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La gesta alrededor del Rokiski: la Infanta Beatriz y González-Gallarza (parte II)

GRANDES GESTAS DE LA HISTORIA

La gesta alrededor del Rokiski: la Infanta Beatriz y González-Gallarza (parte II)

En el artículo La gesta del Rokiski: el emblema español de alcance mundial se narraba cómo había surgido el Rokiski, emblema de la aviación española, y la inspiración de la infanta Beatriz de Orleans en la biblioteca egipcia del duque de Montpensier de Sanlúcar de Barrameda. También se explicaba cómo había mantenido su esencia con leves cambios y sobre todo su carácter pionero y su influencia en todos los emblemas aéreos militares deportivos o comerciales del mundo. Apuntamos también que hubo singulares figuras que giraron en torno al famoso Rokiski, que es como se denomina por efecto de la llamada metonimia.

Pero no explicamos el por qué no lleva ni el nombre de la Infanta, ni de su primer orfebre, Ansorena, sino el del apellido de Félix Rokiski y Fablonski un cadete de la caballería polaca que vino a España a combatir en la guerra carlista y que llegó a ser brigadier, lo que sería hoy un general de Brigada.

Félix Rokiski tuvo un nieto, Luis, muy brillante en distintas técnicas artísticas que se licenció en Bellas Artes. Aunque madrileño y de segundo apellido el españolísimo Gómez, no perdió el contacto con la cultura polaca.

Fue un gran deportista, socio fundador de la Sociedad Gimnástica española, llegó a jugar en el Real Madrid, compartiendo alineación con el mismísimo Santiago Bernabéu. Como el fútbol no tenía los sueldos actuales lo compatibilizaba con el trabajo de platero en un comercio en la madrileña calle de Carretas nº 27.

Rokiski

Rokiski consiguió una clientela que llevaba a grabar, placas de trofeos venatorios, y galardones y premios que otorgaba Alfonso XIII. Pero con la República y la guerra el taller perdió actividad. Fuentes aseguran que tuvo que cerrar y que Luis pudo sobrevivir como profesor de artes gráficas y que a la vez colaboraba en secreto con la legación polaca en el asilo de refugiados que huían del llamado «terror rojo».

Eduardo González-Gallarza

Entre los que pidieron asilo a la diplomacia polaca estaba González-Gallarza toda una celebridad por estar considerado uno de los grandes pioneros de la llamada Golden age of aviation y uno de los protagonistas del segundo gran raid de la Historia y una de las mayores gestas de la aviación mundial: el Vuelo Madrid-Manila realizado por la «Escuadrilla Elcano”. Gallarza, acompañado de los capitanes Martínez Esteve y Loriga volaron a Filipinas para afianzar lazos culturales y sentimentales con el país, que había sido provincia española hacía apenas dos décadas así como acrecentar el prestigio de los pilotos patrios. Supuso una aventura fantástica en una ruta apenas antes explorada por la aviación española. Nada menos que 17.100 kilómetros en 18 etapas en tres pequeños aviones Breguet XIX que fueron bautizados con los hispánicos nombres de Fernando de Magallanes, Juan Sebastián Elcano y López de Legazpi. Posteriormente, Gallarza intentaría en dos ocasiones dar la vuelta al mundo, con el intrépido Ramón Franco.

González-Gallarza había combatido con fiereza en la Guerra de Marruecos, y durante el socorro a la sitiada posición de Tifaruin en 1923 en vuelo rasante aniquiló un nido de ametralladoras y recibió 18 impactos en su biplano y por ello ganó la Medalla Militar Individual entre otras condecoraciones,

Monárquico de pro, fue ayudante de Alfonso XIII y de los pocos que le acompañó a Cartagena en su último viaje camino del exilio tras su abdicación en 1931.

Ese mismo año, Gallarza se retiraba del ejército por la Ley Azaña. La ley, pretendía limitar la megacefalia de oficiales en el ejército, pero tenía una gran trasfondo ideológico. Obligó a los jefes y oficiales a prometer fidelidad a la República, con la fórmula: «prometo por mi honor servir bien y fielmente a la República, obedecer sus leyes y defenderla con las armas». Suprimió a los capellanes castrenses, presentes en el ejército español desde la noche de los tiempos y tan estimados en cuerpos que están tan en contacto con la muerte. Monárquico y católico ferviente González-Gallarza decidió retirarse y entrar a trabajar en la empresa CASA de Construcciones aeronáutica que llegaría a ser mítica en la historia de la aviación.

Escuadrilla Elcano

Escuadrilla Elcano

La labor del cuerpo diplomático polaco

El 18 de Julio de 1936, día de la sublevación estaba trabajando en Madrid. Ese verano fue especialmente convulso con las masas armadas por las calles, asesinatos indiscriminados contra monárquicos, derechistas, eclesiásticos, aristócratas... Su hermano Pedro acababa de ser asesinado en Gijón, y alguien le avisó de que su vida corría peligro. Tras arriesgadas vicisitudes y traslados, pidió asilo en la legación de Polonia para él, su mujer y su familia: cuatro niños, de 5 años a 16 meses. ¿Por qué allí? Posiblemente apunta el profesor Ciechanowski porque era un país muy vinculado a la aeronáutica y Gallarza era un as de la aviación mundial.

