Los aterradores 50 segundos tras el crimen del taxista de Alcalá de Henares
El adolescente, de etnia gitana, confesó de forma espontánea al ser detenido: «He matado yo al taxista»
El asesino es un chaval de etnia gitana de 16 años. Hay una prueba definitiva: el apuñalamiento está grabado en vídeo. Isidro había instalado una cámara que grababa en blanco y negro sobre el retrovisor delantero después de que en 2019 a un compañero de profesión lo degollara un pasajero.
Esa cámara y la pericia de los agentes de homicidios de la Jefatura Superior de Madrid han permitido la resolución del caso en un tiempo récord. Del vídeo se hizo una captura de pantalla en blanco y negro en la que se veía el rostro del asesino. Esta imagen se hizo viral en redes en apenas unos segundos y alguien lo reconoció y llamó a la Policía para ponerles sobre la pista. Que lo esposaran era cuestión de tiempo.
No lo entregó su madre
Corrió el rumor de que su propia madre le había entregado, pero es información desmentida por fuentes judiciales. Ella no hizo nada por poner a su hijo a disposición de la Justicia. Si es cierto que ahora, aparentemente, la familia le ha dado la espalda. «Siempre ha sido un chico conflictivo. Fuma porros y tiene malas compañías pero nunca pensamos que pudiera hacer algo tan grave. ¿Estamos locos? Matar a un tío por 30 míseros euros. No me lo puedo creer», contó ayer un familiar en el programa En boca de todos.
«Te prometo que la familia estamos que no dormimos», añade. «Lo llevamos a la Policía nosotros mismos porque si lo ha hecho y está grabado debe pudrirse en la cárcel. Ha destrozado a su familia y ahora nos miran mal», clama. Y sí, el crimen está grabado, aunque audio no tiene. El Debate ha tenido acceso a la descripción de lo que pasó. Isidro y el adolescente están dentro del coche, parados. Isidro como conductor y el chico detrás en el medio. En el hueco de los asientos. Hablan. Parece que del importe que debe pagar. Él chico saca la cartera y el taxista se gira y le ve hacerlo.
Se confía y mira hacia delante. El chaval saca una navaja estilo Curro Jiménez, de unos 14 centímetros de hoja y mango de madera. La abre en medio segundo y comienza a apuñalarle con saña. Son cinco cuchilladas que entran hasta el mango. Brutales. Isidro logra abrir y salir fuera del taxi. Camina por su pie y pide ayuda a la gente de fuera del hospital. Enseguida una enfermera le ayuda, pero no pueden hacer nada por salvarle la vida.
El chaval no huye del coche después de apuñalar a Isidro. Tranquilamente se toma 50 segundos de reloj en el interior del vehículo. Su frialdad, dicen quienes han visto el vídeo, pone los pelos de punta. Lo primero que hace es cerrar la navaja y guardarla en un bolsillo interior de la zamarra que lleva puesta. Después recoge algunos objetos que tenía diseminados en el asiento y los mete en la mochila. Todo con absoluta parsimonia, como si le importarse un comino todo.
Recoge, se arregla la cazadora y por el agujero de entre el asiento del conductor y el acompañante se cuela y pasa delante. En la imagen ya no se ve si coge dinero o no. Solo que sale del coche y camina como si con él no fuera la cosa. Hasta que lo detienen, que tampoco se altera. «Sí, he matado yo al taxista», reconoce con hastío. Dijo eso y no ha vuelto a abrir la boca.