Picotazos de historia
El peor falso Mesías del judaísmo que se convirtió al islam
Una corriente de histeria barrió las comunidades judías en oriente medio y resonó por Europa. Entre las comunidades islámicas también hubo reacciones, tanto a favor como en contra de las locuras de Sabatai
Durante el invierno de 1665 a 1666, en Jerusalén, un embalado Sabatai liberó a las mujeres judías «de la culpa de Eva», distribuyó el mundo entre sus seguidores y exhortó a la penitencia y a la renuncia de los bienes terrenales. Este último llamamiento fue impreso y en un tiempo récord llegó a ciudades tan distantes como Ámsterdam, Mantua, París o Praga. Una corriente de histeria barrió las comunidades judías en oriente medio y resonó por Europa. Entre las comunidades islámicas también hubo reacciones, tanto a favor como en contra.
El 30 de diciembre, Sabatai Zeví, o el Mesías como ya era conocido, embarcó con destino a Estambul. Debió encontrar ligeramente perturbador que, al entrar en aguas controladas por los turcos, su barco fuera detenido y el cargado con cadenas y desembarcado a la fuerza. Por si acaso, los turcos lo mantuvieron en honrosa cautividad en la fortaleza de Gallipoli.
Recibió la visita del afamado cabalista polaco Nehemía Ha Cohen quien, tras varias horas de conversación con Sabatai, pidió audiencia con el gobernador y acusó a Sabatai de impostor
Al enterarse de las noticias Natán reaccionó inmediatamente. Como profeta del Mesías explicó, de palabra y por escrito, que todo los sucedido era de carácter simbólico y en modo alguno afectaba a los planes del Mesías para reinar en el mundo. Se permitió a Sabatai recibir visitas y las comisiones de fieles se retiraban muy felices con las palabras tranquilizadoras y la autoridad y tranquilidad que irradiaba su líder. Pues más parecía un Rey que un cautivo. En los primeros días de septiembre de 1666 recibió la visita del afamado cabalista polaco Nehemía Ha Cohen quien, tras varias horas de conversación con Sabatai, pidió audiencia con el gobernador (Bey) y acusó a Sabatai de impostor. La acusación hubiera tenido más peso si no hubiera insistido en que el verdadero Mesías era él.
El 15 de septiembre Zeví fue conducido ante el Diván o consejo del sultán, donde se limitó a negar todo. El sultán Mehmed IV, que debía estar de buen humor, le propuso que eligiera entre tres opciones: primero, probar su divinidad enfrentándose a una andanada de flechas disparadas por los arqueros de su guardia. Segundo, ser empalado inmediatamente o, tercero, convertirse al islamismo y recibiría un cargo pensionado. Sabatai no dudó un instante y pasó a llamarse Aziz Mehmed Effendi y se le concedió el puesto de portero de palacio.
Las comunidades judías de Europa, al saber las noticias, dejaron que un manto de silencio cayera y un piadoso olvido tapara todo
Cuando se supo la noticia la euforia del mundo judío desapareció de la noche a la mañana. Muchas familias se encontraron arruinadas al haber renunciado a todo en medio de la histeria, el resto estaban desconcertados por la manera tan brusca e indigna como había terminado el gran sueño. Las comunidades judías de Europa, al saber las noticias, dejaron que un manto de silencio cayera y un piadoso olvido tapara todo; aunque la doctrina de los Sabateos tardó aún en morir.
Mientras, Natán de Gaza, como algunos políticos recientes, elaboraba complicadas explicaciones que justificaban y desvirtuaban la realidad que era evidente a todos: que su líder había hecho apostasía y los había dejado tirados.
Con el tiempo las crisis maniáticas de Sabatai ( ahora Aziz Mehmed Effendi) se hicieron más frecuentes y agudas. Respecto a estas no encontré información excepto el historiador Paul Johnson que asegura que, Sabatai, volvió a proclamarse Mesías y que desarrolló afición por «extrañas travesuras sexuales». Estas debieron ser lo suficientemente embarazosas como para que el sultán lo desterrara a Albania, donde falleció en 1676.
Natán –un inasequible al desaliento– inmediatamente reelaboró todo un relato para sustentar el carácter divino de «su» mesías, que de ninguna manera había muerto, si no que «había ascendido a los cielos para ser absorbido por las luces de las estrellas».
Con todo, o más bien a pesar de todo, el movimiento Sabateo o Shabetaista todavía perduraría durante un siglo y tendría un pequeño auge gracias a otro iluminado, el cual les explicaré otro día.