Coche eléctrico
«La industria del automóvil se cae a cachos»: los fabricantes piden ayuda al Gobierno para el coche eléctrico
El automóvil se enfrenta a un año decisivo en un ejercicio marcado por las bajas ventas de eléctricos y las multas a los fabricantes que vendan demasiados coches de combustión
La patronal nacional del automóvil, Anfac, han pintado un panorama sombrío para el sector de las cuatro ruedas en España en caso de que el Gobierno no mueva ficha de manera inmediata. Por mover ficha se entiende la puesta en funcionamiento de acciones a corto y medio plazo que activen la venta de coches eléctricos.
Entre las marcas preocupa y mucho que mientras que en Europa la media de matriculaciones de coches eléctricos puros supera el 20 %, en España no llegue ni al 5 %, una cifra que marca un incierto futuro para un sector que supone en la actualidad un 10 % del PIB nacional.
Un sector que pende de un hilo
Tal y como explica el presidente de Anfac, lo que no tiene sentido es que España sea el octavo fabricante mundial de coches pero el número 17 en el ranking de ventas, con sólo un 5 % de cuota de eléctricos puros.
De acuerdo con sus previsiones, España cerrará el ejercicio actual con un millón de matriculaciones, muy pocas para el segundo productor de coches de Europa tras Alemania.
En este caso el buen hacer de las fábricas españolas ha permitido alcanzar esta situación de privilegio que puede darse la vuelta con el coche eléctrico, que supone la reinvención de toda la cadena productiva del automóvil.
15.000 millones de multa
El punto de inflexión en 2025 lo va a marcar la normativa europea CAFE, que obliga a los fabricantes a reducir las emisiones contaminantes de los coches que venden y penaliza si superan los 93 gramos de CO2 de media, una multa que puede moverse entre los 2.000 y los 3.000 euros por coche, lo que supone que entre todas las marcas podrían tener que hacer frente a unos 15.000 millones de sanción sólo en 2025.
La única manera de no pagar multas es que el sector llegue al 20 % de matriculaciones de coches eléctricos en España, algo complicado si tenemos en cuenta el punto de partida.
Un panorama incierto que Josep María Recasens, presidente de Anfac, definió con una frase muy gráfica con la que abrimos el artículo: «La industria del automóvil se cae a cachos».
Se cae a cachos
Recasens considera que los fabricantes han cargado con todo el lastre de la electrificación con ingentes inversiones en I+D mientras que otros actores de la cadena del automóvil, como pueden ser las financieras o las compañías de seguros o alquiladoras, se mantienen al margen de estas inversiones.
En este punto Recasens solicita la colaboración de 'lo público', pidiendo unas ayudas que podrían rondar los 4.000 millones de euros para dinamizar las ventas del mercado, pues si en España y Europa no se venden coches eléctricos corremos el riesgo de perder el tren del coche eléctrico y dejarlo en manos de los chinos y de Tesla.
Hay que tener en cuenta que a día de hoy el único vector de crecimiento del automóvil es el coche eléctrico, pues las ventas de coches de combustión están estancadas e incluso caen desde hace años. Por si esto fuera poco va a ser mucho más caro vender cada coche de combustible a partir del año que viene, la competencia y los márgenes irán cayendo.
Recasens aboga por un plan de ayudas a corto plazo, «las ayudas deben ser inmediatas en el tiempo y previsibles para no confundir al consumidor. El problema no es tanto la cantidad de las ayudas como la gestión».
Así las cosas el presidente de Anfac recalca que a día de hoy el plan Moves termina el 31 de diciembre por una sencilla razón, «no hay dinero, pues la dotación para el año pasado llegó de Europa».
La guinda del pastel
Pese a ello confía en haber arrancado del Gobierno el compromiso de prorrogar el actual durante el primer trimestre del año, cuando debería entrar en funcionamiento las ayudas europeas que permitiría activar un plan de choque a corto plazo, de lo contrario se dejarían de vender el año que viene dos millones de coches en Europa, lo que significa que sobrarían entre seis y siete fábricas.
En paralelo reclama la puesta en funcionamiento de campañas publicitarias a favor del eléctrico así como potenciar los cargadores para alcanzar la cifra de 600.000 puntos de carga en España en 2030.