Fundado en 1910
El Azor

El Azor

Los restos del buque de Franco, que usó Felipe González, siembran la polémica en Cáceres

Se ha convertido en un atractivo más del museo Helga de Alvear

El barco que usaba Francisco Franco, El Azor, era un buque con un cañón arponero que el Jefe del Estado utilizaba para pescar. Estuvo en servicio desde 1949 hasta 1992, que la Armada lo dio de baja y se procedió a su subasta. Ese barco que, también disfrutó con mucha polémica, Felipe González, en su etapa de presidente de Gobierno para sus vacaciones marineras, estuvo plantado en un hotel de carretera burgalés, fue sala de fiestas y finalmente, se encuentra en Cáceres, no sin cierta polémica, como muro artístico separando las dos zonas de la ciudad, la histórica y la moderna.

Ahora, se ha convertido en un atractivo más del museo Helga de Alvear y bien merece una excursión a ese centro de arte, que en este 2025 celebra sus primeros cuatro años de vida, y es un foco dinamizador de la ciudad, junto a la fundación cultural de Toño Pérez y José Polo, los dueños del hotel y restaurante triestrellado, Atrio y de la Casa palacio Casa Paredes, que se encuentra enfrente del parador de turismo de Cáceres.

Museo Helga de Alvear

Museo Helga de Alvear

La historia del final de El Azor es fascinante. Cuando el Estado decide poner fin a su polémica existencia como embarcación, lo manda a subasta pública, con la condición de que no vuelva a la mar. Fue adquirido por el propietario de un hotel restaurante de carretera en Cogollos, Burgos. De ahí cambia de propietario y se convierte en sala de fiestas. «Vuelve a salir a subasta, y por último, el artista madrileño, Fernando Sánchez Castillo, lo compra, lo desguaza y lo compacta para convertirlo en obra de arte». El artista lleva su obra «Azor. Síndrome de Guernica» por el mundo de exposición en exposición; Austria, Tokio, Alemania, Lituania, Países Bajos, Francia, Rusia, hasta que llega a Cáceres y curiosamente se expone en el lugar donde se había nombrado en 1936, Caudillo de España, jefe del Estado y Generalísimo de los Tres Ejércitos a Francisco Franco.

Chatarra de El Azor

Chatarra de El Azor

La mecenas y galerista, Helga de Alvear, ve la obra, se la compra y decide que un muro exterior de su museo sea el destino final. El lugar donde lo ubica podría ser la frontera imaginaria entre el casco histórico y la parte nueva de Cáceres. La he visto un par de veces y no te deja indiferente porque es un amasijo de chatarra en el que no se identifica un barco, tan solo se ha conservado el ancla. Genera curiosidad y sorpresa pero no rechazo, «a los franquistas no les gusta y a los antifranquistas tampoco» nos afirma la responsable de comunicación del museo. «La chatarra sigue teniendo un poso histórico, el autor dice que es un poco el síndrome Guernica, porque ese amasijo compactado de cubos que representan un momento histórico».

Vitrina del Museo Helga de Alvear

Vitrina del Museo Helga de Alvear

Estas fechas son estupendas para realizar una escapada para ver El Azor, comer en Atrio o dormir en una Casa Palacio. Igual que han hecho durante este año las 199.782 personas han visitado el Museo Helga de Alvear. Un museo vivo que sigue creciendo en obras, con sus 152 talleres, cursos, exposiciones temporales y las originales Helga´s Artist Talk, las Helga´s DJ sessions o los proyectos de community engament.

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