Documento de la legación de la República de Polonia en Madrid

Documento de la legación de la República de Polonia en Madrid

Según recoge el profesor, el cuerpo diplomático de Madrid intentaba esos cruentos días proteger a civiles, defender prisioneros e instaban al gobierno al cese de asesinatos. Embajadas y legaciones identificaban sus sedes con la bandera que reconocía su invulnerabilidad y el derecho de asilo. Entre octubre y noviembre 15.000 personas se acogieron en ellas y algunas como Polonia tuvieron que alquilar edificios anejos, que llamaron Hogar Polaco.

Comunicaron al gobierno que necesitaban espacio para acoger a sus compatriotas, pero era para asilar a 400 personas, hombres, mujeres y niños de 60 familias habían pedido asilo. Polonia, era socialista, pero profundamente católica y anticomunista. Y dada la influencia soviética del Frente Popular y la gravísima persecución a la iglesia católica, simpatizaba con la causa rebelde. Y en el año 38 ya reconocía a Franco como Jefe del Estado.

En el Hogar polaco la familia Gallarza permaneció cinco meses entre otros con Gregorio Marañón y su familia, paradójico cuando había sido uno de los mayores impulsores de la llegada de la República y el ferrolano amigo personal de Franco, Juan Antonio Suanzes, futuro ministro de Industria, y que sería responsable del llamado «milagro español»

El alcalde de Madrid y la embajadora polaca descubren una placa en el Hogar Polaco.

El alcalde de Madrid y la embajadora polaca descubren una placa en el Hogar Polaco.

La estancia de los refugiados en Embajadas, consulados y legaciones era muy peligrosa porque estaban sufriendo asaltos de fuerzas milicianas, por lo que se pensó en la evacuación de los asilados. Sacar a mujeres y niños era fácil, pero hombres en edad militar era complicado. Solo podían salir los mayores de 45 años. Pero el gobierno polaco consiguió que un buque de guerra desde Valencia evacuara a un grupo entre los que se encontraba González-Gallarza y su familia.

A él le emitió un pasaporte falso, ya que no tenía ni 40 años, pero lo reconocieron y negaron su salida. Tras interrogatorios, intentos de asesinato a miembros del grupo, todos fueron salvados por la actuación de los diplomáticos polacos con situaciones donde demostraron coraje y valentía. Tras dos semanas de viaje, los asilados llegaron a Polonia sanos y salvos. Pero él sentía que su deber era estar en el frente y el gobierno polaco le ayudó a incorporarse al bando sublevado y volvió a España vía Berlín-Hamburgo-Lisboa. Sería jefe de grupo y escuadra de bombardeo de la Brigada Hispana.

Paralelamente, los infantes de Orleans en el exilio decidían también involucrarse en la contienda. Al infante Alfonso, consumado aviador, se le prohibió alistarse en el ejército del Aire para «no dar a la sublevación un carácter monárquico», pero la infanta Beatriz y sus hijos sí tomaron parte activa en la guerra. Ella fue enfermera de Sanidad Militar en «Frentes y Hospitales» con las vanguardias del Ejército nacional en Cataluña.

También gestionó la adquisición de medicinas en Europa y sobre todo, se volcó intensamente en el canje de cautivos. Una labor en la que precisamente Alfonso XIII se labró una extraordinaria imagen en Europa, en su caso, con los prisioneros de la Primera Guerra Mundial. El llamado «Día de la Victoria, Beatriz fue una de las primeras que entró en Madrid» con ayuda humanitaria.

La infanta Beatriz, enfermera de Sanidad Militar en «Frentes y Hospitales»

La infanta Beatriz, enfermera de Sanidad Militar en «Frentes y Hospitales»

Sus tres hijos serían aviadores, y se incorporarían al frente. Uno fue destinado a una escuadrilla de Junkers, y los otros dos a la Aviación Legionaria italiana. El mediano, Alonso, que no Alfonso, declaró a la prensa inglesa cuando dejó Londres para volar a España: «mi familia y yo lucharemos contra el comunismo donde quiera que sea». No olvidemos que su abuela había sido la única superviviente de la masacre de la familia del zar Romanov.

Alonso poco después de salir del aeropuerto de Tablada en Sevilla rumbo al combate su avión caería en Monesterio (Badajoz). Sus restos carbonizados fueron recogidos en un saco y entre ellos se halló el rokiski con el distintivo legionario en el emblema que su madre había diseñado y que portaba en el pecho. Cuentan en Sanlúcar que toda su vida la infanta Beatriz seguía viendo e incluso hablando con su hijo muerto.

