
La gente pasa junto a un equipo recuperado de una central eléctrica ucraniana atacada por las fuerzas rusas en Kiev
Rusia gana la partida de las negociaciones de paz: lo que esconde la tregua energética y en el mar Negro
La invasión rusa de Ucrania debía afrontar esta semana unas negociaciones clave que marcaran el inicio del fin de la guerra en el corazón del Viejo Continente. Sin embargo, Rusia ha vuelto a poner, sutilmente, palos en las ruedas en las conversaciones de este lunes, en Arabia Saudí, sobre un alto el fuego de 30 días en Ucrania. Una delegación de Estados Unidos y otra rusa se reunió en el lujoso hotel Ritz-Carlton de Riad durante 12 horas, con tres descansos de por medio, para terminar la maratoniana jornada sin declaración conjunta. Las esperadas conclusiones llegaron este martes a través de un comunicado de la Casa Blanca.

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Una vez más, el presidente ruso, Vladimir Putin, consiguió torcer el brazo de su homólogo estadounidense, Donald Trump, y recibió suculentas concesiones a cambio de aceptar una tregua en el mar Negro que beneficia, en gran parte, a Rusia. A pesar de que el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, descartó durante su rueda de prensa diaria que se fuera a hacer público el contenido del encuentro porque, según él, se trataron de «negociaciones técnicas que profundizan mucho en detalles», Washington sí lo hizo.
La Casa Blanca, a diferencia del Kremlin, emitió dos comunicados diferentes sobre los contactos que mantuvo con Rusia y con Ucrania entre el domingo y el mismo martes. En el texto, Washington aseguró que ambas partes acordaron «garantizar una navegación segura, eliminar el uso de la fuerza y evitar el uso de buques comerciales con fines militares en el mar Negro». Aun así, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, pidió a Washington «ordenar» a Ucrania respetar el acuerdo. «Necesitaremos garantías claras. Y dada la triste experiencia de acuerdos sólo con Kiev, las garantías sólo pueden ser el resultado de una orden de Washington a Zelenski y su equipo para que hagan una cosa y no otra», aseveró Lavrov en una intervención en televisión.
El acuerdo a tres bandas que se discutió en la capital saudí–una delegación ucraniana también estaba en Riad, aunque se encontró con la parte estadounidense en una habitación separada– es similar al alto el fuego marítimo que se acordó en julio de 2022 y estuvo vigente hasta julio de 2023 y permitió a Ucrania exportar casi 33 millones de toneladas de grano. Rusia, sin embargo, hizo que la tregua marítima saltara por los aires al acusar a Occidente de seguir manteniendo las sanciones a los productos rusos como los pesticidas.En esta ocasión, Moscú ha conseguido que Washington se comprometa a levantar las restricciones contra sus productos agrícolas y fertilizantes y que además apoye el regreso de Rusia al mercado internacional. Pero no sólo, para el Kremlin las concesiones van un paso más allá y habría logrado que Estados Unidos elimine las sanciones al suministro de maquinaria a su país y a las entidades financieras rusas ligadas a las exportaciones y operaciones con el sector agrícola, conectando a sus principales bancos, de nuevo, al sistema Swift.
A pesar del desafío que supone ya de por sí una negociación de este calibre, la delegación rusa llegó a la cita de Riad con una estrategia clara: dilatar las conversaciones lo máximo posible. Según publicó el diario ruso en inglés The Moscow Times, citando a cuatro fuentes cercanas al Kremlin, la orden era ganar tiempo mientras el Ejército ruso avanza en el campo de batalla. «El tiempo está actualmente de nuestro lado, e intentaremos aprovecharlo al máximo», aseveró un diplomático ruso a The Moscow Times.
Putin, que en todo momento ha evitado oponerse directamente a la propuesta de su homólogo estadounidense para poner fin a la guerra en Ucrania, ha insistido en la importancia de abordar los «matices» del acuerdo. Mientras se discuten esos detalles, que en realidad son exigencias maximalistas como la no integración de Kiev a la OTAN o el reconocimiento de la soberanía rusa sobre los territorios anexionadas, las tropas del Kremlin aprovechan para hacerse con el control del máximo territorio posible.
De hecho, según apunta este diario, entre las posibilidades que baraja Putin estaría hacerse con las regiones ucranianas de Dnipropetrovsk o Sumy para poder intercambiarlas por otras como Jersón o Zaporiyia. Así las cosas, y a pesar de que tanto Rusia como Ucrania aceptaron una tregua de 30 días en las infraestructuras energéticas, los ataques se han recrudecido y ambas partes se acusan de violar el acuerdo. Según el comunicado hecho público por la Casa Blanca, tanto Moscú como Kiev acordaron «desarrollar medidas» para prohibir los ataques contra las instalaciones energéticas. Una tregua de la que Rusia saca rédito, ya que ha sufrido graves pérdidas económicas por los continuos ataques ucranianos contra sus refinerías.
Mientras que Rusia gana los pulsos diplomáticos, sin llegar a aceptar un alto el fuego total, pero acuerda treguas que suponen un respiro para su economía, redobla sus ataques contra Ucrania. Este mismo lunes y coincidiendo con el inicio de las negociaciones en Riad, un ataque ruso contra la ciudad ucraniana de Sumi dejó más de 90 heridos. Según datos del Estado Mayor de la Defensa de Ucrania, tan solo durante las primeras horas de la jornada de este martes se contabilizaron hasta 150 enfrentamientos entre soldados rusos y ucranianos, con especial intensidad en Pokrovske, un pequeño pueblo ubicado en el óblast de Dnipropetrovsk.