
El primer ministro de Canadá, Mark Carney
La estrategia de los liberales en Canadá adelantando las elecciones para aprovechar la guerra comercial con Trump
Tras casi una década en el poder, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, se encontraba al borde del abismo. Había perdido apoyos dentro de su partido, especialmente tras la dimisión de la ministra de Finanzas, Chrystia Freeland, en las calles y en el parlamento. La moción de censura que preparaban los conservadores, y que contaría con el apoyo del Nuevo Partido Democrático —habituales socios de Trudeau— le iba a hacer caer. Solo tenía una salida. Y está a punto de salirle bien, aunque por el camino él se ha tenido que apartar de la política.
El pasado 6 de enero, Trudeau anunció su dimisión. Con el Parlamento suspendido hasta el 24 de marzo, su adiós daba a los liberales la oportunidad de elegir un nuevo líder que le sucedería como primer ministro y que tendría que navegar dos frentes tumultuosos: la clara ventaja de los conservadores en todas las encuestas y el inminente regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. Este último, por si fuera poco, inició, a su llegada, una guerra comercial con Canadá y ha amenazado con la anexión del país como el estado número 51 de los Estados Unidos.
Con todas estas cartas sobre la mesa, el nuevo primer ministro, Mark Carney, ha tomado la decisión de no esperar hasta el mes de octubre, cuando estaban programados los comicios, y adelantarlos al mes que viene, el 28 de abril. «Nos enfrentamos a la crisis más importantes de nuestras vidas» comentó Carney en la intervención donde confirmó el adelanto electoral y dio el pistoletazo de salida a la campaña.
La guerra con Trump les beneficia
¿Por qué ha adelantado Carney las elecciones? Para empezar, y ante el inminente regreso de la actividad parlamentaria, el exbanquero se asegura no caer vía moción de censura y mantener su reputación intacta. Pero es que, además, aprovecha las amenazas expansionistas de Trump y su popularidad como banquero y negociador para convocar elecciones cuando, por primera vez después de mucho tiempo, tras la pronunciada pérdida de popularidad de Trudeau, los liberales vuelven a liderar las encuestas.Según sondeos de la cadena CBC, ahora mismo los liberales cuentan con un 37,5 % de intención de voto, ligeramente por delante del 37,1 % de los conservadores. Pese a que la diferencia es mínima, el apoyo a los liberales está mucho más repartido por el territorio, lo que significa, debido a la manera de contar los votos en Canadá, que las encuestas les dan mayoría absoluta, con 174 escaños por los 134 de los conservadores.

El presidente estadounidense, Donald Trump, junto al exprimer ministro canadiense, Justin Trudeau
¿Cómo es posible que, en apenas tres meses, los liberales hayan pasado de estar desahuciados con Trudeau a liderar las encuestas de esta forma? La guerra comercial de Trump ha revivido los sentimientos nacionalistas de los canadienses, que ven en Carney, gobernador en el pasado tanto del Banco de Canadá como del de Inglaterra, a un fantástico negociador para esta situación crítica con el presidente estadounidense.
Agresivo en sus discursos hacia su homólogo estadounidense y exhaltando la identidad canadiense —fue muy vocal celebrando la victoria de Canadá sobre Estados Unidos en hockey sobre hielo, un partido que se convirtió en una cuestión de Estado—, Carney, bajo el lema «¡Viva Canadá!», se ha metido al pueblo en el bolsillo y ha recuperado todo el terreno que perdió Trudeau.
Por su parte, Pierre Poilievre, el candidato conservador que ya se veía en el poder, aparece ahora, si todo sigue este curso, como el gran derrotado de la maniobra de los liberales. Su mensaje contrario a la inmigración y a favor de rebajar los impuestos ha perdido fuerza ante el nuevo frente de las amenazas de Estados Unidos —se le ha visto confuso siempre que se le ha preguntado sobre Trump— y no está sabiendo contener la rebelión de Carney cuando ya se sentía vencedor de la guerra con Trudeau.
Sin apoyo popular, fragmentados por dentro y muy por debajo de los conservadores en las encuestas, los liberales se encontraban hace tres meses en una situación verdaderamente crítica. La manera por la que le han dado la vuelta a la situación, con el apoyo indirecto y no deseado de Trump, es digna de estudio. Aunque por el camino hayan perdido a su líder. Cerraron una puerta y se les abre un ventanal.