Julián Muñoz (1947-2024)
La versión más cutre de la vida pública
Fue, junto a Jesús Gil, el símbolo de la mayor operación de corrupción urbanística y de saqueo del erario de la historia democrática de España
Julián Felipe Muñoz Palomo
Exalcalde de Marbella
Concejal de Marbella entre 1991 y 2003, fue su alcalde a partir de 2002.
«Fui un sinvergüenza», admitió Julián Muñoz en una de sus últimas giras por los platós de Telecinco. Una demonstración de sinceridad por parte de quien acumulaba las condenas por cohecho, malversación de fondos públicos, prevaricación urbanística relacionada con la concesión de licencias ilegales durante los gobiernos municipales en Marbella del Grupo Independiente Liberal (Gil), permaneciendo entre barrotes en dos ocasiones: entre 2006 y 2008 y 2013 y 2016, año en que obtuvo el tercer grado. Posteriormente llegarían el resto de los beneficios penitenciarios y el final de una atribulada vida pública.
Nada hacía presagiar que un camarero con ascendencia abulense afincado en Marbella terminaría rigiendo los destinos de la urbe más emblemática de la Costa del Sol. Sin embargo, Muñoz cedió, de cara a las elecciones municipales de 1991, a los cantos de sirena de Jesús Gil, empeñado en regenerar una Marbella que empezaba a decaer. Terminó ocurriendo todo lo contrario, gracias al inestimable concurso de Gil y Muñoz.
Con todo, los inicios fueron, al menos en apariencia, prometedores: el nuevo alcalde proyectaba limpieza, mientras el concejal raso se servía hábilmente de su campechanía para acabar, evitando enfrentamientos vecinales, con los últimos sedimentos de chabolismo en Marbella. Mientras, de forma sigilosa, ambos –juntamente con otros miembros de la Corporación municipal– ponían en marcha la mayor operación de corrupción urbanística y de saqueo del erario de la historia democrática de España.
Pero el gran público aún ignoraba esos desmanes y votaba en masa al Gil. Así ocurrió en 1995 y 1999. Resulta interesante observar la progresión de Muñoz en las sucesivas candidaturas: sexto en 1991, tercero en 1995 y segundo en 1999. Por eso cuando Jesús Gil fue inhabilitado en 2002, Muñoz le sucedió con toda la naturalidad al frente de la alcaldía. Lo que debía ser el culmen de su carrera terminó convirtiéndose en su bajada a los infiernos.
Muñoz no solo frenó las irregularidades de su antecesor, sino que las fomentó. Aunque favoreciendo intereses ajenos a los del clan capitaneado por el presidente del Atlético de Madrid. La consecuencia de la osadía no se hizo esperar: el 13 de agosto de 2003, Muñoz fue derrocado por una moción de censura impulsada por el Gil. Semejante revés no supuso su desaparición de la vida pública: meses antes se había hecho público su romance con la tonadillera Isabel Pantoja, que también acabaría arrastrada por la corrupción marbellí. Durante ese periodo de vino y rosas, la pareja se exhibía permanentemente, alternando escenas propias de adolescentes con actitudes chulescas y desafiantes.
Entretanto, el frente judicial se estrechaba sobre Muñoz, ya convertido en un exponente de la España más cutre. Sonado, sin ir más lejos, fue su enfrentamiento con Jesús Gil en Telecinco, cómo no, a finales de 2003. Toda una exhibición de estilo barriobajero. «Felicidades para la señora Pantoja. Te vas a comer el pollo. Cuenta de dónde sacas el dinero para la campaña», le espetó el fallecido promotor inmobiliario. Fue uno de los momentos más refinados del enfrentamiento.