Sorpresa en la herencia de Silvia Tortosa: deja su fortuna a sus amigos tras desheredar a su marido por infiel

La actriz Silvia Tortosa, una de las grandes musas del cine del destape de la década de los setenta, falleció el 23 de marzo de 2024 a los 77 años de edad, tras una larga lucha contra el cáncer. A pesar de que está a punto de cumplirse ya el primer aniversario de su fallecimiento, este continúa copando titulares en la crónica social de nuestro país a raíz de la apertura inminente de su testamento.

La actriz habría cambiado radicalmente sus últimas voluntades poco antes de morir, cuando vivió la ruptura que nunca quiso de su hasta entonces pareja, Carlos Cánovas, por haberle sido infiel en los últimos meses de su vida.

La razón de esa repentina notoriedad fue la profunda tristeza que la envolvía tras su separación, una ruptura de la que pocos tenían noticia, y que incluso llevó a Tortosa a desheredar a su pareja, Carlos Cánovas, tras descubrirse que él había mantenido una relación paralela con otra mujer. El conflicto entre Cánovas y los amigos de la actriz, que se manifestó en medios de comunicación y confrontaciones directas, resultó ser una disputa pública sin muchas concesiones.

Las declaraciones de Cánovas, tratando de defenderse, no lograron suavizar la imagen deteriorada de su relación con Tortosa. Un año después, la historia parece haberse cerrado tal como él mismo había jurado: sin reclamar dinero, sigue vinculado con la mujer que, según se dice, causó tanto dolor a la actriz.

Sin embargo, ha sido la herencia de Silvia Tortosa la que, tras su muerte, habló por ella de manera inequívoca. La actriz había decidido desheredar a Cánovas tras 17 años juntos, dejando claro en su testamento su rechazo por la infidelidad que este había perpetrado. Su legado económico fue destinado a quienes, según ella, verdaderamente habían sido parte de su vida: su amiga más cercana, Ana Congost; dos de sus ex cuñadas, una española y otra americana; y un grupo de religiosas, las hermanitas de los pobres. Para Congost fue también la casa en las inmediaciones del Parque Güell

El patrimonio inmobiliario de Tortosa, entre el que se encontraba su preciada casa en Puerta del Hierro, fue transferido a Congost, una mujer discreta y distante de los medios, quien además de perder a su amiga, también enfrentaba la reciente muerte de sus padres, lo que hizo aún más arduo su proceso de duelo. La casa de Puerta de Hierro, ese escenario que fue testigo de tantas memorias, se ha convertido en un refugio para los amigos de Tortosa, quienes se han reunido allí para rendirle homenaje con un afecto genuino

Entre los objetos más valiosos que Congost heredó, figuraba la casa que Tortosa había habitado, una joya arquitectónica donde la actriz guardaba todos sus recuerdos. A pesar de su dolor, Ana Congost decidió repartir parte de ese legado entre quienes estuvieron cerca de Silvia en sus últimos momentos. Toni Aliaga y Chema Marín, dos de sus amigos más fieles, recibieron objetos de un valor sentimental incalculable.