La disputa por la herencia del conde de Romanones: ¿quién recibirá su título?

Álvaro Figueroa Griffith, cuarto conde de Romanones, ha fallecido a los 76 años por causas aún desconocidas. Su familia ha afrontado su pérdida desde la más absoluta discreción y tan solo se conoce que será el próximo 1 de abril cuando se celebre su funeral en una parroquia madrileña del barrio de Salamanca. No obstante, a pesar del hermetismo, ha sido inevitable frenar el interés que se ha generado alrededor de la herencia que se repartirá entre sus descendientes, la cual no está altamente vinculada con su linaje nobiliario.

Su padre, Luis de Figueroa y Pérez de Guzmán el Bueno, falleció en 1987, y su madre distribuyó parte de su patrimonio antes de morir. Cuando ella faltó, su herencia se dividió entre 21 personas, lo que redujo considerablemente la fortuna familiar. Es por ello por lo que la herencia de Álvaro Figueroa tiene poca relación con el legado aristocrático del clan, con la excepción de su título nobiliario, que se entrevé que pasará ahora a las manos de su primogénita. Su nombre es Cristina y nació fruto de su matrimonio con Lucila Domecq. Actualmente, es catedrática del departamento de Economía de Empresa de la Universidad Juan Carlos I, así como profesora de Business Administration.

Si finalmente Cristina acepta convertirse en condesa de Romanones, cabe destacar que no será la única de sus hermanos en ostentar un título nobiliario. Álvaro, el tercer hijo del aristócrata fallecido, inició hace unos años el proceso para heredar una de las distinciones familiares y, tras completarlo, ostenta actualmente el título de conde de la Dehesa de Velayos.

Este título es menos conocido que el de Romanones, aunque sigue formando parte del legado aristocrático de la familia, manteniendo su relevancia histórica y preservando su linaje dentro de la nobleza. Además de Cristina y Álvaro, Figueroa Griffith tenía tres hijos más que conforman la lista de sus descendientes directos: Carla, Alonso y Lucila. Aunque la mayoría de ellos han optado por un perfil discreto, se sabe que la primera fue pareja de Willy Bárcenas y protagonizó una portada en Interviú. Es una apasionada de la pintura como su hermana Lucila, conocida principalmente por su faceta artística e influencer. Sobre Alonso, apenas hay información pública que hable de él.

En cuanto al patrimonio inmobiliario, Álvaro Figueroa Griffith no poseía ninguna propiedad a su nombre en España. En 2019, decidió, junto a sus hermanos poner a la venta la mansión de El Viso, una de las viviendas más emblemáticas de su madre y parte del legado familiar. La propiedad fue valorada en 5,5 millones de euros, aunque, según lo publicado, dos años antes ya habían intentado venderla sin éxito. Se trataba de una casa señorial que, si bien necesitaba una reforma integral, destacaba por su privilegiada ubicación y su amplia parcela.

Estaba situada en uno de los barrios más exclusivos de Madrid, muy cerca de Nuevos Ministerios y de la exclusiva urbanización privada de Florentino Pérez. Su potencial como inversión y su valor histórico la convertían en una propiedad codiciada, aunque su estado de conservación y el elevado precio pudieron dificultar la venta. De hecho, no se tiene constancia de que finalmente lograran encontrar a alguna persona interesada en adquirirla.

Sobre los negocios, el que fuera el cuarto conde de Romanones ya no estaba activo en ningún cargo de las empresas gestionadas por la familia, tal y como informa Vanitatis. Ni siquiera en la finca Pacualete, situada en Extremadura, la tierra que desde el primer momento enamoró a Aline Griffith, su progenitora. Es allí donde se elabora la famosa mini torta de queso de su ganadería ovina, entre otras delicias gastronómicas.