El motivo por el que las grúas no transportan coches eléctricos si se averían en carretera

Pese a que el parque de coches eléctricos en España aún es una minoría, con una cuota de mercado que no llega al 5 % cuando en algunos países europeos ya supera el 20, es cierto que poco a poco la convivencia con este tipo de vehículos se hace más habitual.

De esta forma vamos conociendo nuevos detalles de un tipo de vehículos que no son del agrado de muchos por la vía en la que han llegado hasta nuestros garajes: la obligación, quitando de en medio nuestros coches de combustible y obligándonos a realizar elevadas inversiones para su adquisición.

Verdades y mentiras

Dejando de lado tabúes y medias verdades como que los coches eléctricos arden con facilidad –lo cual es mentira–, la realidad es que este tipo de vehículos requieren de protocolos de funcionamiento especiales. Por ejemplo, la posibilidad de que se incendien estando en un garaje ha provocado que desde Europa trabajen ya en plazas de aparcamiento que se cierren individualmente para apagar un posible incendio con más facilidad.

Es conocido también que el peso de este tipo de vehículos es más elevado de lo normal. De hecho, es habitual que superen los 2.000 kilos, lo que supone un cambio muy importante respecto a los coches normales, que suelen ser bastante más ligeros.

Un problema de sobrepeso

En este caso su sobrepeso ha obligado a replantearse la resistencia de algunos aparcamientos e incluso la funcionalidad de algunas grúas de carretera, que son incapaces de cargar con ese peso.

Normalmente las grúas están pensadas para transportar un peso máximo de 2.500 kilos, una cifra que superan modelos como el Audi e-Tron, que pesa casi 2.800 kilos, o el Mercedes EQC ( 2.620 kilos), mientras que un simple Tesla Model 3, el eléctrico más vendido, ronda los 1.800 kilos.

En este caso el tipo de peso máximo que puede remolcar una grúa convencional hace que no puedan ayudarles en carretera, lo que obligaría a usar grúas de vehículos industriales.