Alonso de Orleans

Alonso de Orleans

El Ministerio del Aire

La victoria de los nacionales debió mucho al Arma Aérea y en 1939, se creaba el Ministerio del Aire con el general Yagüe como su primer ministro, algo que sorprendió pues era un militar de tierra. Tal vez por ello, quiso contar con Eduardo González-Gallarza de quien se dijo «era probablemente el piloto más completo de toda la Aviación española».

González-Gallarza ente otros cometido se ocuparía de los nuevos emblemas. el emblema-joya de la Aviación militar en Ansorena era muy oneroso y, ni el ministerio ni los pilotos se lo podían permitir y contactó con Luis Rokiski, el nieto del militar de la caballería polaca, para fabricarlo. ¿Hubo alguna relación entre González-Gallarza y Rokiski en el peligroso periplo vivido en la embajada de Polonia? ¿Fue gratitud con el país de asilo o por haber sido Luis uno de los que le ayudó a huir con su familia? Jamás se ha escrito nada al respecto y las líneas de esta investigadora son las primeras que apuntan esta posibilidad.

Luis Rokiski, basándose en el diseño de Beatriz incorporó alguno de los elementos estéticos del nuevo régimen. En su disco central iba esmaltada el águila de san Juan sobre fondo rojo y la corona imperial dorada reposaba en la parte superior. Hizo una base metálica, normalmente de plata, y consiguió articular un sistema sencillo, más eficaz y más práctico que el bordado. El quid fue imprimir al disco una ligera curvatura. Y en ella, instalar un tornillo y una tuerca que permitía superponer el distintivo de cualquier especialidad y servicios del Ejército del Aire. Además, lo consiguió a un módico precio. También grabó estos emblemas en rombos metálicos, pulseras, anillos alfileres de corbata, bandejas...

Desde 1939 hasta su muerte en 1965, año en que un Rokiski costaba 49 pesetas, realizó todas las insignias « de los hombres del arma aérea y en cada una de ellas su apellido iba grabado en el reverso. De ahí la metonimia.

González-Gallarza, general de división en 1945, sería el primer ministro del Aire aviador y piloto y el más longevo en el cargo. Entre su labor de modernización, fomentó la creación de infraestructuras aéreas, la Escuela Militar de Paracaidismo, el servicio de Búsqueda y Salvamento y construyó el polígono de tiro de las Bardenas en Navarra.

Por su parte, la infanta Beatriz tuvo una intensa actividad caritativa durante la posguerra en Sanlúcar. Costeó la construcción de La Maternidad, un hospital gratuito en la que durante generaciones dieron a luz miles de mujeres de las clases más desfavorecidas de la comarca gaditana, y se cuenta que para ello vendería todas sus joyas.

Pese a ser protestante, le fascinaba la liturgia católica, el aviador andaluz Isidro Comas Estadill, futuro héroe de la campaña de Ifni. Le transmitió la pasión por la Semana Santa sevillana y en especial la devoción al Jesús de la Pasión y a la Virgen de la Merced, patrona e intercesora de los cautivos a los que ella tanto se dedicó. Según cuenta Isidro Comas hijo, hoy esta Virgen atesora una saya de raso marfil bordada con canutillos de oro y plata que perteneció a un vestido de corte de Beatriz, (hoy en el ajuar de Nuestra Sra. de la Merced de la Archicofradía Sacramental de Pasión).

Como puede verse en la imagen, se trata del mismo vestido

Como puede verse en la imagen, se trata del mismo vestidoCortesía de Isidro Comas (@sevillastereoscopica)

Pese a las décadas transcurridas, el ejército español sigue refiriéndose al emblema como el Rokiski, aunque muchos no saben su curioso origen. Incluso algunos piensan que es una derivación jocosa de la rosca que lleva. Pero en los diccionarios se define como «emblema que se lleva en el pecho con los distintivos de los títulos aeronáuticos que corresponden a quien lo ostenta».

En 2016 Su Majestad Felipe VI presidía el Día del Veterano en el majestuoso Arsenal borbónico de Ferrol. Pese a ser históricamente una de las más importantes plazas navales del mundo el uniforme del rey no era el de marino, sino de aviador. Esa jornada precisamente era la última en la que el hijo de González-Gallarza presidía la Real Hermandad de Veteranos de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Civil, pues se retiraba tras una década en el cargo.

Día del Veterano en Ferrol. González Gallarza hijo ante el atenta mirada de Su Majestad el Rey

Día del Veterano en Ferrol. González-Gallarza hijo ante la atenta mirada de Su Majestad el ReyGerardo Lucio

La presencia del monarca con el uniforme del Aire supuso un maravilloso homenaje a la memoria de aquel aviador de la gesta de la Escuadrilla Elcano, del que fielmente había acompañado a su abuelo hacia el exilio y el que encargó al joven de origen polaco el precioso emblema que lucía con brillantez en su uniforme de especial relevancia Felipe VI, el primer aviador de España.

Felipe VI

Felipe VI - Gerardo Lucio

Escuche y lea la primera parte del relato pinchando aquí.

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