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Río de Janeiro, Brasil

Brasil, uno de los lugares preferidos por Rusia para infiltrar a sus espías

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Brasil, uno de los países preferidos por Rusia para infiltrar a sus espías

Los agentes rusos Cherkasov, Mikushin y Shmyrev convirtieron el país en su base de operaciones para actuar en Estados Unidos, Irlanda o Noruega

el país de las playas y del carnaval es también uno de los lugares en los que Rusia ha fijado su atención para crear una red de espionaje lejos del radar de los servicios de inteligencia europeos y estadounidenses. En los últimos meses han salido a la luz tres casos de agentes rusos que habían convertido Brasil en su base de operaciones para actuar en diferentes países como Estados Unidos, Irlanda y Noruega.

Después de que la identidad de los tres espías haya trascendido a la prensa, son muchos los interrogantes que quedan en el aire: ¿Por qué Brasil? ¿Cómo lograron los agentes hacerse pasar por brasileños? ¿Están las autoridades del país tomando medidas para evitar futuros casos? Y quizás la más importante de todas...¿Cómo de grande es la red y cuántos espías quedan a día de hoy en Brasil?

Un sistema burocrático frágil

Para dar respuesta a estas preguntas, los expertos apuntan a varias causas. Las tres principales, según recoge la BBC , son la fragilidad del sistema de control y emisión de documentos en Brasil, la política del país de mantenerse alejado de los conflictos internacionales que involucran a las grandes potencias y el mestizaje de su población.

En lo que al sistema burocrático se refiere, Brasil tiene un verdadero problema porque muchas medidas que fueron adoptadas para paliar situaciones irregulares se están convirtiendo en un cauce para cometer delitos. Es, por ejemplo, lo que sucedía con la expedición de la actas de nacimiento, que resultaban muy fáciles de falsificar hasta el 2017. La población de Brasil –país donde la realidad de las favelas está a la orden del día– podía obtener el acta de nacimiento en la edad adulta y sin necesidad de que mediara una partida de nacimiento.

Esta medida fue aprovechada por el agente ruso Sergey Vladimirovich Cherkasov, que obtuvo un certificado en abril de 1989 en una oficina de registro de Río de Janeiro. También fue así como se infiltró Mikhail Mikushin, cuyo certificado fue emitido en la ciudad de Padre Bernardo.

El sistema hace aguas en muchos otros aspectos. Los sobornos son frecuentes y hasta 2015 no se integraron las oficinas notariales del país. En uno de los informes que dejó el espía Cherkasov, consta que el agente entregó un collar de 400 dólares a una empleada de la administración pública a cambio de que ella lo ayudara a autenticar supuestas copias de documentos aún sin presentar los originales, algo que es ilegal. Desde ahí el camino estaba labrado. Cherkasov comenzó a tramitar legalmente la ciudadanía y obtuvo la licencia de conducir.

Además, Brasil ha tomado una deriva política lejos de la confrontación con las grandes potencias, lo que ha favorecido a los servicios de inteligencia rusos. La actitud que ha mostrado el país respecto a la invasión de Ucrania es tibia. Se sumó al resto de países en la condena a Putin en la votación de la ONU, pero después no tendió su mano a Ucrania, sino que se ha mantenido al margen y no ha enviado su ayuda. El presidente Lula Da Silva también hizo declaraciones ambiguas que provocaron que la opinión pública internacional lo acusara de alinearse con Moscú.

Luis Inació Lula da Silva presidente de Brasil

Lula hizo declaraciones ambiguas que provocaron que la opinión pública internacional lo acusara de alinearse con Moscú.Evaristo Sa / AFP

A esto hay que sumarle el tercer ingrediente. Brasil es una tierra de mestizaje. Alguien con apariencia rusa podría ser perfectamente brasileño, por lo que este destino era propicio para que los agentes se integraran y no llamaran la atención en las fronteras.

Doble vida

Los tres agentes rusos adoptaron un nombre brasileño, obtuvieron el pasaporte, y se amoldaron a la vida del país. Durante años llevaron una doble vida lejos de la mirada de los servicios secretos, hasta que sus planes se vieron frustrados.

