Cuarteles
Las peligrosas chapuzas que tiene que hacer la Guardia Civil para cargar sus coches eléctricos
Los enchufes convencionales no deben usarse para cargar coches eléctricos, porque existe riego de incendio y pueden estropear la batería del vehículo
La Guardia Civil cuenta en la actualidad con un parque móvil de algo más de 18.000 vehículos oficiales para sus labores de patrulla, representación y seguridad ciudadana.
Aunque en algunos casos su vida útil se alarga más de lo deseable, tal y como denuncian miembros del cuerpo, el Plan Europeo de Transformación y Resiliencia establece que en su renovación debe darse prioridad a los coches eléctricos o híbridos, para fomentar el proceso de la electrificación del automóvil a nivel europeo. Para ello pone a disposición del Gobierno los fondos Next Generation.
Electrificación a la española
El Gobierno incluyó esta acción en el Plan de Transición Energética de la Administración General del Estado, que contempla la progresiva electrificación del parque móvil de las fuerzas y cuerpos de seguridad nacionales.
De hecho, ya en los años 2020 y 2021 la Guardia Civil recibió hasta 185 unidades de coches electrificados para los que no existían puntos de recarga en los cuarteles del cuerpo, sino que se optó por tarjetas prepago y la utilización de cargadores portátiles en los lugares en los que era posible su uso.
Llegan coches, pero no cargadores
La actualización del parque continuó a finales del año pasado con la incorporación en diciembre de 380 automóviles patrulla nuevos, de los cuales 230 eran eléctricos y 150 híbridos, que han estado parados durante semanas en una campa ante la falta de puestos de recarga en los cuarteles de la Benemérita.
Las tarjetas de prepago pueden utilizarse como método de pago en cargadores de las redes ya existentes, tanto en gasolineras como en electrolineras, pero los cargadores portátiles constituyen un riesgo tanto para la propia instalación eléctrica del edificio como para los propios coches eléctricos. De hecho, se están utilizando en edificios antiguos en los que la instalación eléctrica no está adaptada para su uso.
Tal y como explican los fabricantes de automóviles y los expertos en baterías, la carga de un coche eléctrico requiere de una instalación eléctrica revisada y modernizada, que debe estar adaptada para la exigencia de potencia que supone enchufar una batería de estas características, que debe estar recargando durante horas e incluso días.
Calentamiento en la red
Hay que tener en cuenta que una batería de un coche eléctrico medio que puede tener en torno a 90 kWh y necesita estar enchufada más de 40 horas a una instalación convencional de 2,3 kW (230 voltios x 10 amperios casi siempre), lo que sería un enchufe doméstico. Se trata de instalaciones antiguas, con décadas a sus espaldas, que en muchos casos no están habilitadas para un funcionamiento tan exigente. Lo que puede provocar un incendio.
En paralelo, las baterías de los coches no están preparadas para cargar en condiciones tan precarias, lo que puede provocar un rápido deterioro de las mismas e incluso una avería en el automóvil.
El problema es que el Gobierno llegó tarde al reparto de los fondos europeos Next Generation en 2022, lo que provocó un retraso en la asignación de los fondos que no fueron aprobados hasta principios de este año, lo que ha provocado un retraso en la instalación y puesta en funcionamiento de los mismos, que no llegarán hasta finales de este año.