Seguridad vial
Un Guardia Civil revela la prenda que no deberías llevar si no quieres que te paren en los controles
La DGT espera cerrar el año con más de seis millones de controles de alcoholemia con unos 150.000 positivos, aunque no todos superan los límites permitidos
Aunque parezca mentira el consumo de alcohol al volante sigue siendo una de las principales causas de siniestralidad en carretera, de hecho según las estadísticas el alcohol está detrás de uno de cada tres accidentes en España.
Por si este dato no fuera suficiente, conviene saber que más del 50 % de los conductores que fallecen por accidente de tráfico habían consumido alcohol o drogas. El alcohol en sangre agrava mucho los accidentes de carretera, pues impide la correcta coagulación de la sangre.
El alcohol mata
Por ello la DGT aumenta cada año el número de controles de carretera, de hecho las previsiones eran alcanzar este año los 6 millones de controles de alcoholemia, a lo que habrá que sumar unos 200.000 de drogas.
Los controles de alcoholemia están compuestos por tres zonas bien definidas: la zona de acceso al control, donde se realiza la selección de los conductores que deben someterse a las pruebas de alcoholemia, la zona de test propiamente dicho donde los conductores realizan la prueba con alcoholímetros portátiles y por último la zona de seguridad, donde agentes vigilan que no se escapen conductores sin pasar por el mismo.
Zona de seguridad
En la zona de acceso se verifica además que ningún conductor se dé la vuelta ni cosas similares. En este caso, tal y como explica un agente de la Guardia Civil en un foro, hay determinados complementos que son una invitación a hacer soplar a un conductor en un control. En este caso se refiere a la gorra y a las gafas de sol, los dos complementos son una invitación a parar a un conductor.
Obviamente no es habitual que un conductor lleve las gafas de sol por la noche, del mismo modo que no es habitual conducir con una gorra puesta, algo que ya de por sí podría ser sancionable.
También se hace referencia a lo que se conoce por coches marroneros, vehículos que parece que tienen imán para la Policía y que paran con más asiduidad, algo en lo que puede influir desde el color del vehículo hasta el modelo, pues los Seat León de primera generación o los Toyota Celica y BMW Serie 3 Coupé de hace años parecen convertirse en objetivo prioritario.