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José Félix Pérez-Orive Carceller

José Félix Pérez-Orive Carceller

José Félix Pérez-Orive Carceller (1946-2022)

Excepcional artista de la negociación

José Félix destacaba por muchas razones, pero una era su vena comercial, su capacidad empatizar con la gente y su talento negociador

José Félix Pérez-Orive Carceller

José Félix Pérez-Orive Carceller

Nació el 11 de abril de 1946 en Logroño y falleció en Madrid el 30 de septiembre de 2022

Directivo de éxito y autor de varios libros

Como ocurre casi siempre, la muerte sorprendió demasiado pronto a mi buen amigo José Félix. Nos dijo adiós en la madrugada de ayer e, inevitablemente, se me agolpan los recuerdos y las sensaciones encontradas, al recordarlo en este momento. Nuestra amistad se forjó en el trabajo, donde nos conocimos en 1979. La categoría de amigo se adquiere con el tiempo, pero surge de manera espontánea y casi nunca buscada. Eso nos ocurrió a nosotros dos. Desde el principio, tuvimos una gran sintonía. Van allá nada menos que 43 años de estrecha relación. Ambos trabajábamos entonces en una firma farmacéutica de referencia en la España de aquella época: Antibióticos S.A.

José Félix y yo éramos los directivos más jóvenes de aquella compañía farmacéutica. Trabajamos en departamentos distintos, él en Comercial y yo en Investigación, pero pronto comenzamos a mantener largas y agradables conversaciones que se prolongaron después a lo largo de los muchos años en que mantuvimos nuestra relación. José Félix destacaba por muchas razones, pero una era su vena comercial, su capacidad empatizar con la gente y su talento negociador. Ello le valió para que el consejero delegado de Antibióticos lo enviara a Nueva York a abrir la oficina de la compañía en los Estados Unidos. Todo un reto que cubrió con la brillantez y eficacia habitual en él. Ese brillante desempeño lo trajo cinco años después a Madrid para convertirse ya en el director general de la compañía.

Su etapa como director general fue de una enorme eficacia y éxito. Mejoró considerablemente el resultado de la Compañía y llevo a cabo una transformación interna con cambios muy valientes y promocionando a gente joven y valiosa que aportaron nuevas ideas y formas de trabajar. Con la llegada de Mario Conde a Antibióticos, José Félix y yo abandonamos la compañía con unos meses de diferencia. Recuerdo la tarde en que dejó su puesto en la farmacéutica: vino hasta mi casa y estuvimos hablando largo y tendido sobre nuestro futuro. Yo que lo había visto negociar y que conocía sus habilidades en este campo, le sugerí que explotase sus cualidades. Él, además, tenía claro que no quería trabajar para terceros. De ahí salió su decisión de crear la firma «Pérez-Orive y Asociados - Mengers&Acquisitions», que se convirtió en líder en su sector. Su firma, de hecho, llegó a ser en España la que más operaciones de compraventa de negocios familiares llevó a cabo.

Como negociador, José Félix era un psicólogo excepcional y sabía entender de manera ágil las características de la otra parte. Siempre se marcaba como objetivo alcanzar acuerdos tratando de que los momentos difíciles de la negociación no dejaran sangre ni obstáculos insalvables. Recuerdo que algunas de sus primeras operaciones se las encargué yo. También le pedí que se incorporase como consejero a Zeltia y a PharmaMar después, donde era un consejero comprometido y participativo, donde solía aportar opiniones muy validas y oportunas. A lo largo de todos estos años de estrecha colaboración hemos vivido juntos experiencias difíciles y un buen número de éxitos.

José Félix era brillante y muy ocurrente. Algunas de sus sentencias, que incluso llegó a plasmar en sus exitosos libros, me ayudaron en muchas ocasiones para la toma de decisiones: «La segunda prioridad mata a la primera», «Si dudas de alguien, no te sirve» o una muy acertada que solía repetir: «En la empresa y en las negociaciones hay que meterse el orgullo en el bolsillo». Gran parte de esta sabiduría la plasmó en sus libros, algunos de ellos convertidos en éxito de ventas. Su ambición más reciente era llegar a escribir cien «Terceras» de ABC. Creo que le faltaban una o dos. Poseía una gran facilidad para la escritura. En los últimos tiempos también había redactado varias columnas para El Debate.

Como dije al principio, José Félix era mi amigo y yo veía en él multitud de virtudes. Lo voy a echar mucho de menos y nos deja un hueco enorme. Su sentido del humor y su talento para narrar historias y anécdotas nos van a faltar. Tenía una gran capacidad de fabular, pero las historias que contaba eran todas ciertas. Quien no lo conociese, podría pensar, al escucharlo, que se las inventaba, pero no, yo puedo verificar la autenticidad de todas ellas, ya que las viví a su lado. Era un viajero impenitente. Le encantaba moverse por el mundo, como a mí, y por eso también fuimos buenos compañeros de viajes, tanto profesionales como familiares.

«Un tonto y su dinero no duran mucho tiempo juntos» era una frase que solía repetir José Félix. Era una muestra de inteligencia culta y amena que le acompañó toda la vida. Nadie podía aburrirse con él. Todos los que tuvimos la suerte de contar con su amistad lo vamos a echar mucho de menos. Yo de una manera muy especial. Para mí es una grandísima pérdida, totalmente inesperada. Demasiado rápido y demasiado pronto hemos perdido a este gran amigo.

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