¿A qué edad hay que darle un móvil a un niño?

Los niños de hoy en día manejan mejor los dispositivos tecnológicos que sus propios padres, aunque nadie les haya enseñado a ello. La Organización Mundial de la Salud  recomienda que entre los cero y dos años no haya ningún tipo de exposición a pantallas. Esto choca de lleno con el hecho de que los más pequeños, aunque sea de forma indirecta,  se encuentran ante estos dispositivos en algún momento del día.

La recomendación de la OMS continúa con que entre los dos y los cinco años se utilicen pantallas solo una hora al día, y siempre de manera controlada.  Un mal desarrollo cognitivo, disminución de su capacidad de concentración o problemas para gestionar la frustración, son algunas de las consecuencias que puede acarrear para los niños el estar frente a la televisión, el móvil, la tableta o los ordenadores, tal y como explica Carolina Blanco Fernández, psicopedagoga de la Asociación Pro Colegio de Pedagogos de Madrid (PROCOLPED). 

Más móviles que población

«Se calcula que en España un 97 % de los adolescentes tiene un smartphone», señala esta pedagoga. La tecnología es una clara ventaja que nos ayuda hasta en las tareas más cotidianas. Ahora bien, responsabilizar a los jóvenes de su uso es una tarea clave para evitar las consecuencias negativas que puede traer consigo un mal uso. 

La American Academy of Pediatrics,  la principal asociación norteamericana en esta materia, pide a los padres que los menores se abstengan del uso de dispositivos tecnológicos y remarcan que se deben establecer  límites y controles para vigilar la actividad de los niños y adolescentes en internet en caso de que tengan acceso a aparatos móviles.

De los 6 a los 18, no más de 2 horas al día

«Los padres han de establecer cómo han de usarlo y cuánto tiempo», nos indica Blanco en los casos de niños mayores de 12 años que ya tengan un móvil, algo frecuente en nuestro país tal y como nos indica esta psicopedagoga. No obstante, para la Organización Mundial de la Salud los niños desde los seis años hasta la mayoría de edad no deberían sobrepasar las dos horas diarias delante de una pantalla.

Una vez en la adolescencia, los jóvenes demandan en mayor medida tener cauces de comunicación con sus iguales, y mientras que antes se empleaba el teléfono fijo de casa, ahora las relaciones entre ellos se entablan a través de las redes sociales. El problema, indica Blanco, es que no se hace un uso responsable, que se limitan ciertas capacidades de los adolescentes como la imaginación o la atención, que se fomentan adicciones, o que comienzan a mostrar problemas en las relaciones sociales: «prestamos más atención a los móviles que a las personas».

Los menores no necesitan adquirir competencias digitales, sino aprender a hacer un uso responsable de la tecnologíaCarolina Blanco Fernández - psicopedagoga de PROCOLPED

Salud digital

Según nos cuenta Blanco, hasta los doce años no parece recomendable entregar un móvil propio al pequeño, porque entre otras razones, su cerebro se encuentra todavía en desarrollo. En la preadolescencia y adolescencia, indica la pedagoga, se entiende más su uso. «En el caso en que los menores vayan solos por la calle y se necesite localizarles, es incluso recomendable darles un móvil. Pero siempre con un control parental detrás», señala esta psicopedagoga.  Para ello, existen múltiples plataformas y aplicaciones para establecer límites al uso que los jóvenes dan a la tecnología y a los accesos permitidos en internet.

«Los menores no necesitan adquirir competencias digitales sino que hay que educarles en salud digital», afirma Blanco. Que los niños puedan tener un juicio crítico sobre la tecnología y los contenidos es clave para adentrarlos en el continente digital, para que puedan tener una mayor amplitud de miras tanto en el ámbito educativo como en el desarrollo creativo. En cualquier caso, nos indica esta psicopedagoga, las pantallas «nunca podrán sustituir el trato de personal».