. Ambición, promoción, riesgo, torería, eso hace falta.