Razones por las que es una mala idea darle el móvil al niño durante los viajes
El 42 % de los infantes españoles rebasa el tiempo máximo de dos horas diarias recomendado para un correcto desarrollo psicológico, físico y social
«¿Hemos llegado ya?», «¿cuánto falta?»... Estas preguntas, que llegan desde los asientos traseros, son inevitables cuando se viaja con niños. Especialmente Para eludirlas muchos padres recurren a darles a sus hijos una tableta, un móvil, o cualquier otro dispositivo con pantalla que los mantenga lo más entretenidos posible.
Un uso excesivo de dispositivos con pantalla en niños y sus consecuencias están bien documentados. Aun así, el 42 % de los niños españoles de entre 4 y 14 años rebasan el tiempo máximo –dos horas diarias– que la OMS recomienda para conseguir un correcto desarrollo psicológico, físico y social.
Aprender a aburrirse
Aunque solo sea un día y solo por unas horas, los viajes en coche pueden ayudar a disminuir ese tiempo que el pequeño pasa con sus ojos fijados en la televisión, la tableta o el teléfono. Existen alternativas tan conocidas como jugar al veo-veo, leer un libro, o incluso, gracias al desarrollo de plataformas de audio, escuchar un podcast en familia o cantar el repertorio completo de la playlist favorita de todos. Se puede aprovechar la ida para planificar todos juntos cuál será el plan una vez todos los miembros del hogar lleguen a su destino.
Muchos niños y adolescentes recurren a sus dispositivos cuando las actividades que se les ofrece son limitadas. Sin embargo, pasar horas encerrado en un mismo lugar sin pantallas podrá hacer se enfrenten a otras situaciones aburridas en el futuro de mejor manera. Porque sí, los niños también tienen que aprender a aburrirse.
Algunas alternativas
El equilibrio también es importante. Si se trata de un viaje de doce horas, por ejemplo, ver una película puede ser una distracción. Sobre todo, en los más pequeños ayuda a evitar que se inquieten y se revuelvan en su silla. El error estaría en dejar pasar las doce horas del trayecto empalmando una película con otra, sin interaccionar con el resto de la familia ni observar el paisaje por la ventana a medida que va cambiando.
A los más pequeños pueden no ocurrírseles actividades alternativas para entretenerse. Por ello, los padres pueden llevar preparada una lista con todo aquello que pueda divertir a sus hijos en el viaje, por ejemplo, de nuevo, el veo-veo, pero también palabras encadenadas, adivinanzas, trabalenguas, inventar un cuento, furor, papiroflexia, el juego del ahorcado, piedra, papel o tijera, o una interminable lista de todo lo que se puede hacer para pasar un buen rato en familia y hacer del trayecto un tiempo más ameno.