Georgios Kastriotis, el «Alejandro Magno» de los albaneses que aterrorizó a los otomanos
El peor problema para los turcos no eran estos reinos e imperios rivales sino la existencia de gentes de frontera de origen aristocrático que provocaron grandes dolores de cabeza al gobierno de la Sublime Puerta en Constantinopla
La historia nos muestra a los otomanos como una fuerza imparable de la historia que como una ola arrasó a los bizantinos, búlgaros y balcánicos hasta llegar a las puertas de Viena. La realidad es bien distinta ya que si bien lograron llegar hasta allí para ser derrotados en 1520 y en 1532 cuando fueron aplastados duramente por las tropas del Emperador Carlos I de España y, más tarde; en 1683 donde serían de nuevo vencidos.
A pesar de los intentos de obtener vasallaje, las tensiones con el reino de Hungría y las tensiones con el Imperio español al que los turcos hostigaban con el apoyo de Francia e incluso del papado para ser derrotado, por la Santa Alianza, en Lepanto. La realidad es que el peor problema para los turcos no eran estos reinos e imperios rivales sino la existencia de gentes de frontera de origen aristocrático que provocaron grandes dolores de cabeza al gobierno de la Sublime Puerta en Constantinopla.
Aunque se habla mucho del archiconocido Vlad Tepes por su forma de combatir y aterrorizar a los otomanos y húngaros así como su astuto juego de alianzas, lo cierto es que el personaje de Drácula logró transformar al verdadero sujeto en un mito romántico, sobrenatural y desdibujado.
Otro hombre, contemporáneo de Tepes que hizo mucho daño a los turcos fue Georgios Kastriotis. Él era un noble albanés hijo de un príncipe del Epiro y madre Macedonia. Cuando la resistencia albanesa fue aplastada y el sultán aceptó la rendición, se llevó a Kastriotis y sus hermanos a la corte en calidad de Devshirme, esclavos directos del sultán; para formar parte de la élite de los jenízaros. Por ello recibieron buena educación, en la capital del Imperio se convirtió al Islam y asistió a la escuela militar de Edirne para formarse, debido a sus capacidades militares y su forma de combatir fue comparado por Alejandro Magno, recibiendo el título por el que se le conoce: Skanderbeg.
En 1443, antes de la caída de Constantinopla; con Juan Hunyadi de Hungría disputando contra los turcos y un ascendente Vlad Tepes consolidando su toma del poder el frente norte era un quebradero de cabeza por lo que se envió a los jenízaros para acabar el problema. En la batalla contra los húngaros trescientos albaneses cambiaron de bando, apostataron del Islam y sellaron una alianza con los húngaros para volver a Albania, donde llegaron tomando Krüje y abrieron un nuevo frente de guerra que haría mucho daño a los otomanos.
De hecho tras la batalla de Kosovo de 1389, que convirtió al reino de Serbia en vasallo turco; las acometidas de serbios y húngaros en la región habían sido constantes. Skanderbeg, en este contexto se hizo con el poder en la ciudad de Krüje y alzó la bandera con el águila bicéfala negra, actual bandera de Albania aliándose con Gjiergjit Arianit Komneni e hizo llamar a los nobles albaneses a la ciudad de Lezhe donde creó la Liga de Lezhe a fin de parar el avance turco.
Ayudó a Hunyadi en la Segunda Batalla de Kosovo pero no llegó a tiempo, por lo que la campaña del húngaro fue un fracaso pero las bajas otomanas permitieron que la campaña contra él no fuera fructífera debido al cansancio de las tropas turcas, la guerra de guerrillas albanesa, que hostigaba a los turcos y la incapacidad de tomar la fortaleza de Krüje, a ello sumado la muerte del sultán Murat II, cuya tropa en Albania mandaba su hijo Mehmet (futuro Mehmet II), hizo que los turcos se retiraran en 1451 y no hubieran ataques durante los próximos cinco años.
La defensa de Albania logró taponar y asegurar la península italiana de un eventual salto otomano
En este periodo se consolida el poder de Skanderbeg, se refuerza su autoridad y recibe ayuda del papado, Venecia y del reino de Aragón y Nápoles, que temían el aumento de poder de los otomanos en el mar Adriático y la amenaza a sus posesiones marítimas. De hecho Alfonso V el magnánimo, Rey de Aragón, tomó bajo su protección a Kastriota. Vlad III, el célebre Tepes, fue aliado de él también.
