Grandes gestas españolas
La Guerra de Ifni: los heroicos Paracas en la última guerra del ejército español
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En 1476, Los Reyes Católicos fundaban Santa Cruz de la Mar Pequeña, un emplazamiento pesquero y comercial en Ifni frente a Canarias en la costa occidental africana. Pero a mediados del siglo XVI la monarquía española centró todos sus esfuerzos en la empresa americana y acabaría casi abandonado.
Tres siglos después el Tratado de Wad-Ras de 1860 reconocía su españolidad, aunque no sería hasta tiempos de la Segunda República cuando el territorio volvió a ocuparse. El Coronel Osvaldo Capaz. retomó el dominio con una prodigiosa campaña. Su experiencia en el mando de unidades indígenas, así como sus habilidades políticas y diplomáticas, lo lograron el beneplácito absoluto de sus pobladores.
Ifni iría creciendo de forma exponencial y acabó convirtiéndose en una gran estructura urbana de más de 1.700 Km cuadrados y más de 50.000 habitantes y de los que 20.000 estaban en su capital Sidi Ifni.
Las razones de la guerra
Tras la Independencia de Marruecos, (1956) el reino alauita se lanzó a una campaña de expansión: un ficticio Gran Marruecos que incluiría los territorios franceses en Argelia y Mauritania. Fracasó en el empeño y decidieron atacar Ifni y el Sahara español
Las ansias marroquíes de ocupación se iniciaron con disturbios y sabotajes. ¿Y quién los auspiciaba? El partido Istiqlal y su brazo armado, Ejército de Liberación (EL). Eran militares cercanos a la órbita marxista que con la independencia no quisieron integrarse en las FAR (Fuerzas Armadas Reales) y organizados en guerrillas se convirtieron en líderes de este «Ejército de Liberación». Incitaban a la deserción de los soldados y policías indígenas del gobierno español y a la rebelión de los pobladores de los territorios.
Mohamed V usó hábilmente esta tesitura. Emprendió una aparente represión contra ellos y aprovechó su filiación comunista para lograr en plena guerra fría el apoyo de EE.UU. tanto militar como diplomático. Una represión aparente, ya que el heredero futuro Hassan II tenía un contacto estrecho con este ejército atacante.
Las escasas tropas españolas, mal armadas eran sobre todo efectivos indígenas, al mando de ofiçiales españoles: Grupos de Tiradores de Ifni y la Policía Indígena. Ante el grave peligro que se avecinaba, en el Sáhara tuvieron que retirarse hacia los enclaves de Villa Cisneros, El Aaiún y Villa Bens. En Ifni, aunque miles de guerrilleros se desplegaron invadiendo sus fronteras no se abandonó ningún destacamento del interior. La ciudad de Sidi-Ifni fue reforzada, aunque permaneció bajo «asedio» todo el conflicto. Se desencadenaba la conocida como la Guerra de Ifni. La última guerra española.
Incidentes, sabotajes y asedios
Los incidentes armados y sabotajes de las bandas rebeldes iban en aumento y como refuerzo militar, la XIII Bandera de la Legión se incorporaba al Sáhara en julio de 1956, al mismo tiempo que la I de Paracaidistas lo hacía en Ifni. La llegada de la moderna unidad supuso un gran impacto moral. Estaban pertrechados con armas de calidad, botas y cascos metálicos M-1 norteamericanos. Material avanzado, pero no el mejor que se tenía en el ejército, - ¿Y por qué no se envió lo mejor? Pues porque Estados Unidos, instigado por la hábil política de Mohamed, había prohibido el uso del equipamiento americano más moderno de las fuerzas armadas españolas. Por ello, la mayor parte de los materiales de la Aviación, Marina y el Ejército de Tierra quedaban vetados y tendrían que recurrir a viejos Heinkel, Junkers y Messerschmitt de la Guerra Civil y II Guerra Mundial junto a aviones de entrenamiento comprados a otros países.
Los paracaidistas desde su llegada fueron intensificando su adiestramiento, porque algunos no habían completado su instrucción y estudiaron el terreno y su adaptación a saltos paracaidistas con equipo completo de combate.
El Paraca en Llamas
Uno de estos Junkers-52 transportaba una patrulla de salto con 19 paracaidistas. Nada más despegar se produjo un fallo en el motor que pudo ser debido a un sabotaje y el piloto no pudo evitar estrellarse. Los depósitos de gasolina reventaron y con el añadido de las municiones de los paracaidistas el avión comenzó a arder. El pasillo era muy estrecho, los soldados iban con las rodillas juntas y e el momento que impactaron los paracaídas se abrieron. Envueltos en llamas, atrapados en cordones, aquello se convirtió en un infierno sin escapatoria. Pero uno de ellos, Ángel Canales consiguió salir. Con la ropa ardiendo. malherido y quemado decidió volver a entrar y poniendo en riesgo su vida logró rescatar a cinco compañeros y ayudó a recuperar los cuerpos de ocho más. Pasaría a la historia como El Paraca en Llamas. Más de cien días en el hospital estuvo luchando por su vida y el mejor pronóstico era una ceguera irreversible pero se curó milagrosamente. Él lo atribuyó a los desvelos de una religiosa que no se apartó de su cama el tiempo que estuvo hospitalizado.
