El asesinato de Philippine a manos de un inmigrante con antecedentes marca un punto de no retorno en la sociedad francesa
Está previsto que en ciudades como Burdeos, Lille o Angers —además de la capital— tengan lugar distintas marchas en las próximas horas en repulsa al trágico suceso
Francia se encamina hacia una de las peores crisis que se recuerdan en el país en décadas. El asesinato de Philippine, una estudiante de 19 años de la Universidad París-Dauphine ha provocado un seísmo en la sociedad francesa. La joven, cuyo cadáver fue encontrado el pasado 21 de septiembre, fue la última víctima de la política migratoria del Ejecutivo de Macron, que permitió indirectamente que un criminal con antecedentes campara a sus anchas por las calles de París.
El presunto autor de los hechos —Taha—, sería un joven marroquí de 22 años que llegó a Francia procedente de nuestro país. Con tan solo 17 años, cometió su primer delito en suelo francés al violar a una mujer. Al ser menor de edad en el momento de los hechos, solamente fue condenado a siete años de cárcel.
En este contexto cobran especial protagonismo las leyes migratorias que continúan vigentes en el país y que permitieron este triste desenlace. Taha salió de prisión el pasado 20 de junio. Como su condena conllevaba la expulsión del país, fue trasladado a un centro de retención. Sin embargo, un juez decidió ponerle en libertad a principios de septiembre bajo la promesa de que cumpliría una serie de requisitos, como fichar en comisaría. Para sorpresa de nadie, dicho compromiso nunca se cumplió.
En ese tiempo, Taha, lejos de aprovechar la oportunidad que la justicia francesa le brindaba, acabó con la vida de Phillipine el 20 de septiembre, enterrando su cuerpo en el bosque de Boulogne, donde sería encontrado al día siguiente por los equipos de búsqueda. Afortunadamente, Taha acabaría siendo detenido el martes en Suiza. Un suceso que retumbó en la esfera política francesa, siendo considerado como «abominable» por el nuevo ministro de Interior, Bruno Retailleau.
Demasiadas barreras legislativas impiden a las administraciones deportar a los extranjeros que han cometido delitosDiputada de Agrupación Nacional
Ahora, una semana después de tales hechos, Francia se encuentra en una situación límite. En concreto, la ira de la sociedad francesa ha ido dirigida estos días hacia los órganos judiciales que permitieron la puesta en libertad del presunto asesino. Para ser más exactos, Taha se encontraba adscrito a una OQTF. Es decir, pesaba sobre él una orden obligatoria de abandonar el territorio francés con prohibición de regreso en 10 años. Por ello, este trágico suceso ha marcado un antes y un después en el seno de la sociedad francesa, estupefacta ante la facilidad con la que con un criminal se encontraba en la libertad más absoluta.
«Un extranjero sometido a una OQTF debe ir de la cárcel al avión, sin ser liberado», afirmó la diputada de Agrupación Nacional Edwige Diaz. «Demasiadas barreras legislativas impiden a las administraciones deportar a los extranjeros que han cometido delitos. Con este texto, que elimina las restricciones, pretendemos que la expulsión de cualquier extranjero que represente una amenaza sea sistemática», añadió.
Y es que a pesar de las declaraciones de Emmanuel Macron condenando el asesinato, la realidad es que este crimen atroz ha puesto sobre la mesa —aún más— un debate que ya viene de lejos en el territorio francés.
La sociedad francesa dice basta
Tras una semana de completa incertidumbre, marcada por la repulsa general a este asesinato, está previsto que miles de personas salgan a la calle este fin de semana. Tal como adelantaba Le Figaro, varios grupos y asociaciones han querido dar voz al sentir y pensar de toda la sociedad francesa.
«Nos reuniremos el domingo a las 15 h en la Plaza Denfert Rochereau (París) para un evento de homenaje a Phillipine. Otras familias de víctimas estarán presentes y hablarán. Queremos un homenaje digno y respetuoso», compartía en redes sociales Alice Cordier, líder de Némesis —la asociación convocante—.
Esta marcha, a la que se han unido otras plataformas como el movimiento juvenil Génération Zemmour, no será la única que tenga lugar en las próximas horas en territorio francés. En concreto, está previsto que Aix-en-Provence y Burdeos acojan distintas concentraciones este sábado, mientras que Lille y Angers ya se preparan para acaparar nuevas marchas.
De esta manera, asistimos a un fin de semana clave en el país galo, tan solo unas horas después de que el silencio invadiera todo París. Este viernes, casi 3.000 personas quisieron dar su último adiós a Phillipine en un sentido homenaje celebrado en la capital. «Estamos aquí para llorar, para orar», declaró el abad de la diócesis de Versalles, Pierre-Hervé Grosjean, en su homilía, distribuida a la prensa que aguardaba fuera de la catedral. De igual manera, Grosejan quiso recordar el gran compromiso religioso de Phillipine, especialmente en el seno de su parroquia.
Homenaje manchado por la izquierda radical
Y mientras prácticamente todo el país asiste a unos días de auténtico dolor, la izquierda francesa ha protagonizado su particular desprecio a la memoria de Phillipine. Tal como ha puesto en conocimiento el sindicato estudiantil Unión Nacional Interuniversitaria (UNI), varias asociaciones de extrema izquierda han querido borrar todo recuerdo de la joven, quien recibió distintos homenajes en varias de las universidades del país.
En los vídeos que han ido circulando por redes sociales se puede ver como algunos jóvenes se han tomado la justicia por su mano, arrancando los carteles en los que se podía leer «Justicia para Phillipine» o «Estudiante asesinado por un OQTF no ejecutado».