La defensa de Albania logró taponar y asegurar la península italiana de un eventual salto otomano a este territorio, protegido durante veinticinco años por el albanés en su resistencia. De hecho recibió voluntarios, dinero y armas, especialmente del papado. Pío II estuvo muy vinculado a Skanderbeg, especialmente tras la caída de Constantinopla; Nicolás V, el español Calixto III y Pablo II le tendrían en alta estima y ayudarían constantemente hasta tal punto de nombrarle Athleta Christi.
La defensa contra la amenaza otomana
En 1455 se produjo la traición de Hamza Kastriota, su sobrino, lo que provocó una derrota desastrosa cuando se reanudaron las hostilidades entre albaneses y otomanos. En este momento Kastriota se encontraba inspeccionando las rutas del sur para entorpecer cualquier asalto turco que desmontara su asedio al castillo de Berat. En ese momento, yendo hacia Vlore; aparecieron los turcos y masacraron a los albaneses de Kastriota por la traición de su sobrino Hamza, que con otros combatientes cambió de bando entregando valiosa información sobre pertrechos, estrategias y rutas a los turcos. La traición de Hamza duró poco ya que fue capturado en 1457 en el campo de batalla en el que Kastriota se vengó de su derrota pasada y de su sobrino, encerrado por traición en el Castillo de esta ciudad.
Hubo un acuerdo de paz entre el sultán y Skanderbeg en 1461. En 1462 fue a Italia a defender el reino aliado de Nápoles de los angevinos que pretendían desestabilizar en el trono a Fernando I de Nápoles por una cuestión dinástica al ser hijo bastardo de Alfonso V de Aragón con una amante italiana, la defensa de su aliado le generó el título de Duque de San Pedro.
A su vuelta el ejército otomano había realizado una campaña muy dura, capturando a casi todos sus capitanes, que fueron torturados en Estambul; para posicionar como líder de Albania a Ballaban Badera, partidario de los otomanos. En 1466 Mehmet II personalmente intentó acabar con la resistencia sitiando Krüje de nuevo, pero no pudo. Aquí confluye la ayuda de los napolitanos, que ayudaron a los albaneses a controlar el mar y la astucia de Kastriota que hizo imposible tomar el castillo provocando la marcha del sultán y la establecimiento de Ballaban Pasha con la orden de construir una plaza turca y empezar la invasión de la región.
En 1466 de nuevo un ejército otomano gigantesco producto de la movilización de todas las fuerzas otomanas en los Balcanes acudió a Krüje
La marcha del sultán hizo que Kastriota se lanzara al ataque, tomara el nuevo castillo otomano y matase a Ballaban Pasha. En este momento destaca Leke Dukajini, el heredero y legislador de los albaneses. En 1466 de nuevo un ejército otomano gigantesco producto de la movilización de todas las fuerzas otomanas en los Balcanes acudió a Krüje. Llegaban tropas desde Macedonia, Bosnia (islamizada a través de la conversión de los bogomilos) y Serbia. El sitio en el castillo de Krüje fue infructuoso a pesar de la muerte de Kastriota por malaria mientras Leke Dukajini vencía a los turcos en Skhodra.
Lekke Dukajini continuó con la resistencia durante diez años ya que era un gran guerrero, político y hábil diplomático que logró continuar con las alianzas heredadas de Kastriota pero también fue un gran legislador dando a luz el «Kanun de Leka Dukajini», que ordenó la vida jurídica y tradicional de los albaneses bajo su mando.
Gran recreación infográfica
Lepanto, la gran batalla naval que liquidó el mito de que la armada otomana era invencible
En el cuarto sitio de Krüje (1478) agotados por el hambre y el cansancio las tropas otomanas tomaron la ciudad tras prometer irse sin percance tras la rendición pero traicionaron sus palabras matando a todos los hombres y esclavizando a las mujeres y niños. La resistencia fue aplastada y el poder otomano se derramó durante siglos por los Balcanes sojuzgando y esclavizando a millones de serbios, albaneses, griegos, búlgaros y croatas. Tanto es así que la defensa de Europa y la Cristiandad pasaría de los jefes locales al Imperio español y los estados fronterizos.
Kastriota, muy poco conocido fuera de Albania es el padre de esta nación y ha sido reivindicado tanto por los nacionalistas albaneses como Isa Boletini como ejemplo de resistencia, así como por los comunistas albaneses de Enver Hoxha que rodaron una película sobre él en 1954 y los actuales albaneses en el sistema postcomunista.