Cherkasov pasó a llamarse Victor Muller Ferreira. Su vida parecía completamente normal: se casó con una mujer que no formaba parte de los servicios de inteligencia (previa autorización de sus superiores) e incluso tomó clases de forró –baile popular brasileño– mientras residió en São Paulo. Actuó durante años encubierto por esta nueva identidad, hasta que fue arrestado en 2022 cuando intentaba entrar a Ámsterdam para incorporarse a una prácticas en la Corte Internacional de la Haya en las que había sido aceptado. Fue enviado de vuelta a Brasil, donde se inició una investigación que terminó con una condena a 15 años de prisión por utilización de un documento de identidad falso. Durante el juicio Cherkasov admitió este hecho, pero permaneció en silencio cuando se le preguntó si era un espía del GRU (uno de los servicios de inteligencia de las Fuerzas Armadas rusas).

Sergey Vladimirovich Cherkasov tomó la identidad de Victor Muller Ferreira

Sergey Vladimirovich Cherkasov tomó la identidad de Victor Muller FerreiraDepartamento de Justicia de EE.UU.

El agente Shmyrev estaba casado con otra espía rusa llamada Irina Romanova que se encontraba de misión en Grecia

El segundo agente, Shmyrev, fue sorprendido por las autoridades después de que su novia brasileña denunciase su misteriosa desaparición en 2023. En Brasil era conocido el nombre de Gerhard Daniel Campos y dirigía una empresa de impresión 3D que había recibido encargos de el Ejército, la Marina o el Ministerio de Cultura. Sin embargo, paralelamente trabajaba para Moscú y estaba casado con otra espía rusa llamada Irina Romanova. Su mujer se encontraba en esos momentos en una misión similar en Grecia, donde también compartía sus días con otro hombre y respondía al nombre de María Tsalla.

De la noche a la mañana tanto Shmyrev como Irina desaparecieron, por lo que se sospecha que huyeron juntos. El agente abandonó a su novia sin dejar rastro y sin que mediara explicación. Irina también salió precipitadamente de Grecia. Dejó atrás su tienda y su gato, y mandó un mensaje de despedida a su pareja sin que nadie entendiese por qué. Se cree que los rusos alertaron a Irina por temor de que fuera identificada y la ayudaron a salir de Atenas.

El agente Mikushin también tomó otro nombre, el de José de Assis Giammaria. Después de unos años en Brasil se trasladó a Noruega, donde finalmente fue descubierto. Allí ejercía la labor de investigador en la Universidad Ártica. Su campo de estudio, no casualmente, eran las guerras híbridas. De esta forma se mantenía en la órbita territorial de Moscú sin levantar sospechas gracias a su pasaporte brasileño.

Mikhail Mikushin

Mikhail Mikushin fue descubierto en Noruega donde ejercía de investigador en la Universidad de ÁrticaCenter for Peace Studies/Facebook

Duro golpe para el GRU

Desde que estalló la Guerra de Ucrania, diversos países han denegado el permiso de residencia a los diplomáticos rusos, algunos de los cuales eran sospechosos de ser agentes del GRU. Esto ha supuesto un duro golpe a la red de espionaje rusa, que además ha visto cómo la Policía Nacional y la Agencia de Inteligencia de Brasil han aunado fuerzas para luchar contra el espionaje en el país tras descubrirse los casos de los tres agentes.

Ahora Rusia pide la extradición. En el caso de Cherkasov, pidieron formalmente su regreso en 2022 aludiendo a que era un traficante de drogas que estaba siendo buscado por las autoridades. Durante el proceso, sin embargo, se descubrió que se trataba de una tapadera. No resultaba razonable que el agente se quisiera entregar voluntariamente a los rusos cuando la pena por narcotráfico iba a ser mayor que la que debía afrontar en Brasil por la utilización de los documentos falsos.

Se espera que ahora los americanos pidan la extradición de Cherkasov por haber actuado en suelo estadounidense

Este 2023 el Departamento de Justicia estadounidense interpuso una acusación formal contra el agente por actuar en suelo estadounidense. Se prevé que ahora los americanos pidan su extradición, lo que podría causar una nueva brecha en las relaciones entre Brasil, Rusia, y Estados Unidos. La ley vigente en Brasil especifica que las solicitudes de extradición deben ser juzgadas por el Supremo Tribunal Federal, pero el Presidente de la República puede negarse a entregar al individuo, algo que ya ha sucedido antes.

Por el momento los tres agentes siguen siendo investigados y todavía no se conoce cuál será el destino de Cherkasov. Lo que sí queda claro es que Brasil debe poner remedio a las lagunas legales que facilitan que los agentes se infiltren.

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