Quién es 'El Turronero', el empresario andaluz famoso por sus multitudinarias fiestas

El nombre de José Luis López aparece inevitablemente junto a la de fiesta. El conocido empresario andaluz al que apodan desde niño 'El Turronero' se ha hecho famoso en las noches sevillanas por los grandes festejos que organiza. Poco importa el motivo. Ya sea su 60 cumpleaños, el comienzo de la Feria de Abril o la comunión de su nieta Carlota, la farándula al completo responde a sus llamada y acude en masa a sus celebraciones multitudinarias. Carmen Lomana, Albert Rivera, Bertín Osborne, Pitingo, Paz Padilla, Iván Espinosa de los Monteros... Nadie quiere perderse la velada.

Pero, de dónde procede su fama y dinero? Ya en su cumpleaños alquiló tres pabellones del Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla, algo a lo que no todo el mundo tiene la capacidad económica. José Luis López Fernández es uno de los empresarios más conocidos de Andalucía y, sorprendentemente, su potencial económico no le viene de vender el dulce por antonomasia navideño –que sí vendían sus padres, de ahí su mote–, sino que se dedica al sector inmobiliario.

Su padre quería que se hubiera estudiado medicina, pero a los 17 años, encontró trabajo en Sevilla vendiendo seguros de asistencia en carretera a los conductores. Pocas semanas después a trabajar ya había ganado alrededor de 120.000 pesetas, que destinó a sus padres cambiándoles el suelo de su casa y comprándoles un tresillo.

De naturaleza humilde, se hizo intermediario en temas inmobiliarios, donde se asentó durante décadas para después diversificar sus negocios y convertirse en uno de los emprendedores más importantes de Andalucía. Ha invertido en la tienda Wow, de Dimas Gimeno, expresidente de El Corte Inglés, en la línea de bolsos de lujo Hedén, en Domi Vélez, el panadero de Lebrija premiado como el mejor del mundo o en el Centro Galiani, clínica psicosanitaria que creó al conocer en la boda de su hijo al psicólogo José Antonio Galiani.

A día de hoy, suma alrededor de 100 actividades empresariales entre las que destaca también la Fundación López-Mariscal, que fundó con Carmen Mariscal, su mujer desde los veinte años, para «canalizar su carácter filantrópico y el de su familia siempre con el objetivo de ayudar a los que más lo necesitan y generar valor a la sociedad». A través de la Fundación, los vecinos de Ubrique pueden pedir ayuda para necesidades diversas.

Sin embargo, su carrera empresarial no ha estado exenta de polémica. En 2008 se vio involucrado en la Operación Karlos y fue condenado a dos años de prisión como cooperador en un delito de falsedad documental al actuar como intermediario entre Carlos Carretero y María José Campanario para conseguir la pensión de incapacidad. Al no tener antecedentes, finalmente no entró en la cárcel.

Nueve años después, se vio envuelto en la Operación Lobo y tuvo que pagar un millón de euros por emitir facturas falsas a empresas que defraudaron hasta 10 millones de euros. En esta ocasión, también pudo eludir la cárcel tras llegar a un acuerdo con la Fiscalía y la Abogacía del Estado.