La tradición que rompe la Reina Margarita para proteger a su hijo Federico

Genoveva Casanova ha desaparecido del foco mediático después de que la revista Lecturas publicase hace menos de una semana sus comprometidas fotos con el Príncipe de Dinamarca. Éste, en cambio, no lo tiene tan fácil para abandonar la esfera pública y lleva todo este tiempo afrontando su agenda oficial, empezando por los actos que se llevaron a cabo con motivo de la visita de los Reyes de España a su país.

Mientras se desconoce dónde está la mexicana, el Príncipe heredero se enfrenta esta semana a uno de los actos más notables de la monarquía danesa: la tradicional cacería real. Varias veces al año se invita a representantes de la comarca, del municipio y de la empresa a cazar junto a ellos y otros aficionados en los bosques de Gribskov. La próxima será el jueves 16 de noviembre y por primera vez en la historia los medios de comunicación estarán vetados.

La Reina Margarita ha puesto fin, de esta forma, a una tradición milenaria que data de quince años de historia. El tabloide danés BT revela que la Casa Real de Dinamarca en su conjunto ha tomado la decisión para evitar cualquier tipo de polémica con respecto al Príncipe. No es de extrañar que, tras la revelación de las fotografías, el futuro Rey vive sus horas más bajas.

Su silencio ha enfadado a los periódicos del país, quiénes aseguran que «la estrategia de ignorar el problema está obsoleta, ya no funciona». Aunque también cuenta con defensores como la experta en Casa Real Danesa, Tove Taalesen: «Si comentan sobre semejante intercambio de rumores, sería como abrir un avispero. Están haciendo exactamente lo que harían la Casa Real noruega, la Casa Real sueca o la Casa Real británica en tales situaciones: quedarse quieto en el barco y esperar hasta que la tormenta haya pasado».

Para evitar más especulaciones y que el rumor acaba por su propio peso, la Reina Margarita ha decidido que serán los propios profesionales adscritos a la Casa Real los que tomen las fotografías y quiénes lleven a cabo las notas de prensa con la información oportuna del evento. Algo que, en palabras de los periodistas, terminará repercutiendo su ya maltrecha opinión pública, puesto que este tipo de eventos son utilizados como networking. «La Casa Real también desempeña una función en el Estado y es importante ser consciente de cuándo sus actividades tienen más que ver con esas relaciones personales que surgen cazando que con otras cuestiones».

Resulta curioso, además, que se bloquee a la prensa a una cacería, el mismo deporte en el que paradójicamente conoció a esta amistad. Susana Griso revelaba que se llevan a cabo los fines de semana y que se hacen con presupuestos de hasta tres meses de antelación. Un círculo que suele ser exclusivo y a cuya cacería acudió la mexicana como invitada a través de unas amigas. «A Genoveva le gusta mucho, asiste con frecuencia y conoce a Federico. Ella asegura que son amigos, que Federico venía a una exposición en Madrid y ella se comprometió a enseñárselo».

Lo cierto es que, pese a las críticas que acumula, este deporte es una de las debilidades de la familia real, que no deja de mostrar sus trofeos en redes sociales. Los ciervos u otros animales abatidos se exhiben en el patio de Fredensborg mientras Federico, vestido para la ocasión, pasea entre los cadáveres inspeccionando las piezas y escuchando el relato de los otros aficionados. La Princesa Mary también suele acudir año tras año, aunque dada las circunstancias, podrá declinar acompañar a su marido.