La II República también celebraba el desfile militar del 2 de Mayo que ahora Sánchez ha eliminado

Hoy, con motivo de la festividad de la Independencia, las tropas de la guarnición vistieron de gala. Todos los edificios públicos, sociedades, círculos y muchos particulares estuvieron engalanados. En el obelisco a las víctimas de la Independencia, en el paseo del Prado, se celebró la conmemoración anual con gran brillantez, constituyendo este año una manifestación de simpatía del pueblo de Madrid hacia el Ejército.

Desde media mañana se congregó numerosísimo público en el paseo del Prado y la plaza de la Lealtad. En el monumento se celebró a las once de la mañana una misa, a la que asistieron todas las autoridades civiles, militares y eclesiásticas, así como el Ayuntamiento bajo mazas, comisiones del Ejército y de la Marina, Exploradores y niños de los colegios oficiales.

Terminada la ceremonia religiosa, comenzó el desfile de las fuerzas entre el obelisco y las autoridades. Inició el desfile el batallón de Milicianos Nacionales, con la bandera republicana, haciéndolo a los acordes del himno de Riego. Fueron aclamados por el público, que vitoreó también a la República. Después desfilaron las fuerzas del regimiento de Saboya, Radiotelegrafía, Intendencia, Artillería y Caballería, cerrando la marcha una sección de Guardia Municipal montada, de gran gala.

El desfile se realizó con gran dificultad, porque el público se mezcló con las tropas, vitoreando con gran entusiasmo a España, a la República y al Ejército republicano. Las tropas, a la voz de mando de sus jefes, también vitoreaban a España y a la República.

Numeroso público acompañó a las tropas hasta los cuarteles, confraternizando por las calles, entre vítores y aclamaciones. Las baterías de la plaza realizaron durante la mañana las salvas de ordenanza.

Frente al Obelisco se rindió ayer el anual homenaje a la memoria de los héroes del 2 de mayo. Formaron el batallón de Milicianos y fuerzas de Ingenieros, Infantería, Artillería y Caballería, al mando del general de la división.

Se celebró una misa, a la que asistieron, sin carácter oficial, comisiones de todos los cuerpos de la guarnición. También estuvieron presentes los generales Cabanellas y Sanjurjo.

Después de las doce, llegó don Pedro Rico con una comisión de concejales, que ocuparon la tribuna instalada al efecto. Las tropas desfilaron, y la Banda Municipal interpretó varias obras. En el Obelisco se colocaron varias coronas. Luego, los milicianos y la tropa desfilaron ante las autoridades.

A las once y media de la mañana se celebró una brillante fiesta frente al Obelisco levantado a las víctimas del Dos de Mayo en Madrid, en el paseo del Prado. Alrededor del monumento, al que daba guardia de honor un destacamento del Cuerpo de Milicianos Nacionales, se habían congregado los niños del Colegio de La Paloma, San Ildefonso, escuelas municipales, un grupo de exploradores, la Banda Municipal y la sección montada de la Guardia Municipal Urbana en traje de gala.

Se situaron también en las inmediaciones algunas tropas, y en una tribuna levantada al efecto se hallaban el ministro de la Guerra, el alcalde de Madrid con una comisión de concejales, el teniente general Luque, comisiones de la Diputación Provincial, diversas representaciones oficiales y otras de jefes y oficiales del Ejército en comisión de servicio.

Ante el monumento fueron depositadas tres coronas, dedicadas a los héroes del Dos de Mayo por el Centro de Hijos de Madrid, las autoridades y el Ayuntamiento. El general Luque revistó las tropas de milicianos, y el ministro de la Guerra pronunció breves palabras en nombre del Gobierno de la República, enalteciendo la valentía y el arrojo de los hijos de Madrid en el histórico episodio. Terminó diciendo que el Estado protegería toda lucha nacida al grito de independencia.

A continuación, desfilaron en columna de honor frente a la tribuna un batallón de Infantería con bandera y música, otro de Ingenieros, un escuadrón de Caballería, una batería de Artillería y el batallón de Milicianos Nacionales. El acto fue presenciado por numeroso público, que aplaudió a las tropas.

En el Parque de Monteleón

El monumento de la puerta del Parque de Monteleón, sito en la plaza del Dos de Mayo, estaba adornado con plantas y flores. Se habían colocado también algunos reflectores alrededor de dicho monumento y de las estatuas de Daoiz y Velarde, que lucieron por la noche.

En la iglesia de Las Maravillas se celebraron solemnes funerales en honor de las víctimas del Dos de Mayo, asistiendo al acto el general Burguete, como presidente de la Asamblea Suprema de la Cruz Roja, y miembros de la Comisión Central de la benéfica institución, entre los que se encontraban los señores San Miguel Cebrián.

Después del acto, se depositaron coronas en el monumento del parque, en la plaza del Dos de Mayo. Se celebró un lunch en el local de la Comisión de la Primera Ambulancia de la Cruz Roja, en la calle del Divino Pastor, número 26. A las dos de la tarde, se celebró un banquete en el Círculo de la Unión Mercantil, con asistencia de los miembros de la Asamblea Suprema y representaciones de las distintas ambulancias de Madrid.

Una corona en la casa donde nació el teniente Daoiz

En la fachada de la casa número 4 de la calle de la Ternera, a la altura del piso principal, donde murió el heroico teniente Daoiz, y adonde había sido conducido después de ser mortalmente herido en compañía de Velarde en la puerta del Parque de Monteleón, se colocó, como en años anteriores, una corona ofrendada al mártir de la Independencia.