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El blocao de Tizzi Azza, donde murió el teniente coronel Rafael Valenzuela

El blocao de Tizzi Azza, donde murió el teniente coronel Rafael ValenzuelaEFE / Zarco y López

Tizzi Azza, la batalla que le valió la Laureada al carrista que siguió luchando tras quedarse ciego

El sargento Mariano García Esteban se hizo acreedor de la más importante distinción militar por su brillante y ejemplar actuación en los combates del día 5 de junio de 1923

La caótica retirada de Annual y el subsiguiente derrumbamiento de la comandancia militar de Melilla de 1921, pusieron de manifiesto que había que dedicar más recursos al esfuerzo militar en el protectorado español.

La primera y más inmediata medida fue el socorro y la defensa de Melilla. El recién creado Tercio de Extranjeros, al mando del comandante Franco, fue enviado urgentemente a la ciudad. En los anales de la historia ha quedado la brutal marcha de los legionarios con todo su equipo a cuestas: 101 kilómetros en 33 horas.

Medios acorazados para la guerra del Rif

En estas circunstancias, el gobierno, entre otras medidas de calado, decidió autorizar la adquisición de once carros de asalto ligeros Renault FT-17 y de seis carros de asalto pesados Schneider CA-1. Con estos ingenios se organizaron las dos primeras unidades acorazadas del Ejército español: la Compañía de Carros Ligeros de Asalto de Infantería y la Batería de Carros de Asalto de Artillería. Ambas unidades serían enviadas de forma apresurada al protectorado a principios de 1922. En marzo entraron en fuego prácticamente sin instrucción.

El histórico Renault FT-17

El histórico Renault FT-17Ejercito de Tierra

El bautismo de fuego de la Compañía de Carros Ligeros de Asalto de Infantería tuvo lugar el 18 de marzo. La unidad, junto a la Batería de Carros de Asalto de Artillería y a la Sección Blindada de Ingenieros, apoyó el avance de dos de las tres banderas del Tercio de Extranjeros hacia el aduar de Ambar y las alturas que rodean Tuguntz. En la acción armada participaron siete Renault FT-17, cuatro Schneider CA-1 y los cinco camiones protegidos de los que en ese momento disponía la Sección Blindada de Ingenieros. La acción constituyó todo un ejemplo de cooperación interarmas.

Laureada de San Fernando

Prácticamente un año más tarde de su bautismo de fuego, la Compañía de Carros de Asalto de Infantería tomó parte en una ofensiva dirigida a socorrer la posición de Tizzi Azza. Desde abril, los puestos de vanguardia españoles alrededor de dicha posición estaban siendo asediados por miles de rifeños al mando de Abd-el-Krim.

El 5 de junio de 1923, antes de la salida del sol, los legionarios mandados por el teniente coronel Valenzuela se lanzaron al asalto seguidos por los Regulares. Pero el impetuoso avance de los militares españoles se vio abruptamente detenido en el barranco de Loma Roja. La enconada resistencia de los rifeños diezmaba los efectivos españoles. El jefe del Tercio cayó fulminado por una ráfaga enemiga.

En esta situación, fueron desplegadas las dos secciones de la Compañía de Carros de Asalto de Infantería. Durante el intenso tiroteo que se produjo, el capitán jefe fue herido por lo que tuvo que ser evacuado. El sargento García Esteban quedó al frente de la unidad. Desde su carro de asalto, el número 9, el militar nacido en Báguena (Teruel) dirigió a su compañía sin dudarlo un instante hacia las posiciones enemigas en Loma Roja.

En pleno combate, a través de la mirilla del vehículo de García Esteban penetró un proyectil disparado a bocajarro. Éste impactó en la cabeza del militar, por lo que perdió el ojo derecho y el izquierdo resultó gravemente afectado. En consecuencia, García Esteban perdió totalmente la visión. Sin embargo, sobreponiéndose al intenso dolor, prohibió a su conductor, el cabo Gerardo Moreno Gómez, que lo evacuase. Fue incluso más allá: le ordenó no retroceder.

Mariano García Esteban siendo evacuado de su tanque

Mariano García Esteban siendo evacuado de su tanqueMariano García Esteban siendo evacuado de su tanque

En estas terribles condiciones, García Esteban se ciñó una venda a la cabeza y, a pesar de no poder ver al enemigo, continuó haciendo fuego a ráfagas hasta consumir toda la munición. También siguió realizando movimientos con la torre del carro para que los rifeños no se apercibieran de su estado físico. Su esfuerzo no fue en balde; el enemigo fue desalojado de sus posiciones. Cumplida su misión, regresó a segunda línea. Tras su evacuación, la extrema gravedad de sus heridas le obligó a pasar un año hospitalizado. El 5 de noviembre de 1924 ingresó en el Cuerpo de Inválidos por pérdida total de la visión.

Por esta acción al sargento Mariano García Esteban se le concedió la cruz de la Real y Militar Orden de San Fernando. Fue la primera Laureada carrista en España. Le habían sido previamente otorgadas la medalla de Sufrimientos por la Patria y la medalla Militar.

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