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El presidente López Obrador durante el desfile militar por el 214 aniversario del Día de la Independencia en Ciudad de México

El presidente López Obrador durante el desfile militar por el 214 aniversario del Día de la Independencia en Ciudad de MéxicoCarl de Souza / AFP

López Obrador despide el mandato más violento de México con más de 200.000 muertes

El dato no recoge los homicidios y feminicidios de septiembre

Cuando llegó al poder el 1 de diciembre de 2018, aupado por una mayoría holgada y con el índice de popularidad más alto de Hispanoamérica, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) prometió dos cosas: gobernaría para los pobres y erradicaría la violencia que golpeaba México.

AMLO deja el poder en el sexenio que tendrá el crecimiento económico más bajo en los últimos cinco, según el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado.

Respecto a la violencia, otro récord con 200.000 homicidios dolosos registrados. Lo que otorga un triste promedio de 92 mexicanos asesinados diariamente, aunque se han llegado a publicar cifras de más de 120 muertes violentas al día.

De acuerdo con los dígitos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) entre el 1 de diciembre de 2018 hasta agosto de 2024, en México 196.505 personas fueron víctimas de homicidio. Si a ese delito se suman los 5.227 feminicidios, la cifra alcanza las 201.772 muertes violentas.

Estas cifras convierten el sexenio de AMLO en el más violento de toda la historia de México.

Además, durante el mandato de Morena (el partido de izquierdas creado por AMLO) se ha extendido la violencia ya que estados que antiguamente eran más pacíficos sufren disputas entre organizaciones e incremento en delitos como extorsión, desplazamientos, robos y homicidios.

Guanajuato, Baja California, Estado de México, Chihuahua y Jalisco fueron las entidades donde más homicidios, desgraciadamente, tuvieron lugar. De acuerdo con cifras oficiales, casi 4 de cada 10 delitos ocurrieron en estas entidades federativas.

Estrategia fallida: «Abrazos no balazos»

El presidente de México suele calificar el mandato de Felipe Calderón como el más salvaje. La Administración del presidente Calderón concibió como «insostenible» la criminalidad que existía en el país por lo que declaró la guerra contra el narcotráfico, involucrando al Ejército Mexicano en una lucha fratricida.

Si bien es cierto que efectuó importantes golpes a las organizaciones criminales, capturando o «abatiendo» a 22 de los 37 criminales más buscados.

En contraposición, López Obrador ha preferido no atacar directamente a las redes del narcotráfico que pueblan México, que se han rearmado y tomado más poder con el de Tabasco liderando el Gobierno mexicano.

El presidente ha preferido extender su sempiterno y sorprendente mantra: «Abrazos, no balazos». Una medida, según el parecer de Obrador, efectiva para combatir la red de delincuencia mexicana.

Dejar a sus anchas al todopoderoso narcotráfico, no parece a priori el método más seguro para ahuyentar la furia de las bandas organizadas. Tal y como demuestra la violencia desatada el pasado fin de semana en el estado mexicano de Sinaloa.

Los narcobloqueos (barricadas con vehículos incendiados creando un muro para que el Ejército mexicano no pueda arrestarles), tiroteos y asaltos de todo tipo atemorizan a más de un millón y medio de ciudadanos de Culiacán (capital de Sinaloa) y sus alrededores.

Se teme otro 'Culiacanazo' cuando, en octubre de 2016, AMLO se vio obligado a dejar en libertad a un hijo de 'El Chapo' Guzmán para que no se extendieran los asesinatos en una ciudad tomada.

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