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El recién nombrado embajador de Argentina en España Abel Parentini Posse (d) saluda al Rey Juan Carlos durante su nombramiento en 2002

El embajador de Argentina en España, Abel Parentini Posse (d), saluda al Rey Juan Carlos durante su nombramiento en 2002EFE

Abel Posse (1934-2023)

Tan universal como argentino

Escritor y diplomático, antiguo embajador en España, su obra se divide entre la narración de Argentina y una reflexión crítica sobre el mundo contemporáneo

El recién nombrado embajador de Argentina en España Abel Parentini Posse (d) saluda al Rey Juan Carlos durante su nombramiento en 2002
Nació en Córdoba (Argentina) el 7 de enero de 1934 y falleció en Buenos Aires el 14 de abril de 2023

Abel Parentini Posse

Licenciado en Derecho, materia que nunca practicó salvo una breve etapa como ayudante de cátedra, su vida fue una unión de literatura y diplomacia. Vivió en París y Lima -ambas en dos ocasiones-, Venecia, Tel Aviv, Praga, Copenhague y Madrid. Deja un legado intelectual de 15 novelas, 8 ensayos, 5 libros de poesías y un par de cuentos.

La fidelidad peronista de Abel Posse fue seriamente rasguñada mientras desempeñaba el cargo de embajador de Argentina en Madrid, entre 2002 y 2004: según él mismo contó, las impertinencias soltadas por el presidente Néstor Kirchner durante un encuentro con empresarios españoles motivaron su cese fulminante por parte del mandatario. Sin tener culpa alguna en un incidente que, para Posse, supuso el abrupto final de una brillante carrera diplomática, que le llevó a representar a su país como embajador, además de en España, en la República Checa -presenció la escisión de la antigua Checoslovaquia-, en Perú, en Dinamarca y ante la Unesco.

Su etapa madrileña, pese a su cortedad y a su amarga expiración, fue aprovechada para contribuir, a su manera, a la regeneración de su patria, consciente de que acababa de entrar en una era de declive y turbulencias en la que aún se encuentra inmersa. El resultado de sus reflexiones fue El eclipse argentino. De la enfermedad colectiva al renacimiento, del que se desprende una lucidez que solo los más cerriles se atreverán a discutir. Y también un compendio de lo que fueron la obra y personalidad de Posse: el haber pasado el grueso de su vida fuera de Argentina no fue óbice para proyectar sobre ellas la mirada acertada. Cosmopolitismo moderado y sano patriotismo.

Sus inicios fueron, sin embargo, nítidamente provincianos, transcurriendo su primera infancia en Córdoba, si bien sus ataduras emocionales fueron con Tucumán, tierra natal de su madre. El acontecer decimonónico de aquella urbe centró la novela El inquietante día de la vida. Eso sí, fue Buenos Aires el punto de inicio de su fecunda trayectoria intelectual: en la capital se organizó lo suficiente bien como para compaginar sus obligaciones académicas con la frecuentación asidua de los ambientes literarios cuyas figuras tutelares eran Jorge Luis Borges, Manuel Mújica Laínez y algún español exiliado como Ramón Gómez de la Serna.

El bagaje de Posse le hizo merecedor de una etapa de ampliación de estudios en París. Esta primera estancia europea se hizo posteriormente extensiva a Alemania, país al que llegó de la mano de su mujer Wiebke Sabine Langenheim. En el Viejo Continente empezó a redactar Los Bogavantes, una de sus obras maestras, de tipo realista, dedicada a las tensiones ideológicas de los sesenta, con Sevilla y París como escenarios.

La obra alcanzó la final del Premio Planeta en 1968 y llegó a ser proclamada vencedora por el mismísimo José Manuel Lara. Mas la censura franquista se interpuso, frustrando la victoria de Posse, Incluso en 1975, a la versión a la venta en España le seguían faltando algunas páginas. El otro pilar de la obra de Posse es La Reina del Plata, una exaltación algo metafórica de Buenos Aires. La «argentinidad» de Posse se completó con la vida novelada de Evita Perón en La Pasión según Eva. Aunque su apertura al mundo tuvo carácter permanente. Si no, no se le entiende.

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