Kim Ju-ae, la niña que el dictador norcoreano quiere que todos identifiquen como su sucesora

La aparición junto a sus padres, el dictador norcoreano Kim Jong-un y su esposa Ri Sol-ju, de la pequeña Kim Ju-ae, de nueve años, durante los actos oficiales del 75 aniversario del Ejército Popular, sitúan a la hija del líder de Corea del Norte como la heredera del régimen.

No es la primera aparición de Kim Ju-ae en público. La pequeña de la saga iniciada por Kim Il-sung, primer presidente de la dictadura comunista norcoreana, se dio a conocer el pasado mes de noviembre de 2022, cuando la propaganda del régimen difundió un vídeo en la que acompañaba a su padre durante una prueba de misiles balísticos con capacidad nuclear.

Hasta entonces era una completa desconocida, de hecho, ni siquiera hay certeza de que Kim Ju-ae sea su nombre real ni que tenga exactamente nueve años.

Se cree que es la hija mediana de Kim Jong-un, aquella al que el jugador de la NBA, y amigo del dictador norcoreano, Dennis Rodman, afirmó que cogió en brazos en 2013 y a la que llamó Ju-ae.

Pero a raíz de aquella primera aparición, son ya cuatro las veces en que la televisión oficial del régimen ha mostrado vídeos de la niña acompañada de su padre.

Antes de su aparición, quien se suponía que era la heredera natural de la dictadura era Kim Yo-jong, hermana del líder, que, según la inteligencia occidental, ejerce de implacable gobernante de facto de la hermética dictadura comunista.

Kim Ju-ae asistió de madrugada con sus padres y con los generales del alto mando militar tanto al coreografiado desfile militar en la tribuna del Palacio del Sol de Kumsusan, en Pionyang, y a la recepción oficial previa.

Junto a sus padres, Kim Ju-ae fue testigo del potencial militar del país que heredará. El Ejército norcoreano mostró 12 gigantescos misiles balísticos Hwasong-17 y unos tanques de nueva generación que, según analistas militares, son en realidad tanques T-72 decorados con chapas para que parezcan diseños nuevos.

Según la nota difundida por la Agencia de Noticias de Corea, recogida por el diario The Times, «los oficiales al mando saludaron con su más cálida reverencia al respetado camarada Kim Jong-un, a quien incluso querían ver en sus sueños, cuando llegó al palacio junto con su respetada hija».

Los oficiales «estaban muy emocionados de ver (en la hija de Kim Jong-un) la certeza de la seguridad eterna y el futuro del país, así como que están dirigidos por el comandante brillante siempre victorioso y de voluntad de hierro que está marcando el comienzo de una nueva era», concluyó el comunicado norcoreano.

El análisis de The Times señala dos claves que contienen el adulador comunicado: por un lado, se apunta a que las expresiones «seguridad eterna» y «futuro del país» empleadas cuando se habla de Kim Ju-ae son la evidencia más clara de que ha sido elegida por su padre como sucesora.

En segundo lugar, se recuerda que tanto Kim Jong-un como su padre, Kim Jong-il, eran adultos cuando fueron designados sucesores.

Hay más señales, una muy clara: la hija de Kim Jong-un ocupó el lugar de honor, flanqueado por sus padres.

Según el analista especializado en Corea del Norte que firma el artículo, el periodista Richard Lloyd Parry, Kim Jong-un está dispuesto a romper la tradición patriarcal de la clase dirigente de Corea del Norte.

Ya dio un enorme poder a su hermana, y ahora podría crear el precedente de situar a su hija en la cúspide del poder cuando él fallezca. Tanto las esposas de su padre como de su abuelo no hicieron nunca aparición pública, mientras que él suele aparecer con frecuencia acompañado de su esposa, y ahora de su hija.

Sin embargo, reconoció que «la exclusión de su otra hija oficial resulta curiosa». Se cree que Kim Jong-un tiene tres hijos, dos niñas y un niño.

El analista Cheong Seong-chang, del instituto Sejong, de Corea del Sur, aseguró a la CNN que, interpretando las imágenes, «no hay duda de que Kim Ju-ae ha sido designada como sucesora de Kim Jong-un».

Una vez que se confirme la designación, «hay que prestar atención a cómo esa designación afectará a las políticas internas y externas de Corea del Norte a medio y largo plazo, y cómo los norcoreanos aceptarán la sucesión en cuarta generación».