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La neurociencia ha demostrado que los cerebros inmaduros son incapaces de retener experiencias de forma duradera

La neurociencia ha demostrado que los cerebros inmaduros son incapaces de retener experiencias de forma duraderaPexels

El curioso caso de la amnesia infantil o por qué los niños no recuerdan nada de antes de los tres años

No fue hasta 1935 cuando se le dio nombre a este fenómeno. Sigmund Freud lo llamó amnesia infantil y lo atribuyó a una represión mental sobre eventos de naturaleza psicosexual traumática. Las hipótesis han evolucionado, aunque el término ha permanecido

En una de las escenas de la película Del Revés, dos personajes turquesas con un tubo de aspiradora se dedican a borrar algunos recuerdos, como números de teléfono, los cuatro años de clases de piano de cuando Riley (la protagonista) era pequeña –menos el Para Elisa–, los nombres de los presidentes de Estados Unidos y de sus muñecas. Los recuerdos se precipitan al vacío y «nada vuelve del vertedero», explica el que parece el encargado, con su casco y su libreta.

Algo así ocurre en el cerebro de los niños cuando van creciendo y abandonan la primera infancia. Ya en 1893 la psicóloga norteamericana Carolina Miles se propuso estudiar la incapacidad de los adultos para recordar ciertos momentos de su niñez antes de haber cumplido los tres o cuatro años. No obstante, no fue hasta 1935 cuando se le dio nombre a este fenómeno. Sigmund Freud lo llamó amnesia infantil y lo atribuyó a una represión mental sobre eventos de naturaleza psicosexual traumática. Las hipótesis han evolucionado, aunque el término ha permanecido.

Según la neurociencia ha venido confirmando desde Freud, a los cerebros inmaduros les falta la capacidad de almacenar experiencias con consistencia. En los pocos casos en que ocurre, los recuerdos son borrados al aparecer nuevas neuronas. La amnesia infantil supone que no se almacenan experiencias que resultan fundamentales para el desarrollo y la formación de la persona. Aun así, se conservan en el carácter y la personalidad de uno incluso en la edad adulta.

Distintas investigaciones han surgido para intentar dar respuesta a esta cuestión. Uno de ellos concluyó que hasta los tres años los niños pueden tener recuerdos importantes del último año, pero a medida que crecen, la tasa de recuerdo disminuye de manera drástica. Cuando tienen entre 8 y 9 años, la mayoría de ellos solo pueden recordar un 35 % de lo vivido antes de los tres. Los autores atribuyeron estos cambios a la manera en que se forman los recuerdos y se almacenan mientras los niños cumplen años. Es a partir de los 7 cuando las experiencias guardadas tienden a ser más lineales y empiezan a encajar en una estructura de tiempo y espacio, que puede ocasionar que se borren los recuerdos anteriores.

Los recuerdos se guardan en la corteza cerebral. Entre los dos y los cuatro años, el hipocampo del cerebro conecta estas zonas en una fuente central de información, pero que a medida que uno envejece, puede limitar el almacenamiento de recuerdos tempranos. La comunidad científica no ha alcanzado el consenso sobre por qué y cuándo se borran las primeras huellas en la memoria, pero una de las teorías afirma que la rápida producción de neuronas en bebés puede influir en la capacidad de retención de los recuerdos de la infancia. Otra de las líneas de investigación sugiere que las personas zurdas o ambidiestras son capaces de rememorar con mayor claridad su infancia al haber en sus cerebros una mayor comunicación entre los hemisferios izquierdo y derecho.

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