Picotazos de historia
Khaled al Asaad, el arqueólogo y héroe que protegió la antigua ciudad de Palmira con su vida
Este arqueólogo fue asesinado por Estado Islámico en 2015. Gracias a su trabajo, la legendaria urbe pasó a formar parte del Patrimonio Mundial de la Unesco
Khaled al Asaad nació en la ciudad siria de Tadmor junto a las ruinas de Palmira, la legendaria capital del Imperio de ese nombre y de la Reina Zenobia. Palmira prosperó gracias a la ruta de la seda.
Khaled, que nació en el año 1933, amó con pasión su ciudad y la historia que encerraba. Estudió historia en la Universidad de Damasco y entró a trabajar en la Dirección General de Antigüedades y Museos de Siria en su propia ciudad natal. En 1963 fue nombrado Director y Custodio del Sitio Arqueológico de Palmira, desempeñando el cargo durante cuarenta años.
Todos los descubrimientos arqueológicos realizados en el lugar, durante ese tiempo, estuvieron dirigidos o supervisados por él. Participó y dirigió proyectos encaminados al desarrollo del turismo cultural y protección del sitio arqueológico.
Fue una autoridad mundial, con más de cuarenta libros publicados sobre la historia de Palmira y a él se le reconoce un papel determinante en la declaración, por parte de la Unesco, de Patrimonio de la Humanidad a las ruinas de la antigua ciudad . En el año 2003 se jubiló, aunque nunca se retiró del trabajo de campo y de la investigación, siendo sustituido por su hijo Walid.
En el año 2015 la guerra civil en Siria arde con destructora pasión. A principios de ese mes, el día 13, se comunica a las autoridades de la ciudad que las fuerzas del grupo terrorista Estado Islámico habían iniciado una ofensiva encaminada a tomar Tadmor, importante centro administrativo.
Khaled sabía de lo que esos fanáticos eran capaces por lo que organizó un frenético traslado y ocultamiento de las más valiosas e irreemplazables piezas de los museos de la ciudad. No pudo salvar las ruinas pero luchó hasta el final por proteger la herencia cultura de su pueblo.
El 18 de mayo el Estado Islámico toma la ciudad y sus alrededores, pero para entonces, Khaled al Asaad consiguió poner a salvo más de cuatrocientas piezas, especialmente seleccionadas por él, enterrándolas en algún lugar, en el desierto. Sin embargo, Khaled no pudo salir de la ciudad, no pudo y no quiso.
Tenia 83 años, había vivido allí toda su vida –excepto por los años de estudios en Damasco–, su existencia entera la había dedicado a aquel lugar y no deseaba dejarlo. En julio fue arrestado por los terroristas del Estado Islámico y durante un largo mes fue torturado para que revelara la situación de los tesoros escondidos. Nada dijo.
Aquel que ama se enfrentará a todo por lo amado. Lo contrario del temor es el amor
El 18 de agosto fue decapitado en la plaza publica y su cuerpo atado a una señal de tráfico con un cartel infamante. Su cabeza, a la que pusieron sus características gafas, fue colocada entre sus pies.
Hay un libro que se titula Las Puertas de fuego del escritor norteamericano Steve Pressfield, el texto es de lectura obligatoria en la academia militar de West Point, y trata de la defensa de las Termópilas por los espartanos durante la segunda guerra médica. Durante la lectura vemos, de manera muy secundaria, como se mantiene una discusión entre varios guerreros espartanos acerca del temor y su opuesto.
Al final, el espartano Dienekes, considerado el más valiente en las Termópilas, sentencia que: «aquel que ama se enfrentará a todo por lo amado. Lo contrario del temor es el amor».