Alemania
«Cum-ex»: el gran fraude financiero que persigue a Olaf Scholz
«Cum-Ex» ha supuesto el mayor fraude fiscal de la historia de la República Federal de Alemania. Hasta la fecha, hay 1.500 sospechosos y alrededor de 130 bancos involucrados, entre ellos se encuentra el canciller alemán, Olaf Scholz.
En síntesis, se trataba de obtener una devolución por impuestos que nunca fueron pagados. Una vez al año, las empresas que cotizan en la bolsa determinan el importe de los beneficios que deben distribuir a sus accionistas. Hay que pagar impuestos sobre esos dividendos, que pueden reembolsarse en determinadas circunstancias.
Aquí entraron las denominadas operaciones «cum-ex» que son transacciones en las que las acciones son vendidas inmediatamente antes del pago de un dividendo (cum dividendo), pero se entregan después (ex dividendo).
Esta táctica crea un espacio en blanco sobre quién posee las acciones en el momento en que se paga el dividendo, así la maniobra permitía a ambas partes reclamar reembolsos sobre la retención de impuestos, pese a que solo se pagan una vez, cuando se emite el dividendo.
Con la ayuda de los bancos, paquetes accionarios con (cum) y sin (ex) derechos de dividendo eran movidos de un lado a otro en la fecha de registro de ganancias con tanta frecuencia, que llegaba un punto en que las autoridades fiscales ya no podían rastrear realmente quién era el propietario.
En algunos casos se consideró que había varios propietarios, y todos recibían de los bancos comprobantes por los impuestos pagados, que luego usaban para exigir su reembolso.
Los participantes fueron las instituciones financieras más fuertes del continente, como Deutsche Bank, Commerzbank, MM Warburg, Hypovereinsbank, JPMorgan, Merrill Lynch y Morgan Stanley. Estos bancos actuaron como arquitectos del esquema, diseñando transacciones intrincadas y proporcionando la infraestructura esencial para las reclamaciones fraudulentas de devolución de impuestos.
Estas operaciones cum-ex implicaban generar múltiples reclamaciones por retención de unos impuestos que solo se habían pagado una vez. Esta estratagema ha sido descrita por el Tribunal Federal de Justicia de Alemania como un «acto criminal de fraude fiscal». Aunque los expertos dicen que los esquemas cum-cum se encuentran en un área legal gris. Algunos defienden que «no es ilegal». Pero en casos individuales, en Alemania va contra la ley si el único propósito de comprar y recomprar acciones es obtener un beneficio fiscal.
De esta forma, la Oficina de Impuestos reembolsó tributos que nunca recibió. Ya en 2012 intervino el Poder Legislativo y puso fin a esas transacciones opacas. Se estima que el daño a los contribuyentes ascendería a más de diez mil millones de euros.
El banco M.M. Warburg, de Hamburgo, también estuvo involucrado en el escándalo. Las auditorías comenzaron en 2016, y se suponía que el banco devolvería 47 millones de euros por reembolsos recibidos de forma indebida. El director y copropietario de la entidad, Christian Olearius, hizo todo lo posible para evitar esa devolución.
Olearius tenía una fuerte influencia entre las autoridades y políticos de Hamburgo, y también habría recurrido a Olaf Scholz, entonces alcalde de la ciudad. Al final, las autoridades fiscales de Hamburgo condonaron la deuda, aunque después el Ministerio Federal de Finanzas les exigió cobrar el dinero.
Por estos motivos, el nuevo año tiene reservado para el canciller de Alemania algunos problemas. Un escándalo que afecta a unas elecciones que están ya encima con un Partido Socialista (SPD) bajo mínimos. La Unión Demócrata Cristiana (CDU) y la Unión Social Cristiana (CSU) quieren volver a citar a Scholz a declarar ante la comisión de finanzas del Parlamento. Dicen que el político socialdemócrata no habría dicho la verdad en las consultas anteriores relativas a este escándalo «Cum-Ex». Esto, al menos, probaría el protocolo recientemente desclasificado de una reunión de la comisión realizada en julio de 2020.
El documento muestra que el canciller alemán recordó en julio una conversación que tuvo con el banquero Christian Olearius, involucrado en Cum-Ex. Pero desde septiembre de 2020, Scholz dice no recordar nada de dicha reunión.
Las declaraciones contradictorias y la repentina pérdida de memoria del canciller en tan pocos meses plantean una serie de interrogantes, y ante las comisiones, los testigos están obligados a decir la verdad, de lo contrario pueden ser llevados a juicio
¿Omitió el canciller información sobre el mayor escándalo fiscal de la historia de la República Federal de Alemania durante los interrogatorios en las comisiones investigadoras? La oposición desea demostrarlo. Se sospecha que Scholz y otros políticos socialistas del SPD actuaron a favor del banco Warburg en Hamburgo. El canciller lo ha negado en repetidas ocasiones y tampoco hay evidencias al respecto en los diarios de Christian Olearius, que fueron requisados durante los registros policiales.
La oposición conservadora (CDU / CSU) quieren ir más allá, pero para ello deben contar con la mayoría de la comisión, pero los socialistas, liberales y verdes, que son los partidos que componen la coalición de Gobierno, quieren proteger al canciller para evitar una debacle electoral.
Mientras Scholz y el Gobierno federal luchan con éxito contra esta crisis, defendiendo que no hay razones para volver a interrogar al canciller, ni indagar más en el asunto. La Unión de Centro Derecha (CDU) ve una gran ocasión de mejorar en la intención de voto.
El Partido Demócrata Liberal (FDP), socio de Scholz, tampoco quiere que se profundice más en el asunto.
Sin embargo, en la opinión pública alemana (nada laxa ante la corrupción) el asunto ocupa gran interés y preocupación y, sin duda, va a afectar en la intención de voto en las elecciones de febrero.