La Defensa y las operaciones
España para la defensa del Ifni optó por establecer un perímetro defensivo alrededor de la capital de entre 8 y 10 km. La superioridad aérea y la infantería de marina aseguraba la llegada de refuerzos y suministros con lo que su inexpugnabilidad era sólida. El ataque a la capital, Sidi Ifni fracasó y los puestos españoles asediados iban resistiendo los ataques con valentía esperando las operaciones de socorro.
El enemigo al no poder tomar la capital, cortó las comunicaciones con todos estos puestos sitiados. El primer intento de auxilio sobre T´Zelata, fracasó y la sección del teniente Ortiz de Zárate, quedaría sitiada en una colina.
Fue entonces cuando se producirá el primer lanzamiento de paracaidistas españoles en acción de guerra: La 7ª compañía de la II Bandera Paracaidista de la hoy BRIPAC, intentaba liberar otra de las fortificaciones, Saltarían de los anticuados junkers de la Guerra Civil Española. Una operación que se conocería como la «Operación Pañuelo» nombre adjudicado por su peligrosidad: el espacio en el que debía efectuarse el salto era tan pequeño que desde el aire semejaba un pañuelo. En dos pasadas aéreas se lanzaron 75 hombres, morteros y municiones, conteniendo al enemigo hasta que llegaran las fuerzas de socorro.
La radio del ejército de Liberación seguía incitando a la sublevación general. Y en Madrid se temía por la situación: llegaban noticias del asalto a pequeñas guarniciones y de la toma de prisioneros. El infausto recuerdo del Desastre de Annual y del comportamiento salvaje de los marroquíes estaba muy presente. Habría que enviar nuevos refuerzos. Por ello, se enviará a la VI Bandera de la Legión, para colaborar con los paracaidistas. Es cuando se produce el segundo salto paracaidista de combate en Erkunt, en la llamada «Operación Pegaso».
Pero los paracaidistas también lucharon en tierra en las operaciones de curioso nombre. «Netol» (llamada así por un famoso abrillantador de metales de la época y «Gento» en honor a Paco Gento, futbolista del Real Madrid. Otras exitosas operaciones de los paracaidistas fueron la Siroco para distraer a los guerrilleros mientras se lanzaba la Operación Teide en el Sáhara; y Diana para dar a la defensa de la capital.
A lo largo del conflicto se sucedieron actitudes en extremo heroicas. Entre ellas el coraje de los españoles en Tiguisit-Igurramen, donde completamente cercados y sin enlace, resistieron los brutales asaltos de un enemigo numéricamente muy superior. Las Medalla Militares Individuales se concedieron al Teniente Ortiz de Zárate que murió heroicamente en combate y Canales, el Paraca en Llamas. Estas condecoraciones solo se otorgan a auténticos héroes de guerra, por actos de valor irrefutables
En 1958, se firma del Tratado de Cintra y terminan las hostilidades. Ifni sería declarada provincia española con representantes en Cortes con total respeto a los usos y costumbres de la población autóctona. Se construía un gran puerto con dos grandes islotes unidos a la costa mediante un teleférico de 1400 metros de longitud que permitía la carga y descarga de buques de tonelaje medio. Sería una época de paz y la de mayor prosperidad de toda su historia.
El fin del Ifni Español
El 30 de junio de 1969, la bandera de España se arriaba de Sidi Ifni y el gobierno español cedería a Marruecos, por el Tratado de Retrocesión. Había una intención implícita en que por los mismos postulados la devolución de Gibraltar se acometería en breve. Tras ello se inició un durísimo proceso de adaptación de la población de Ifni con la triste evidencia de que quedaba a expensas de un régimen tiránico. Aunque mucho peor sería el devenir de los españoles del Sahara, décadas después viviendo en campos de refugiados y sin que la ONU les haya concedido la independencia que tanto se exigió- y consiguió- para otros territorios. Y de Gibraltar ni hablamos.
Ifni junto al Sahara Occidental debería ser hoy un estado libre independiente con el español y el árabe como lengua oficial. Algo que haría justicia no sólo a la población que otrora fue española, sino a todos aquellos que lucharon y dieron la vida en aquellas tierras que eran España siglos antes de que Marruecos se definiera remotamente como país soberano.
Hoy algunos llaman a la Guerra de Ifni la guerra olvidada, y sus consecuencias políticas son muy cuestionables, pero con toda rotundidad la contienda fue un éxito militar. La actuación de los legionarios, fue muy brillante al igual que la de los tiradores, soldados de reemplazo y de algunos policías indígenas leales. También la de los infantes de marina porque aseguraron las fundamentales cabezas de playa que garantizaron los envíos de tropas y aprovisionamientos desde la península. Pero el caso de los paracaidistas fue especial y los marcó para siempre.
Los Paracaidistas y el Espíritu de Ifni
El general de Brigada Vicente Bataller así lo explica. «El riesgo del salto no distingue jerarquías. Lanzarse al vacío une a mandos y tropa y cuando un enemigo les espera en tierra con posibilidad de ser un blanco fácil de sus disparos incrementa aún más la unión entre ellos. El bautismo de fuego y los saltos de guerra en Ifni marcaron el estilo y espíritu de los paracaidistas del Ejército de Tierra que 70 años después aún perdura» Por ello, precisamente, el primer lema de su ideario reza: «En Ifni se abrió el libro de nuestra historia, no escatimaré mi sangre para escribir en él páginas de gloria”