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Soldados del Ejército israelí junto a edificios destruidos en Yabalia, norte de la Franja de Gaza

Soldados del Ejército israelí junto a edificios destruidos en Yabalia, norte de la Franja de GazaEFE

Las garantías de Trump que han empujado a Netanyahu a aceptar el acuerdo de alto el fuego

La tregua entrará en vigor este mismo domingo cuando Hamás liberará a los tres primeros rehenes israelíes a cambio de la excarcelación de 95 prisioneros palestinos

En poco más de 24 horas está previsto que entre en vigor el tan ansiado alto el fuego en la franja de Gaza, tras más de 15 meses de guerra. Israel y Hamás firmaron, durante la madrugada de este viernes, el acuerdo que, en el último momento, amenazó con descarrilar. Ambas partes se acusaban de introducir cambios y de tratar de «arrancar concesiones». Finalmente, y a costa de los nervios de medio mundo, el gabinete de seguridad israelí, primero, y el Gobierno en su conjunto, segundo, dieron luz verde al pacto. El acuerdo, que entrará en vigor este mismo domingo, es el mismo que ya planteó en mayo el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pero la inminente llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha empujado a Netanyahu a poner fin a los combates.

Sin embargo, según han hecho público medios hebreos, el primer ministro israelí ha recibido garantías bajo cuerda del republicano de que Israel tendrá libertad a la hora de reanudar la guerra si considera que Hamás ha violado la tregua en cualquiera de sus etapas. Además, la seguridad en Cisjordania se ha convertido en uno de los nuevos objetivos de la guerra. El acuerdo con la organización terrorista palestina, que permite la liberación de los 98 rehenes aún cautivos en Gaza, ha puesto al Gobierno de coalición de Netanyahu contra las cuerdas. Sus socios más radicales, el ministro de Finanzas, el ultranacionalista Bezalel Smotrich, y el de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, han amenazado continuamente con abandonar el Ejecutivo de aprobarse la tregua. Sin embargo, en las últimas horas, Smotrich y el primer ministro israelí llegaron a un acuerdo —se desconocen los términos— para seguir en el Gobierno.

Anteriormente, el ministro de Finanzas advirtió de que solo apoyaría el acuerdo si se reanudaban de nuevo los combates una vez finalizada la primera fase, de 42 días de duración, y que contempla la liberación de 33 rehenes a cambio de la excarcelación de más de un millar de presos palestinos, de los que 110 están condenados a cadenas perpetuas por atentados graves. En este sentido, y tras la luz verde del gabinete de seguridad, Israel publicó una lista parcial de los 95 reos —mujeres y menores— que dejará en libertad este mismo domingo a cambio de la vuelta a casa de los primeros tres rehenes israelíes. En previsión de las celebraciones en las calles ante la excarcelación de palestinos, el Servicio de Prisiones de Israel anunció que ya está tomando medidas para evitar cualquier «exhibición pública de alegría».

El sistema sanitario israelí también tiene todo preparado para recibir a los secuestrados que podrían volver con graves problemas de salud como desnutrición, traumas psicológicos o sensibilidad a la luz, entre otros. Los rehenes tendrán que pasar un reconocimiento médico y permanecerán hospitalizados, aunque no presenten síntomas graves por precaución. El Ministerio de Sanidad israelí facilitó hace unos días a los distintos hospitales unas simples instrucciones para saber cómo tratar con los cautivos. Algunas de las directrices incluyen no dar entrevistas a los medios o comunicar malas noticias. A largo plazo, el Ministerio señala que los rehenes necesitarán «atención continuada y seguimiento a largo plazo en todos los aspectos sanitarios, médicos, psicológicos y sociales», todo ello «teniendo especial cuidado con la privacidad».

Por su parte, en la Franja, donde las bombas siguen cayendo, los gazatíes esperan con impaciencia la retirada de las tropas israelíes y la entrada de ayuda humanitaria que permita desahogar la precaria situación que sufren desde hace 15 meses. El acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hamás plantea tres fases, cada una de 42 días de duración, y tan solo está definida la primera de ellas. La transición de la primera a la segunda debe volver a ser negociado entre las partes durante la jornada 16, y es este momento en el que el papel de Trump, ya como presidente de Estados Unidos, será decisivo para garantizar que la tregua siga en pie y los 65 rehenes restantes puedan volver junto a sus seres queridos.

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