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Tanque OTAN

La OTAN se encuentra ante un momento de incertidumbre por los radicales cambios en política internacional

Gasto militar

Los planes de la OTAN pueden verse afectados por la falta de inversión de gran parte de sus miembros

Apenas un tercio cumple con el mínimo del 2 % de inversión del PIB en defensa décadas después de su fundación

El gasto adecuado en defensa para cada aliado de la OTAN es un debate que existe desde la misma fundación. Estados Unidos es el país que más ha invertido en la alianza por un interés propio evidente, en especial durante la Guerra Fría.

Una vez implosiona la URSS, la organización tuvo que mutar ante los nuevos retos y escenarios de una política internacional cambiante. El crecimiento evidente de un mundo multipolar desde las cenizas del bipolar anterior supone redefinir objetivos y capacidades.

Cuando Donald Trump criticaba a la OTAN como presidente de los Estados Unidos, no se entendía que esa fuera su manera de azuzar a sus socios para que cumplieran lo antes posible con la famosa cuota del 2 % del PIB en inversión militar.

Años después, ya con Joe Biden en la presidencia y con el conflicto de Ucrania a las puertas de Europa, algunos países ya han cumplido con sus deberes pero apenas llega al tercio del total (31 más Suecia a la espera). Estas dos clases generan tensiones internas, aún más si se tiene en cuenta la situación económica de muchos de los miembros: deuda galopante, crisis de gobiernos, inestabilidad interna y presupuestos con una gran carga social.

Ante esto surgen las siguientes preguntas: ¿cuánto debe aportar cada uno? ¿Cuánto es suficiente para cada aliado? ¿La inversión debe estar coordinada con el resto?

Cómo se financia

El contexto internacional ayuda al reparto de cargas entre los aliados. El Compromiso de Inversión en Defensa (DIP, por sus siglas en inglés) de 2014 alcanzado en la Cumbre de Gales del mismo año celebrada tras la anexión rusa de Crimea estableció la cuota de ese 2 % del PIB de cada país en defensa a modo de compromiso político. También se marcaba el objetivo del 20 % del gasto anual en defensa en nuevos equipos importantes para 2024.

Como resultado, la inversión hasta el momento supera los 350.000 millones de dólares en ocho años consecutivos de aumento del gasto. Pero no todo es inversión puntual, sino que se deben definir los plazos para hacer un esfuerzo mantenido en el tiempo. La guerra de Ucrania es solo el comienzo de una larga contienda a nivel global entre superpotencias y grandes potencias.

Según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI), desde el año 2000, el gasto en defensa de Rusia aumentó un 227 %, mientras que el de China aumentó un 566 %. Así está la inversión actualmente en la OTAN en función de la cuota obligatoria.

Gasto en defensa de la OTAN

Gasto en defensa de la OTANEL DEBATE / Ángel Ruiz

La gráfica anterior es una comparación en la inversión entre 2014 y 2023. En la actualidad solo 11 de los 31 países miembros cumple con el 2 % de inversión del PIB.

Se puede hablar de tres grupos en función de sus compromisos de inversión: aquellos que ya cumplen con el objetivo del 2 % o están cerca de hacerlo; aquellos que se están moviendo rápidamente hacia ese objetivo y se espera que lo cumplan en un futuro cercano (uno o dos años); y aquellos que tienen planes para cumplir con el objetivo del 2 % pero todavía están rezagados (por debajo del 1,5 %) y es poco probable que cumplan el objetivo pronto. Entre estos se encuentra España.

El cambio más destacable es el de Polonia que incrementa en un 2 % pasando del 1,9 % al 3,9 %, siendo el país que más invierte en proporción. Le sigue Estados Unidos, Grecia, Estonia, Lituania, Finlandia, Rumania, Hungría, Letonia, Reino Unido y Eslovaquia.

Gran parte de los que cumplen son miembros del Este, antiguas repúblicas soviéticas que se encuentran en zona fronteriza con Rusia. El resto, menos Turquía y Canadá, son mayoría de Europa Central y Occidental.

El caso español es uno de los más llamativos. Es puerta de América a Europa y viceversa, lo mismo hacia África, y es el antepenúltimo en inversión con una mejora de tan solo el 0,46 % en los últimos nueve años (1,26 % en la actualidad).

Una explicación es el concepto de frontera avanzada en Marruecos y más allá. Así como en Europa del Este la frontera es directamente con Rusia, el régimen de Rabat permite ampliar la zona de seguridad varios miles de kilómetros al sur de Gibraltar.

Mohamed VI es un aliado clave de Washington, lo que no evita las fricciones con Madrid de sobra conocidas. La Unión Europea lleva años financiado a Marruecos para que refuerce su aparato militar.

Necesidades inmediatas

Se requieren años de esfuerzo sostenido para reconstruir fuerzas que en muchos casos se han debilitado de manera significativa. Tal y como reconoció el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en la última cumbre ministerio de la organización en Bruselas esta semana, «el mundo está cambiando y nosotros debemos adaptarnos al mundo».

Se deben reconstruir las fuerzas en cuanto a preparación y efectividad. Es decir, entrenamiento y ejercicios conjuntos, adquisición de municiones y repuestos para asegurar que las fuerzas de los aliados de la OTAN estén listas para el combate, en corto plazo, en cualquier circunstancia y en números suficientes.

La guerra en Ucrania ha mostrado públicamente que muchos aliados tienen dificultades para proveer de munición a Kiev e, incluso, reequipar a sus propias tropas. Por otro lado, hay que abordar las necesidades estratégicas y de inteligencia en escenarios dejados de lado en los últimos años como África y Oriente Medio.

China y Rusia están alentando cambios radicales y cada vez más rápidos en zonas calientes que pueden significar un gran problema para la seguridad de los aliados. Estos se centran también en la reconstrucción de la capacidad industrial.

La Cumbre de Vilna de 2023 y la Cumbre de Washington de 2024 son ocasiones para que los líderes de la OTAN revisen los logros y acuerden compromisos futuros.

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