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Judíos húngaros llegando a Auschwitz II

Judíos húngaros llegando a Auschwitz II

Franco y Auschwitz: la conexión que quiere establecer Sánchez

El Gobierno de Franco salvó a más de 60.000 judíos de morir en los campos de concentración nazis

En pleno holocausto, una de las comunidades sefardíes más numerosas era la de Salónica (Grecia). En agosto de 1943, el Consejo de Ministros autorizó su repatriación

Los Reyes de España asistirán el próximo 27 de enero al 80 aniversario de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz por los Aliados. El interés del Gobierno está en mezclar los 50 años de la muerte del general Franco con la liberación de Auschwitz, como si Franco hubiese tenido algo que ver con el exterminio de judíos por el III Reich.

Esta nueva maniobra de Moncloa lleva a recordar la película Wag the Dog (La cortina de humo en España), dirigida por Barry Levinson y protagonizada por Robert De Niro y Dustin Hoffman. La trama comienza con un escándalo sexual del presidente de los Estados Unidos que se hace público pocos días antes de su reelección, en plena campaña electoral.

Ante esta impactante noticia, que pronto se esparció en todos los rincones del país, el equipo cercano al presidente y un reconocido consultor político de la Casa Blanca, Conrad Brean —interpretado por De Niro—, se reúnen para concretar una estrategia que desvíe la atención de las personas de este escándalo, que sin duda podría comprometer la victoria electoral del presidente.

Brean, un genio del engaño en política, decide inventarse una guerra con Albania y contrata a un afamado productor de Hollywood (Dustin Hoffman) para recrear dicho enfrentamiento para la difusión en los medios de comunicación. El engaño inicialmente funciona y el presidente gana terreno rápidamente en las encuestas.

Pues bien, lo de Auschwitz suena una vez más a «cortina de humo». Pero la realidad es tozuda.

En el museo Yad Vashem de Jerusalén nos encontramos a siete españoles entre los Justos entre las Naciones, aquellos que arriesgaron su vida para salvar judíos en el peor momento de su historia: el Holocausto. Son miembros del servicio diplomático español, honrados por el arriesgado esfuerzo humanitario que realizaron durante la Segunda Guerra Mundial.

Gracias al oficial polaco Witold Pilecki, el mundo tuvo noticia en 1943 de la suerte que estaban teniendo los judíos en el III Reich. Inmediatamente, el general Franco ordenó la inmediata protección a los judíos de origen español, conocidos como sefardíes, valiéndose de una ley emitida durante el régimen del general Primo de Rivera en 1924, por la cual se les consideraba ciudadanos españoles a los judíos residentes en el Protectorado de Marruecos.

Una de las comunidades sefardíes más numerosas era la de Salónica, en Grecia, donde en la temprana fecha de 4 de agosto de 1943 el Consejo de Ministros presidido por Franco, autorizó su repatriación. Parte de ellos fueron trasladados al campo de Bergen-Belsen, de donde finalmente fueron salvados por el embajador español Sebastián Romero Radigales que consiguió su traslado a Marruecos.

El general Francisco Gómez-Jordana, que ocupó el Ministerio de Asuntos Exteriores desde septiembre de 1942 hasta su fallecimiento en agosto del año siguiente, fue el que dio las directrices al personal diplomático español para efectuar todas las medidas que fuesen necesarias para salvar el máximo número de judíos, aunque evitando en lo posible que las enormes tensiones con Berlín llevasen a un conflicto político o incluso militar con los alemanes. La amenaza de que las divisiones Panzer cruzasen en los Pirineos seguía siendo una realidad.

El sucesor de Jordana en Exteriores, José Félix de Lequerica, mantuvo la misma línea de actuación de España sobre la protección de los judíos. Posición que emanaba desde la propia jefatura del Estado, del mismísimo Franco.

El 23 de octubre de 1944 José Félix de Lequerica transmitió al embajador estadounidense que España haría todo lo posible por salvar en primer lugar a los sefarditas de nacionalidad española, en segundo lugar, a cualquier persona de origen español y finalmente el mayor número posible de judíos.

A partir de entonces, el personal de las legaciones de Berlín, Vichy (Francia), Sofía, Bucarest, Budapest y Atenas, realizaron todo lo posibles, desde la entrega de documentación española, ocultamiento y negociación de traslados al norte de África o España. En estas acciones destacaron los siguientes diplomáticos españoles:

  • Sebastián Romero Radigales, embajador a la legación de Atenas.

  • Eduardo Propper de Callejón, diplomático de alto rango en la embajada española de París y después cónsul en Burdeos.

  • José Ruíz Santaella, agregado de Agricultura de la embajada de España en Berlín.

  • Bernardo Roland de Miotta, cónsul general de España en París.

  • José de Rojas y Moreno, embajador de España en Bucarest (Rumanía).

  • Julio Palencia y Tubau, ministro plenipotenciario en Sofía (Bulgaria).

  • Miguel Ángel Muguiro, ministro plenipotenciario en Budapest, lo que llevó a ser expulsado de Hungría

  • Ángel Sanz Briz, encargado de negocios de la legación española en Budapest en el verano de 1944.

El profesor Haim Avni, de la Universidad Hebrea, especialista en el tema, ha evaluado como cifra mínima un total de al menos 40.000 judíos los que fueron salvados por iniciativa española.

Chaim Lipschitz, en su libro Franco, Spain, the Jews and the Holocaust, afirma que Francisco Franco salvó a más de 60.000 judíos durante la Segunda Guerra Mundial.

El historiador Shlomo Ben Ami, que fue embajador en Madrid y ministro de Asuntos Exteriores de Israel afirma con rotundidad que la España franquista salvó más judíos que todas las democracias juntas.

Golda Meir y Gerhart Riegner, secretario general de Congreso Judío Mundial, agradecieron al general Franco . El Premio Nobel de la Paz Elie Wiesl en 1986 ha afirmado que España fue el único país de europeo que no devolvía judíos al III Reich.

Franco, un soldado africanistas, tenía amistad y numerosos contactos con la muy numerosa comunidad hebrea que vivía en el protectorado español. Los militares españoles siempre tuvieron estrecho lazos de amistad con la comunidad hebrea de Marruecos. Amistad y lazos antiguos que llevaron a que el el general Franco ordenase al cuerpo diplomático lanzarse, costase los que costase, a la salvación de la mayor cantidad de judíos que pudiese en toda la Europa de Hitler.

Seguramente los tropecientos mil asesores de Moncloa saben poco de Historia de España. La cortina de humo de intentar mezclar al general Franco con el holocausto puede hacer que les salga el tiro por la culata.

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